Germán Alfaro está siendo perseguido por el fantasma del pasado, uno en el que la traición fue una moneda corriente y que podría volver a convertirse en una amenaza de parte del intendente capitalino para con el espacio que ahora integra y de cara a los ciudadanos que podrían votar por él. En ese sentido, y sin ir más lejos, se cumplen nada menos que unos 13 años desde la traición de Germán Alfaro al campo.
La misma tuvo lugar en el marco de la ley 125 de retenciones móviles, con la cual el Gobierno de la por entonces presidenta Cristina Kirchner intentó confiscar los ingresos del campo. Por entonces, la sociedad quedó dividida y muchos analistas aventuraron que, de haberse aprobado la normativa, la sociedad argentina podría haber quedado al borde de un enfrentamiento civil de consecuencias insospechadas.
Justamente, uno de los diputados que por entonces pertenecía al Frente para la Victoria, es decir, del oficialismo nacional, y que votó a favor de implementar las retenciones móviles al campo fue el ahora mandatario municipal, Germán Alfaro. Aquí podemos observar claramente lo que bien podríamos considerar la primera de las grandes traiciones del intendente de la Ciudad, en lo que sería un continuo modus operandi.
Y es que en el otoño del año 2008 Germán Alfaro, quien ahora y de forma categóricamente hipócrita se da baños de pureza con falsos discursos institucionalistas que pretenden dar cuenta del respeto por la propiedad privada de los emprendedores, por aquel entonces decidió votar a favor del kirchnerismo, es decir, en contra del campo. De esta forma, el intendente capitalino se mostraba a favor de expropiar a los productores rurales de sus ingresos genuinos.
El votante de la coalición opositora de Juntos por el Cambio en Tucumán debiera tomar seriamente nota de este hecho ya que, no sólo en su momento Germán Alfaro traicionó al campo. Y es que el votante deberá considerar, sobre todo, que el mandatario municipal siguió traicionando después de este hecho histórico, cuando advino su abandono a Frente para la Victoria.
Y es que cuando el peronismo/kirchnerismo entró en desgracia y vio que perdía en las elecciones legislativas del año siguiente, Germán Alfaro traicionó al oficialismo del entonces y dejó su lado el apoyo que hasta el 2008 le había otorgado. Cuando el ahora intendente capitalino vio que perdían, decidió saltar la grieta para acomodarse del lado de Juntos por el Cambio como si su pasado hubiera quedado en el olvido.
Pero cuando le llegó el turno a Juntos por el Cambio de renovar el crédito con la sociedad en las elecciones presidenciales del 2019, las urnas le aplicaron una derrota inapelable al macrismo y llegó entonces el momento de hacer “la gran Alfaro”, es decir, abandonar el barco que se hunde, al igual que lo hacen las ratas. Con la diferencia que los roedores lo hacen por instinto de conservación, mientras que en el caso del intendente fue por oportunismo y cobardía.
Entonces Germán Alfaro volvió a traicionar, esta vez, a Juntos por el Cambio. Olvidado en la memoria del mandatario municipal quedó el hecho de que fue el hecho de haber abandonado al kirchnerismo y arribar a Cambiemos lo que lo catapultó a la intendencia de San Miguel de Tucumán. Pero los ciudadanos pudieron observar pronto cómo no fue más que una utilización de este espacio en el que incurrió Alfaro.
Y es que luego de lograr llegar a la intendencia, Germán Alfaro, quien hizo lo propio también fue su mujer, Beatriz Ávila, quien una vez que logró llegar al Congreso como diputada nacional elegida por Juntos por el Cambio, volvió a traicionar luego de que quedó confirmada la derrota de Cambiemos en las elecciones del 2019. ¿Puede tanto el cinismo de parte del matrimonio que conduce a San Miguel de Tucumán?
Y es que las calles de Tucumán estaban inundadas con afiches de la cara de Beatriz Ávila enmarcada dentro de Juntos por el Cambio, promocionándose como candidata a diputada nacional. De hecho, los tucumanos que la votaron lo hicieron en pos de que represente a la máxima coalición opositora en la Cámara baja del Congreso de la Nación, para que le ponga un freno al kirchnerismo.
Pero cuando llegó al Congreso de la mano de Cambiemos, fue la primera en abandonar el bloque opositor cuando quedó confirmado que el kirchnerismo retornaba al poder. Lo peor del caso es que conformó un pequeño bloque junto con otros diputados y en muchas votaciones terminaron siendo funcionales al Gobierno nacional de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner, ya sea otorgándole votos a favor de sus iniciativas o garantizando el quorum.
Pero parece que ese historial marcado por la traición de parte de Germán Alfaro y de Beatriz Ávila no le importa a Horacio Rodríguez Larreta y al resto de los dirigentes del PRO. Es decir, ahora premian a ambos ofreciéndole la banca en primer término para candidatearse como senadora a “Beatriz Ávila”. Como si fuera poco, la titular del PRO a nivel nacional, Patricia Bullrich vendrá a Tucumán el domingo, con el fin de inaugurar una sede de Alfaro.
Y es que las propias autoridades del PRO se están vendiendo al mejor postor por un traidor compulsivo y consumado como es el caso de Germán Alfaro. En este caso también existe una suerte de memoria de corto plazo o una amnesia temporal selectiva debido a que en el pasado reciente se produjo un fuerte cruce entre Patricia Bullrich y Beatriz Ávila, fue el día 4 de diciembre del año 2019.
Y es que en aquél momento, la ex ministra de Seguridad acusó a la mujer de Germán Alfaro de haber elegido “las prebendas del poder de los Fernández por sobre la representación de millones de argentinos”. Pero además de Patricia Bullrich, por entonces otros referentes del macrismo salieron a cuestionar la actitud ciertamente “traidora” de la por entonces flamante diputada nacional.
Justamente, este hecho fue lo que llevó a Patricia Bullrich a cuestionar en los duros términos en los que lo hizo para referirse a la mujer de Germán Alfaro. Tal fue así, que la presidenta del PRO le exigió a Beatriz Ávila “que devuelva la banca” que había obtenido gracias a su postulación por Juntos por el Cambio. Pero quien se expresó de manera más dura y contundente fue el por entonces saliente presidente Mauricio Macri.
El entonces ya ex presidente se refirió en duros términos a la decisión de Beatriz Ávila de romper con Juntos por el Cambio, espacio por el que fue electa, y sumarse al interbloque Unidad Federal para el Desarrollo. A través de las redes sociales, sostuvo que se trató de “una traición a la confianza de los votantes”. Estas críticas despertaron la furia de la mujer de Germán Alfaro debido a que quedaba en evidencia su alta traición política para serle funcional al kirchnerismo.
En ese sentido, envió la respuesta por medio de las redes sociales. “La ministra Bullrich descalifica las conductas de los partidos que no supieron contener en alianzas y que no supieron manejar, porque nunca extendieron su visión más allá de la capital. Bullrich habla estrenando su cargo de presidenta del Pro, partido al que no pertenezco ni pertenecí. Sí, mi partido, el PJS, formó parte de una coalición como Cambiemos que no se preocupó por contener a sus aliados”.
Acto seguido, agregó que “ni por bajar políticas de acción, ni por generar diálogos ni consensos. Por todo esto es que Cambiemos naufraga en un mar de indefiniciones y naderías”. Pero era tal la furia que no se detuvo allí Beatriz Ávila, al punto de que publicó también que “siempre es más fácil esconder los errores propios criticando las acciones de los otros, pero todos sabemos que en política, quien no puede hacer autocrítica, no puede aspirar a grandes destinos”.
Como si esto fuera poco, la mujer de Germán Alfaro dedicó la respuesta más fuerte a Mauricio Macri. “El Presidente Mauricio Macri que causó la mayor angustia traicionando la esperanza de todo el pueblo argentino y manejó a sus votantes con slogans publicitarios vacíos de contenido, hoy se preocupa por mi relación con nuestros votantes”. Pero el peso de la opinión de parte de los votantes de Juntos por el Cambio, comenzó a hacerse insostenible para Beatriz Avila.
Es por ello que hasta tuvo que salir a hablar con la prensa para intentar disuadir a todos de que ni ella ni su marido eran traidores. “Nosotros no somos del PRO, de ahí viene la gran confusión. Jamás fuimos PRO, y ellos no supieron contener a los bloques provinciales” y “nosotros no nos hemos vendido”, no eran más que intentos en vano para convencer a la sociedad de que en realidad no son oportunistas.
¿Acaso no es posible que el PRO vuelva a ser traicionado por Germán Alfaro y Beatriz Ávila independientemente de cuál sea el resultado en las elecciones legislativas de este año? En ese marco, ningún dirigente importante ha dicho nada al respecto y el silencio cómplice puede convertirse en un estruendoso arrepentimiento en el caso de que vuelvan a ser traicionados nuevamente.
Definitivamente, Germán Alfaro y su mujer Beatriz Ávila conforman una pareja cínica en el mundo de la política que no dudaron ni un segundo en traicionar en el pasado a los dirigentes nacionales que los llevaron a donde están ahora. Traición en su máxima expresión. Ayer y ahora. Hoy y siempre de parte de Germán Alfaro, que junto con su mujer seguramente deben estar sonriendo.
Sin embargo, quien se llena del sentimiento de una gran decepción es el votante de Juntos por el Cambio en la provincia. Y es que, con tal de intentar quedarse con el poder a nivel nacional, permite no solo que los traidores a la coalición puedan retornar como si nada hubiera pasado. También les cumplen el capricho de despejar la cancha de los dirigentes tucumanos que ahora le molestan al matrimonio capitalino.
Por todo esto, debería quedarle más que claro al votante de Juntos por el Cambio, y también a sus dirigentes nacionales, que Germán Alfaro no es opción, sino traición. En ese sentido, el elector está nuevamente por ser usado y luego traicionado una vez más por parte de los mismos actores, es decir, el matrimonio constituido entre el intendente y Beatriz Ávila, o como debiera conocérselos a esta altura de los acontecimientos: los falsos profetas del “cambio”.