Con la integración de la vocal Eleonora Rodríguez Campos concluyó y comenzó un ciclo en la Corte Suprema de Justicia de Tucumán. Tres imágenes definen la etapa que ha empezado: el alto tribunal compuesto por cuatro ex funcionarios de las gestiones del gobernador Juan Manzur (Rodríguez Campos y Daniel Leiva) y del ex mandatario José Alperovich (Antonio Estofán y el presidente Daniel Posse); la presencia de dos mujeres en las cinco sillas (Claudia Sbdar y Rodríguez Campos), y la instalación de un vínculo de familia en la cúspide del Poder Judicial en virtud de la relación tío-sobrina que une al ministro público fiscal Edmundo Jiménez y a la nueva vocal. En esa Corte ya no quedan vestigios del cuerpo nacido como consecuencia de la intervención federal de 1991, organismo del que el ex vocal decano René Goane era el último exponente.
Otra novedad de índole biológica quedó a la vista ayer cuando, ante la mirada de Manzur, Rodríguez Campos subió al estrado, y se sentó entre su par Sbdar y Washington Navarro Dávila, ministro público de la Defensa. La Corte rejuveneció como si le hubiese sido concedida la gracia de volver el tiempo atrás. La pérdida de años obedece a una conjunción de circunstancias. Por un lado están el fallecimiento del octogenario Antonio Gandur en diciembre, y, a comienzos de este mes, la jubilación con el beneficio del 82% móvil precipitada por la enfermedad y las denuncias de Goane, que tiene 78 años. Por el otro lado, la decisión de Manzur de cubrir aquellas vacantes con sus ex fiscales de Estado Leiva (56) y Rodríguez Campos, quien con sus 41 se convirtió en la integrante más joven de las últimas décadas. El recambio generacional transformó el paisaje de las máximas autoridades judiciales. Estofán pasó oficialmente a convertirse en vocal decano y Jiménez, con sus 74 años, quedó como el mayor.
Un salón de actos colmado asistió a la ceremonia que puso de manifiesto aquellas transformaciones. Minutos antes, en la puerta principal del Palacio de Justicia, opositores, víctimas de la impunidad y ciudadanos disconformes con la deriva de los Tribunales se congregaron para decir que estaban de duelo (se informa por separado). Caras serias afuera y caras alegres adentro: Rodríguez Campos entró sonriendo al recinto y así permaneció. A las risas coadyuvaron los yerros de libreto de Posse (llamó a la vocal antes de tiempo) y de la directora de Ceremonial, Ana María Gollán, que dijo “2016” en lugar de “2019”. La carcajada general llamó la atención en un rito solemne, donde está prohibido aplaudir.
El acto empezó puntual, como corresponde a un acontecimiento con su formalidad. Manzur, el legislador oficialista Juan Antonio Ruiz Olivares y el secretario administrativo de la Legislatura, Claudio Pérez, ingresaron a las 11.59 procedentes del salón de acuerdos del alto tribunal. Previa lectura del decreto de nombramiento, la nueva vocal juró por Dios, la patria y los Santos Evangelios observar, y hacer observar la Constitución y las leyes. Luego estrechó las manos de Posse, de Jiménez, de Sbdar y de Navarro Dávila, y saludó con un beso a sus ex superiores en la Fiscalía de Estado, Leiva y Estofán. Cuando el presidente levantó la sesión, la vocal recibió los abrazos de su tío y del gobernador, quien se retiró enseguida.
Tras confirmar que había renunciado al Partido Justicialista y reiterar a la prensa que iba a batallar contra los preconceptos que genera su persona, Rodríguez Campos se dedicó a agradecer el acompañamiento de ex colegas del gabinete de Manzur; de ex colaboradores de la Fiscalía, y de jueces, funcionarios y de abogados. Mientras todo esto sucedía, sus hijos y sobrinos tomaron el estrado por su cuenta, y se fotografiaron como “pequeños vocales” de la Corte.