Con la llegada de las vacaciones, muchas casas de descanso que pasaron meses deshabitadas en las villas veraniegas, vuelven a ser frecuentadas por sus dueños, que muchas veces se dan con la desagradable sorpresa de que fueron víctimas de entraderas.
Este enero el epicentro de esta actividad delictiva parece ser la comuna de Raco, donde varios propietarios de residencias de veraneo denunciaron robos, uno de los cuales llamó especialmente la atención por la violencia con la que actuaron los malvivientes.
Se trata del asalto a la casa de Martín Rodríguez, un comerciante que sufrió además el vandalismo de los delincuentes, quienes además de llevarse todo lo que pudieron, provocaron destrozos en las aberturas y la mampostería de la construcción.
Lourdes Arnedo, quién vive en forma permanente en Raco, abona la teoría de que se trata de entregadas, ya que sólo atacan las casas desocupadas, y que muchas veces los autores de los escruches son de San Miguel de Tucumán.
Desde El Siambón, María José Herrera, propietaria de una vivienda que se alquila para el verano, asegura que las residencias de Raco están mejor equipadas, lo que las hace más atractivas para los ladrones.
En San Pedro de Colalao también se registraron robos, como el que sufrió Pablo, quien prefirió preservar su apellido a la hora de contar el percance sufrido en la vivienda que su familia posee hace unos 40 años en la villa veraniega tranqueña.
El damnificado contó que fue uno de sus empleados quien descubrió el ataque, en el que le robaron electrodómesticos, elementos de cocina, ropa y una garrafa, actuando con la impunidad con la que, dicen sus vecinos, se mueven siempre los ladrones por esos lares.
En todas las villas veraniegas se formaron grupos, especialmente en Facebook, nacidos originalmente para promocionar los lugares, pero que terminaron siendo muros para las lamentaciones de quienes sufren la ola de robos que azota a los lugares de descanso de la provincia.