Este cronista recordó en ese momento las palabras del fallecido “empresario”, quien aseguró en mayo de 2008 —en la única entrevista que dio antes de ser asesinado— que se había blanqueado dinero en la campaña presidencial de Cristina Kirchner. “Yo mismo hice como que puse 200 mil pesos, pero nunca los puse”, confesó entonces.
Teniendo en cuenta que Uberti fue uno de los encargados de recaudar dinero para el Frente para la Victoria, la infidencia de Forza no parece menor, sobre todo cuando existe una causa judicial donde cuatro aportantes al kirchnerismo aseguraron lo mismo.
Por si no fuera suficiente la detección de las llamadas con Uberti, se supo también que Forza tenía un fuerte vínculo con Victoria Bereziuk, la secretaria de este. El dato fue oportunamente confirmado, entre otros, por Solange Bellone, viuda del asesinado empresario.
Oportunamente existió una exitosa operación desde el kirchnerismo para que se tapara toda la información a ese respecto. ¿El motivo? en forma de pregunta retórica, lo aportó un ex funcionario oficial, parte del equipo de recaudadores K: “¿qué pasaría si se supiera que gran parte de los fondos que financiaron la campaña de Cristina provenían del narcotráfico?”.
Desde el preciso momento que Tribuna de periodistas comenzó a denunciar los negociados entre el kirchnerismo y el asesinado Forza, junto a media docena de droguerías pertenecientes a testaferros del poder, se ha hecho todo lo humanamente posible para tapar la verdadera línea de investigación para esclarecer el triple crimen, llegando a eyectar de su cargo al otrora poderoso superintendente de Servicios de Salud, Héctor Capaccioli. Este último es quien ha manejado a su antojo —siempre con la venia de Néstor Kirchner— los aportes en torno a la campaña de Cristina Fernández.
Lo que no se dice
Este periódico aportó sobrada prueba para esclarecer el triple crimen y señaló con nombre y apellido a aquellos que deben ser investigados para llegar a la verdad. Para poder resolver el caso, sólo hay que escarbar en esa zona gris donde los negociados con medicamentos se mezclan con la importación de precursores químicos e importantes droguerías que poseen jóvenes testaferros al frente de ellas.
En esa línea, los más importantes son Martín Lanatta e Ibar Pérez Corradi, seguidos por un grupo de personas que aún no aparecen siquiera mencionadas en la causa judicial. Uno de los que debería investigarse es Marcelo Abasto, un joven sanjuanino titular de droguería Multifarma que ostenta el mismo récord que el de los asesinados: aportó dinero a la campaña presidencial y posee docenas de cheques rechazados por un total de $1.361.872,22.
Otra vez la misma pregunta ¿Cómo se entiende que todos estos empresarios, con negocios millonarios a través de organismos públicos y privados, tengan sus cuentas en rojo? ¿Quién está detrás de todos ellos?
Abasto estaba fuertemente vinculado con el fallecido Luis Marcelo Tarzia, otro de los sospechosos “empresarios farmacéuticos” —fundador de Pharma Trade Group— que aparecen en el expediente y que se presume que presentó a Forza a un grupo de narcotraficantes.
Concluyendo
A medida que avanza la causa judicial por el triple crimen, aparecen más elementos de prueba, los cuales son oportunamente manipulados de acuerdo a los intereses que se mueven en las sombras. Asombrosamente, los medios de información se mueven al compás de esta manipulación.
¿Por qué nadie habla de los vínculos de Forza y Uberti? ¿Por qué nadie se atreve a mencionar a Lanatta, mano derecha del ministro Aníbal Fernández?
Independientemente de ello, sería interesante que se explicara por qué la Justicia jamás ha investigado a los hermanos Marcelo y Diego Colosa, proveedores de la obra social del Hospital Militar y que sugestivamente suelen viajar permanentemente de Perú a Buenos Aires.
El nexo entre estos y los demás mencionados es un supuesto abogado llamado Guillermo Martinero, quien no sólo cambiaba cheques a los hermanos Colosa, sino también a Pérez Corradi, Forza y los otros nombrados.
La respuesta de por qué no se indaga en tal sentido, es obvia: todo es parte de un mismo rompecabezas que, de a poco, va mostrando ser parte de una novela maldita de la cual el kirchnerismo parece ostentar la autoría.
Por Christian Sanz