Definitivamente no podemos naturalizar en nuestra provincia que, como si se tratase de un juego de video, que se contabilicen cada día más y más muertes a causa de la violencia que reina en las calles y de la inseguridad que se apoderó de Tucumán. El empeoramiento de las condiciones de vida ha impactado de lleno en el aumento de hechos de violencia, así como también en los fatales desenlaces que estos conllevan la mayoría de las veces.
De esta forma, un panorama desolador se pinta en el horizonte de nuestra provincia cuando los conflictos entre familias y vecinos se resuelven a tiros, generando más y más derramamiento de sangre. En ese sentido, el agotamiento de la gente que vive en determinados barrios queda reflejado en olor a muerte que puede sentirse, según expresan los habitantes de zonas que limitan con los accesos a la ciudad capital de San Miguel de Tucumán.
Son los propios vecinos quienes advierten que los tiros son parte de todos los días en estas zonas. En muchos de estos casos, se trata de delincuentes que andan armados a toda hora y que recorren las calles internas de los asentamientos capitalinos y resuelven conflictos con otras bandas delictivas a los tiros. Lo cual echa a rodar una bola de nieve que se tornó imparable cuando la venganza es el leitmotiv de esta especie de agresiones clandestinas.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Una vez más, queda demostrado el fracaso de la supuesta política de seguridad que se implementa en Tucumán. Ya que estos barrios fueron elegidos, en su momento, por el propio Ministerio de Seguridad. Ya que se apuntaba a que los agentes policiales realizaran un recorrido por las calles de estos vecindarios y estuvieran prestos a solucionar conflictos, para evitar así la mal llamada justicia por mano propia, que no es más que un ajusticiamiento.[/su_note]
Sin embargo, los propios vecinos declararon que esto duró apenas un par de días y que no dio resultados, ya que las matanzas se siguen produciendo ante la impotencia de los funcionarios del área de seguridad provincial. Y es que la falta de empleo genuino sumado a la clientelizacion que realiza la clase política sobre aquellos que dependen de algún plan social, ha conformado un cóctel explosivo en materia económica y social.
En ese sentido, las cifras hablan por sí solas, ya que en lo que va del año se produjeron un total de 88 asesinatos en Tucumán. Eso significa que se produjo un aumento del 10% en comparación con el mismo periodo de tiempo del año 2019. Y si de combos mortales hablamos, sustancias tales como la droga y el alcohol hacen lo suyo para complejizar aún más la situación social que se vive en algunos sectores de la sociedad, sobre todo, los más populares.
Para colmo, el Gobierno vetó una ley que había aprobado la Legislatura y que permitía, por medio de una línea telefónica gratuita, poder denunciar de forma anónima hechos delictivos cometidos por agentes de la Policía de Tucumán, así como también de personal del servicio penitenciario. Una de las firmas corresponde al gobernador Juan Manzur y la otra a Claudio Marley, en lo que no es más que una nueva muestra de la falta de coordinación del oficialismo en materia de seguridad.
