El miércoles Roberto Lavagna conversó con Felipe Solá y Eduardo ‘Wado’ de Pedro. Según dejaron trascender, fue en un sitio neutral, la casa de un tercero para evitar filtraciones y que nadie jugara de local.
La reunión fue pedida por ‘Wado’ De Pedro y fue él uno de los que más habló. Los diputados, dos de los ‘operadores’ más cercanos que tiene hoy Alberto Fernández, querían charlar sobre la situación económica y política con el precandidato a presidente de Consenso Federal que quedó en tercer lugar en las PASO.
Antes de la elección Fernández y Lavagna habían mantenido contacto. La noche del triunfo del neokirchnerismo el ex ministro de Economía fue el primero en llamar al búnker de Chacarita y de inmediato el ganador agradeció a través de las redes sociales.
En el Frente de Todos no ahorran elogios hacia Roberto Lavagna. Quieren seducir a sus votantes. Y a él. También lo quieren como aliado. Hasta han dicho tanto Fernández como Sergio Massa (que compartió espacio en el Frente Renovador) que lo querrían de vuelta en el Ministero de Economía. Marco Lavagna, hijo del ex ministro, rechazó esa posibilidad.
Solá y De Pedro subrayaron en la conversación el respeto y valoración que todos tienen por Lavagna en materia económica. El lunes, Lavanga había escrito en Twitter: “A la luz del resultado de las PASO y de sus repercusiones, la Argentina necesita rápidos gestos que permitan la recuperación de la confianza interna y externa. #consensofederal está para contribuir a la recuperación con la noción de la estabilidad, el trabajo y la producción”. Por eso aceptó reunirse con sus ‘adversarios’.
Alberto Fernández habló el miércoles con Mauricio Macri y después se sentó con Guillermo Nielsen, uno de los economistas con los que más habla sobre deuda. En su nombre alguien visitó a Guido Sandleris, presidente del Banco Central. La preocupación es que hasta diciembre bajen aún más las reservas.
En ese marco sus enviados buscaron en Lavagna una voz de consenso para, en un eventual gobierno, acordar o presentar algunas leyes en conjunto. De hecho en varias propuestas de campaña han coincidido. Según el ‘lavagnismo’ sólo hablaron de la situación económica y nada sobre la coyuntura electoral. De Pedro manifestó la preocupación por la crisis. Se conocen desde hace mucho tiempo. Solá, por su parte, compartió espacio en el Frente Renovador además de banca en el Congreso con Marco Lavagna.
Los ‘albertistas’, después del cimbronazo del dólar y el riesgo país, del traslado a precios y del impacto del resultado electoral sobre los mercados, le pidieron a Lavagna que opinara en público sobre la economía. Su voz, señalaron, es “mucho más potente como economista que como candidato”. A la inversa le transmitieron a los propios que no opinen sobre economía y por eso, más en rol de candidato que en el de ex ministro de Economía,Axel Kicillof guarda silencio.
Solá quedó encargado de mantener el vínculo permanente con Lavagna; el economista aceptó. “Esto hace un hombre de Estado”, valorizaron cerca del líder de Consenso. Combinaron en dejar abierto un puente, atentos y preocupados ante la posibilidad de un “empeoramiento de las cosas”.
No es el único contacto aunque tal vez haya sido de los más importantes. Estos días hubo dirigentes conversando con distintos sectores sociales, intendentes, representantes de movimientos sociales y de la Iglesia y gremios, para poner paños fríos y mantener la paz social. Coinciden todos que a nadie le conviene: ni al país, ni al actual Presidente, ni al candidato del Frente de Todos ni a sus adversarios.
Tanto Lavagna como los diputados coincidieron en que es Mauricio Macri quien debe encarar la negociación con el Fondo Monetario Internacional. Lo había dicho públicamente Fernández y Massa hasta había propuesto que “tome un avión ya”. Macri llamó por teléfono a Lavagna antes de hablar con Alberto Fernández pero su contacto fue sólo telefónico y no acordaron verse personalmente. Nadie le pidió a Lavagna reunirse para conversar ni para oír su opinión.
Otra frase fue oída de ambas partes: preservarse de “la acción de los lobbys que han ganado fortunas y ahora se acercan”. Se referían a aquellos “amigos del poder” beneficiados por las políticas económicas de estos años. Lo dijeron en campaña y lo reiteran cada vez que pueden.
Los ‘albertistas’ se fueron satisfechos con el encuentro que también Lavagna consideró “bueno” aunque había mantenido en reserva.
El jueves, el día siguiente, Lavagna junto a su candidato a vice Juan Manuel Urtubey y un grupo grande de candidatos de su espacio pidieron suspender la campaña en este contexto económico.
De todos modos la campaña no puede arrancar sino hasta septiembre.
“Cuidemos la institucionalidad”, fue una de la frases que más se escuchó.