En el día de ayer tuvo lugar en Tucumán, más precisamente, en Yerba Buena, la consumación del mayor acto de hipocresía que se recuerde en la política local en mucho tiempo. Esto ocurrió en el marco la llegada a la provincia de parte de la presidenta del PRO a nivel nacional, Patricia Bullrich, con el fin de ungir la lista de precandidatos Juntos para Construir, que encabezan el intendente capitalino, Germán Alfaro, y su esposa, la diputada Beatriz Ávila.
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En la ciudad que administra Mariano Campero, su contrincante en las internas de las PASO, Ávila y Alfaro inauguraron una sede de su Partido por la Justicia Social (PJS) y durante la conferencia de prensa, una pregunta periodística sorprendió a Bullrich: “Cuando la diputada Beatriz Ávila se fue de Juntos por el Cambio ustedes tuvieron diferencias y discusiones. Hoy, de pronto, se la ve acompañándola en una lista, ¿le ha pedido que regrese al bloque?”.
Y es que la misma se refería a la salida de Ávila del bloque Juntos por el Cambio en diciembre de 2019, cuando la diputada le dio un portazo al espacio de Mauricio Macri en medio de un escándalo político que incluyó cruces y chicanas entre la esposa del intendente y la entonces ministra de Seguridad por redes sociales. Pero la ambición política pudo más y la suciedad fue barrida bajo la alfombra.
En ese sentido, la titular del PRO respondió que Beatriz Ávila “se fue pero no se fue, porque sus valores los mantuvo. Entonces, quiero invitarla formalmente, como presidenta del PRO, a que sea parte del bloque Juntos por el Cambio desde el partido que representa”. En ese momento, la mujer de Germán Alfaro quedó entre la espada y la pared y no tuvo más remedio que brindar una respuesta.
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“Voy a incorporarme con el Partido por la Justicia Social dentro del bloque Juntos por el Cambio”, respondió Beatriz Ávila en un acto de cinismo que no hace otra cosa que avizorar una posible nueva traición de parte del matrimonio capitalino en el caso de que a Juntos por el Cambio le fuera mal en las elecciones de este año. Sobre todo, si deben prescindir de esta coalición con tal de conseguir la gobernación en el 2023.
“Ellos tienen la fuerza del cambio” publicó eufórica Patricia Bullrich en referencia de las postulaciones de Germán Alfaro y su mujer. El asunto pasa por saber qué tipo de cambio sería teniendo en cuenta las idas y vueltas del matrimonio capitalino desde la época en la que el mandatario municipal militaba en las filas del kirchnerismo y votaba en contra del campo y a favor de confiscarles sus ingresos.
Además, tal parece que estafar a la sociedad tucumana por medio de una candidatura testimonial como en el caso de Germán Alfaro no pareciera ser un problema para una coalición que espera no quemarse con fuego, luego del historial de traiciones compulsivas en las que incurrió el intendente y su mujer durante el transcurso de su carrera política. Y es que la ambición parece poder más que el riesgo de aliarse con socios como Alfaro y Ávila.
