La intervención del Gobierno nacional en el mercado de la carne vacuna, imponiendo un cepo exportador para limitar las subas de los precios locales fue el principal problema con el que el campo debió lidiar este año. La medida no solo fue un duro golpe a la cadena, que avizoraba un buen año en términos de exportación, también dejó una suerte de déjà vu respecto de las políticas hacia el sector durante los mandatos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
De cara al año próximo, la intención del Ejecutivo es continuar con las restricciones a la exportación. El Ministro de Agricultura, Julián Domínguez, propondrá a los dirigentes de la Mesa de Enlace “garantizar las exportaciones de cuota Hilton, 481, EEUU, Israel, Colombia y Chile y también la de 1 millón de vacas y toros categoría D y E”, según establece un documento de trabajo que su cartera acercó a las entidades, que rechazarán la propuesta e insistirán por el fin de las restricciones.
Esta disputa tendrá su primer capítulo este jueves, cuando Domínguez reciba a los presidentes de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Federación Agraria Argentina (FAA) y Coninagro. Los efectos de las limitaciones se hicieron sentir con fuerza en la cadena, pero los resultados que esperaba el Gobierno -estabilizar y bajar los precios de la carne- se desdibujaron en un par de jornadas de alza del precio de la hacienda de consumo en el Mercado de Hacienda de Liniers.El primer perjuicio fue el recorte en las exportaciones: según un informe de la consultora AZ Group el presente año cerrará con una caída de 100.000 toneladas en los despachos al exterior.
El primer perjuicio que sufrió la cadena cárnica fue el obvio recorte en las exportaciones. Según un informe de la consultora AZ Group, al que accedió Infobae, el año cerrará con una caída en los despachos de carne hacia el exterior de 100.000 toneladas, por lo que se espera que se cierre el año con un volumen de embarques totales por 810.000 toneladas, resultado que ahondaría la caída del 8% en el volumen registrada en los primeros diez meses de año.
Lo que pudo haber sido y no fue
Este retroceso es consecuencia de las restricciones. La estimación no solamente es 12,3% menor a lo despachado durante 2020, cuando se embarcaron poco más de 900.000 toneladas, sino que se ubica un 20% por debajo de lo que se esperaba exportar a principio de año, cuando los embarques se superaban mes a mes. La meta que se había propuesto el sector de exportar un millón de toneladas, ya es imposible.Los dirigentes de la Mesa de Enlace volverán a reunirse con el ministro de Agricultura.
“De culminar el año con 800.000 toneladas de carne embarcadas, va ser un buen año exportador, pero la Argentina perdió una oportunidad de combinar una exportación récord con precios de la carne vacuna en franca suba”, dijo Francisco Ravetti, analista de AZ Group. Así, en 2021, los valores FOB de octubre fueron 43% mayores respecto de octubre 2020, mientras que el promedio de los 10 meses transcurridos de 2021 es 6% superior al 2020. “El daño vino por lo que podría haber sido y no fue”, señaló Ravetti,
Según marca el informe, no solamente en este segmento de la cadena se hicieron sentir las restricciones, sino que “se generaron varios efectos negativos para la ganadería argentina y para el país”. En primer lugar, el analista de AZ Group, Francisco Ravetti, aseguró que la medida no sirvió para reducir el precio del ganado en pie, por lo menos de manera permanente, por lo que tampoco tuvo un efecto duradero sobre los valores al consumidor, que si bien durante julio y octubre acumuló una baja del 3%, ya quedó totalmente desarticulada ante la última suba de la hacienda.
Disminución de la oferta
Es por esto que también Ravetti puntualizó que el aumento de precio de la hacienda y de la carne no es debido a las exportaciones, sino que ha sido causado por una reducción de la oferta que tiene varios orígenes: el funcionamiento a media máquina de los feedlots y el alargamiento de la invernada pastoril, para licuar el alto valor del ternero y del maíz. Al mismo tiempo, marcó que del lado de la demanda se observa que el consumo interno “ha llegado a un mínimo o a un piso difícil de perforar, ya que es lo que el consumidor promedio no está dispuesto a resignar”. Según datos de la Cámara de la Industria y Comercio de las Carnes (CICCRA), el consumo de carne vacuna por habitante por año se ubicó en octubre en 47 kilos, una marca históricamente baja y que la modesta reducción de los precios que se percibió en los últimos meses, no logró revertir.
Pero un aspecto fundamental en el cual golpeó de lleno la medida oficial es en el nivel de actividad de los frigoríficos. En este aspecto el dato de faena es elocuente. En su último informe, la Cámara empresaria registró una caída en el sacrificio de animales del 7,5% en los primeros diez meses del año respecto al mismo período de 2020, que si se lo ajusta por días laborales, asciende al 9,5%. Esto, por obvias razones, se tradujo en una menor producción de carne, achicando la oferta. Así, entre enero y octubre se produjeron 2,46 millones de toneladas, un 6,2% menos que el año pasado.
Otro punto fue el impacto en el productor, no solamente por un transitorio menor precio recibido por la hacienda de exportación, en especial de la vaca, sino por el cambio de reglas generando incertidumbre y falta de previsibilidad, que deriva en un fuerte desincentivo para la producción, sobre todo si lo que se pretende es aumentar la misma. Para Ravetti, este tipo de medidas convierte en no viables los sistemas ganaderos orientados a novillos pesados, que son planteos que exigen muchos años de inversiones para su implementación.
Lo que viene
Lo preocupante es que de repetirse esta estrategia oficial para contener los precios de la carne, se perderá una situación favorable de precios internacionales que puede continuar el año que viene, ya que a fines de 2021, el mercado internacional quedó posicionado de “manera positiva para 2022″. En ese sentido, Ravetti sostuvo que se podría contar con una dinámica similar a la de este año, con China aumentando sus compras en 300.000 toneladas, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, y siempre y cuando el planeta no se complique con el rebrote de coronavirus.
“Es decir, en los próximos meses hay posibilidades de ubicar buenos volúmenes de carne vacuna argentina con muy buenos precios; habrá que ver si nuestro país aprovecha o desperdicia esta nueva oportunidad, en un contexto en que el gobierno nacional estudia implementar nuevas restricciones a la exportación para el año que viene”, concluyó el especialista de AZ Group.
Por su parte, el Director de la consultora Conocimiento Ganadero, Fernando Canosa, señalo que el daño que generó la medida en toda la cadena “fue grande”, pero que se está a tiempo de revertirlo de manera rápida, liberando el mercado exportador. Inclusive, el especialista observa una merma en las inversiones del sector, que podría llegar a un punto tal en el cual empiece un proceso de liquidación del stock, que conlleva a una menor producción, que llevaría tiempo recomponer.
“Esto va en contra de una actividad que venía creciendo. En la medida que esto se profundice y se alargue en el tiempo, es cada vez más difícil volver a la situación inicial. Esto nos está llevando a perder mercados en el exterior y que inversiones que estaban viniendo, ya están pensando hacerlo en Paraguay, Uruguay o Brasil, países que generan mayor expectativa que nosotros”, remarcó Canosa.
Sigue en caída el consumo interno de carne vacuna.
Es por esto que Fernando Canosa consideró que “se está equivocando el camino año a año” con estas medidas, que podrían incrementar los perjuicios ante un proceso de cierre de posibilidades en lo que concierne a hacer nuevos negocios en el sector. Es por esto que Canosa aseguró que “si seguimos profundizando las medidas tomadas, cada vez vamos a estar peor como país y vamos a marchar a un proceso de liquidación de stock como fue en el pasado. Esto hay que cambiarlo ya”.
Para el economista jefe de la Fundación Agropecuaria por el Desarrollo de Argentina (FADA), David Miazzo, que también integra el equipo técnico de la Mesa de las Carnes, precisó que de repetirse las actuales limitaciones durante 2022, no se agravarán los daños, sino que se mantendrán, ya que el mercado encontró un “equilibrio” en su funcionamiento, cuestión que podría variar si el Gobierno profundiza su política intervencionista.
En este sentido, Miazzo destacó que “hoy no pareciera estar en la agenda del gobierno un alivianamiento de la medida, sino que salieron a decir que van a continuar las restricciones y que, incluso, van a ser más severas, cuando se estaba esperando algún tipo de flexibilización. Si continúa la intervención, más o menos como están, no habría mayores pérdidas, pero sí lo habría si fueran más profundas generando daños mucho más graves. Como quedó la situación, generó sus pérdidas, pero no una situación totalmente destructiva de la cadena, sino que se encontró un nivel de estabilidad, de equilibrio”.