El presidente Alberto Fernández habló por primera vez tras la confirmación del festejo del cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yañez, en la quinta de Olivos, mientras regía el aislamiento estricto de 2020 por la pandemia de coronavirus. En un acto que estaba previsto para las 15 y que comenzó casi dos horas después, en la ciudad bonaerense de Olavarría, anunció además la puesta en marcha de la ley 27.637, que amplía el universo de beneficiarios y beneficiarias del Régimen de Zona Fría (RZF).
Antes del anuncio, dijo: “Quiero reflexionar con ustedes algunas cosas que tengo que decir. Los pibes que me conocen dicen que no soy un careta. Y yo nunca dejé de dar la cara”, arrancó Alberto Fernández, y siguió: “Yo le pedí a los argentinos que nos acompañaran a cuidarnos para preservar la salud de todos. Todos esos meses me quedé trabajando en Olivos. Olivos se convirtió casi en una ciudad. Iban los gobernadores, diputados, empresarios, actores… gente que tenía problemas y necesitaban ser oídos. Viví todo ese tiempo en un gran vértigo, que no es que me hizo tener reuniones con 10 personas… tuve con cientos de personas”.
“Nunca ocultamos nada, hicimos público quiénes fueron a Olivos. Y el 14 de julio, día del cumpleaños de mi querida Fabiola, ella convocó a una reunión, un brindis con amigos que no debió haberse hecho. Lamento que haya ocurrido. Mirando en retrospectiva, debí haber tenido más cuidados que los que evidentemente tuve”.
Fernández, con tono compungido, agregó: “Hoy (Santiago) Cafiero explicó esto. Todos lo supieron porque lo contamos. No ocultamos nada. Pero esto lastimó a mucha gente. Lamento lo que ocurrió, no va a volver a ocurrir”.
En la previa del evento, la expectativa estaba puesta en que el mandatario hiciera alusión a la polémica que se generó a partir de la difusión de dos fotografías que lo muestran junto a su pareja y otras 10 personas, que en ningún caso usaron barbijo ni respetaron el distanciamiento social, en tiempos en los que estaban prohibidas las reuniones privadas.
Tras dos días de silencio respecto de lo ocurrido, el primer pronunciamiento oficial lo hizo esta mañana el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien admitió que “se cometió un error” y que el festejo en Olivos “no debería haber pasado” y “estuvo mal”.
“También vale aclarar que en ese momento Olivos funcionaba como el centro de operaciones de la pandemia. Mucha gente entraba y salía, había reuniones con ministros, sectores y expertos epidemiólogos. Y en una ocasión hubo un evento social que no debería haber ocurrido. No hay mucho más para agregar”, señaló el funcionario, según el cual “estos no son los temas que le importan a la gente”, sostuvo el funcionario en diálogo con Radio 10.
La nueva foto que reconfirmó el festejo
Este jueves, la periodista de LN+ Guadalupe Vázquez reveló un nuevo material del festejo, que complica aún más al jefe de Estado y a su pareja.
Alrededor de una mesa, y en un ángulo diferente al de la foto original, Fernández aparece junto a Yañez y a una decena de personas en franca violación a los protocolos que el propio Ejecutivo había establecido por entonces, en respuesta a la pandemia de Covid-19.
La primera imagen de aquel día fue publicada en Twitter por el usuario @gonziver. Inmediatamente se generó una gran polémica porque supuestamente sería la demostración de que el 14 de julio se hizo una fiesta íntima por el cumpleaños de Fabiola y no se trató de “una reunión de trabajo”, como sostuvo el Gobierno.
El Gobierno nunca se refirió al tema y lo minimizó con el argumento de que se trataba de una imagen trucada, que había sido digitalmente adulterada para perjudicar a Alberto Fernández. El Presidente había dicho que ese día no participó del encuentro, sino que simplemente pasó a saludar.
Ayer, ante la consulta de LA NACION, en el entorno del Presidente se limitaron a señalar: “Alberto está muy caliente con el asunto. Están viendo si es trucha. Lo están analizando”. Algunos colaboradores en Casa Rosada ayer creían que la foto estaba “trucada” y agrandaban la imagen en sus celulares buscando el engaño visual, pero nadie salió a confirmar ni desmentir la veracidad de la imagen.
Sin embargo hoy, la directiva llegó más claramente: la estrategia oficial es no hablar más del tema, a pesar de que el modo más sencillo de refutar la imagen, si fuera falsa, sería exhibir la original sin las supuestas adulteraciones. “No vamos a hablar más del tema”, ratificaron en el entorno presidencial. “Y si es fake tampoco tiene sentido que digamos nada. El daño ya está hecho y no suma darle entidad y seguir la polémica. Ya está”, atinó a decir un funcionario cercano al Presidente, que buscaba encapsular el conflicto.