Con pocos dólares en las reservas líquidas del Banco Central, la situación es crítica porque los dólares apenas alcanzan para cubrir los montos para pagarle al Fondo Monetario Internacional y aún está pendiente de alcanzarse el acuerdo con el organismo financiero. Si pagamos, nos quedamos sin dólares. Si no pagamos, también, pero con un adicional: recomponer esas reservas sería mucho más complicado. Y no solo por la posibilidad de un reembolso futuro.
Y es que la demora en alcanzar un acuerdo con el FMI no es gratuita y las consecuencias se aprecian con nitidez en los últimos días. Mirar la tabla de cotización del dólar, otrora en forma de pizarras en la city porteña y ahora desde la pantalla de una computadora o un celular, es un reflejo histórico que acompaña a los habitantes de estas tierras como síntoma de que las cosas no andan bien.
Claro que con el tiempo y las decisiones adoptadas por los diferentes gobiernos esa pizarra se amplió y sumó diferentes categorías que cobraron mayor relevancia. Antes sólo se revisaba el valor del dólar oficial. Hoy esa cotización a la que pocos acceden es apenas una referencia. En cambio, se observa con detalle al dólar CCL, el MEP y, en particular, al blue, que ayer trepó a $221. Por allí pasa el termómetro más popular.
Cuando la inflación come el poder adquisitivo de los ingresos, el argentino que tiene un peso en el bolsillo busca el refugio conocido, aunque este no le garantice un resultado favorable. Cuando hay incertidumbre sobre el futuro económico, también. Y la incertidumbre hoy pasa por el vencimiento de deuda que la Argentina debe cubrir en las próximas horas y, así, no caer en un incumplimiento que lo llevará a transitar el camino que hará que ese dólar, precisamente, se transforme en un producto aún más escaso que alimente la tensión cambiaria.
Cuando se mantiene por mucho tiempo una brecha cambiaria de tal magnitud como la que se observa actualmente, en 111% y creciendo, desaparecen los dólares de la economía. Los ahorristas redoblan la búsqueda de divisas. El importador quiere importar a cualquier precio ante el temor de quedarse sin acceso al tipo de cambio oficial y el exportador vende poco por la pérdida que le genera la diferencia cambiaria.
La inflación empieza a acomodarse a la brecha y los precios de la economía empiezan a ser fijados más con el dólar paralelo que con el oficial. Así, las proyecciones de una inflación de 4% para este mes y un dólar a $221 pueden ser apenas la punta del iceberg si la Argentina no logra sellar un acuerdo con el FMI más temprano que tarde.