En Tecnópolis el presidente dijo: “Yo también he sido joven. Tengo un gen que nunca se me apagó. Yo sigo manteniendo viva mi vocación revolucionaria”.
¿Fue joven y revolucionario? Así fue la verdadera bajada de Sierra Maestra:
Viajemos primero a los 90. Alberto Fernández era superintendente de Seguros de la Nación. Observemos un fragmento de una entrevista que le hizo Roberto Maidana (h):
– Alberto joven y revolucionario: “Estamos por dictar la resolución por la que cualquier argentino va a poder contratar un seguro de retiro, una jubilación, en dólares”.
– Maidana: ¿Por qué se toma esta medida? Hasta ahora era solo en Australes, la moneda nacional.
– Alberto joven y revolucionario: “Porque el potencial asegurado está reclamando tener un seguro de retiro en una moneda fuerte. Y además porque hay un contrabando de seguros de retiro. Hay muchos argentinos que hacen sus jubilaciones privadas en el exterior y esto es un flujo de divisas que se va del país. Por eso este es el momento para hacer este anuncio. Para el que quiera una jubilación privada, tenemos esta variante en dólares.
El video es elocuente: muestra a Alberto acompañando la privatización de las jubilaciones. Pero hoy, en una época donde lo que vale es la autopercepción, Alberto se autopercibe bajando de Sierra Maestra. ¿De dónde bajó en verdad? En principio, de un organigrama del estado: en 1989 juró como Superintendente de Seguros de la Nación y pasó a integrar el equipo económico de Miguel Roig y Néstor Rapanelli (ambos hombres de Bunge y Born), durante la presidencia de Menem.
Cuando Domingo Cavallo llegó a Economía en 1991 lo confirmó. Estuvo allí hasta que Menem le pidió la renuncia a su ministro de economía, en 1996. (Entre Fidel y el Che, fue leal al Che) Pero Fernández prefirió algo más seguro que la selva boliviana, por eso del 96 al 2000, bajo los gobiernos de Duhalde y Ruckauf, fue vice del Bapro.
En las elecciones a Jefe de Gobierno de 2000 se subió a otro Granma: “Encuentro por la Ciudad”, conformado por el partido de Cavallo junto a Beliz. Cavallo fue derrotado por Aníbal Ibarra, pero Alberto consiguió ser elegido legislador luego de reemplazar a la actriz Elena Cruz, a quien se le impidió asumir por haber defendido a Videla.
Veintiún años después, autopercibiéndose inimputable frente al archivo, el presidente les dijo a los jóvenes que lo escuchaban en Tecnópolis:
“Hay liberales que hablan de libertades, pero en el fondo son muy conservadores. A esos liberales píquenles el boleto, chicos y chicas. La libertad esa es libertad para algunos, y catástrofe y penuria para millones”.
Es notable cómo alguien que dedicó gran parte de su vida a los seguros no observe su propia descapitalización.
Por Diego Sehinkman