La última vez que los productores de la zona de Stroeder, del partido más austral de la provincia de Buenos Aires, Patagones, vieron caer sobre su campo una considerable cantidad de agua de lluvia fue hace siete meses. La sequía se agrava mes a mes, el panorama para los productores ganaderos cada vez es más crítico. En los campos ya no queda pasto disponible. Se muere la hacienda.
“La situación es desesperante; este año, en total, llovió 120 milímetros, aproximadamente, que estuvieron concentrados en el otoño. El año pasado para esta época habían caído entre 400 y 450 milímetros”, dijo Juan Carlos Maas, presidente de la Asociación Rural de Stroeder, médico veterinario y cabañero en la región.
En la zona, donde predomina la ganadería con aproximadamente 310.000 cabezas bovinas y 210.000 ovinas, la falta de lluvias y la consecuente escasez de forraje afecta la actividad. Los animales se mueren en los campos, los productores ya perdieron entre un 10 y 15% de su ganado y estiman que la situación va a empeorar.
El veterinario describió la situación como “muy crítica” porque llegaron los vientos y se anticipó el verano con temperaturas más altas que lo que frecuentemente solían tener en esta época. “Cuando vienen estas sequías el suelo queda muy desnudo y al no haber desarrollo vegetal los animales se movilizan en búsqueda del alimento. Transitan más de lo que acostumbran por los mismos lugares y terminan predisponiendo el suelo a la erosión”, explicó.
El dirigente rural señaló que las últimas lluvias de buen caudal fueron en el invierno del 2020. Después disminuyeron. En tanto, a comienzos de este año el verano fue totalmente seco, con algunas precipitaciones luego erráticas.
“Prácticamente desde abril a la fecha las lluvias han sido inferiores a los cuatro o cinco milímetros. Mientras que el año pasado para esta altura del año habían sido de entre 400 y 450 milímetros, aproximadamente”, detalló.
El 40% del partido está muy afectado. “Cuando no queda pasto en el campo no hay muchas alternativas porque los productores de menor escala no tienen respaldo para hacer una alimentación adecuada. Encima los rollos, el alimento balanceado y los granos incrementaron mucho su valor y los productores no pueden afrontar semejantes gastos para mantener sus animales en vida”, indicó.
En junio pasado comenzaron a morirse animales que antes se vendían para China pero cuya comercialización cuotificó el Gobierno. “En esta zona no quedó ni una viva, fue una gran pérdida para los productores. Eran las que ya no se utilizaban para criar, la actividad principal de acá y representaba entre el 10 y 15% de sus animales”, precisó.
En la zona se presenta el problema de que los terneros no se pueden criar adecuadamente. El próximo año se logrará menos de la mitad de los terneros que se suelen conseguir. Para la hacienda la situación solo es un poco más llevadera en campos con monte.
Frente a este contexto, productores y autoridades iniciaron la conformación de una comisión local de emergencia agropecuaria para, en una primera instancia, solicitar la emergencia a nivel provincial. “Después de tres meses que venimos haciendo gestiones el 1° de noviembre se va a reunir la Mesa de Emergencia Provincial para tratar la problemática de esta zona para ver si la declaran en emergencia”, dijo. Luego vendría la homologación a nivel nacional, que Maas considera podría ser “más ágil”.
“La situación ya es desesperante, los beneficios de la emergencia no son demasiados; simplemente son prórrogas de impuestos y de los pagos de cuotas de interés y vencimientos en los bancos”, sostuvo.
Además, los productores solicitan la asistencia por parte del gobierno provincial y nacional a través de líneas de crédito. “Necesitamos que nos den con tasas subsidiadas en lo posible, pero fundamentalmente que los plazos sean acorde a lo que es la actividad porque, si no, el productor no alcanza a acomodar su situación. Vamos a tener una producción de terneros muy por debajo de lo normal; va a ser muy difícil hacer frente a los vencimientos en un corto plazo”, consideró.