El juicio oral que se le sigue al exsecretario de Transporte kirchnerista Ricardo Jaime por enriquecimiento ilícito y por la compra de trenes chatarra a España y Portugal, en este caso junto al exministro Julio De Vido, tuvo una audiencia de alto voltaje: la fiscalía y los acusados se sacaron chispas porque uno de los jueces se apartó del tribunal por haber cumplido 75 años y las defensas a coro pidieron la nulidad de todo el proceso, que lleva dos años y está a punto de concluir con el dictado de un veredicto.
La fiscalía había pedido una condena de ocho años de prisión para Jaime y de cuatro años para De Vido. Ahora iban a empezar los alegatos de las defensas para concluir el proceso que se inició en 2019, a mediados de abril. Pero todo cambió.
El juicio por Zoom se inició con la lectura de la decisión del Tribunal Oral Federal N°6, que informaba que José Martínez Sobrino cesaba en sus funciones como juez, dado que había cumplido 75 años, y que iba ser reemplazado en lo que restaba del juicio por su colega Ricardo Basílico, cuarto juez suplente, designado de antemano para que actúe ante la ausencia de algún colega. El tribunal se completa con Julio Panelo y Fernando Canero.
El argumento de Martínez Sobrino es que la Constitución señala que, a partir de los 75 años, si un juez no obtiene un nuevo acuerdo del Senado no puede dictar ninguna resolución. Esto, más allá de que una decisión administrativa de la Casación, lo había nombrado para terminar el juicio hace dos años.
La noticia provocó la intervención de la fiscal Gabriela Baigún, que pidió al tribunal que le diera a los abogados defensores la oportunidad de decir si consentían la nueva integración del tribunal, para “velar por la legalidad del proceso”, dado que entendía que como integrante del Ministerio Público Fiscal debía garantizar la regularidad del juicio.
El presidente del tribunal, Julio Panelo, le negó esta posibilidad. La fiscal insistió y criticó al juez, que finalmente dispuso consultar la decisión con sus colegas. “¿Con quien?”, ironizaron los abogados de los acusados, ya que cuestionaban la integración del tribunal con Basílico.
Luego de un cuarto intermedio, los integrantes del tribunal, ya con Basílico votando, dijeron que no correspondía la consulta porque era válida la integración del cuerpo. Le dieron la palabra al defensor oficial Eduardo Chittaro, que debía comenzar su alegato e inaugurar la etapa final del juicio, que se estima podría concluir a fines de marzo o principios de abril.
Chittaro, superexperimentado defensor oficial, dijo que antes iba a hacer un planteo, porque entendía que el tribunal estaba desintegrado. Además, recusó a los jueces porque dijo que, al consentir la integración de Basílico, se habían adelantado a resolver la nulidad.
Su planteo abrió el fuego sobre la decisión de los jueces y todas las defensas se sumaron, excepto la de abogada María José Turano, defensora de la exsuegra de Jaime. Argumentó que con este planteo se iba a extender aún mas el proceso de un caso iniciado hace 10 años, en violación del plazo razonable.
Chittaro, que defiende a la hija de Jaime, Julieta Jaime, a Silvia Reyss, la exmujer del funcionario, y a sus hijas Lorena y Agustina Jayo, dijo que el juez Basílico había faltado a algunas audiencias y que no alcanzaba con que “las hubiera mirado por televisión”.
Los defensores argumentaron con fruición: señalaron con picardía que la fiscalía había señalado un problema similar al de las defensas y que por lo tanto, si no hay controversia, correspondía allanarse a la nulidad. Baigún, a su turno, intervino y dijo que habían tergiversado sus dichos y que ella no consentía la nulidad, sino que había abierto la puerta para que los defensores expusieran porque entendía que su función era velar por la legalidad del juicio.
Maximiliano Rusconi, abogado de De Vido, dijo que la fiscalía vio un problema y estimó que antes de resolver sobre la nulidad se debe resolver sobre la recusación a los jueces.
El juez Panelo fue moderando el debate y dando la palabra a todas las defensas, casi con resignación, y cuando Rusconi pidió agregar algo a sus dichos para contestar los nuevos argumentos de la abogada Turano, se mantuvo firme en negarle la palabra. Rusconi repuso y el tribunal en pleno le negó esa posibilidad.
Cerró la audiencia la fiscal Baigún, quien opinó que Martínez Sobrino nunca debió levantarse de su butaca, que no podía autoexcluirse como juez y hasta señaló que su conducta era rayana con la violación de sus deberes de funcionario.
Criticó también a Panelo, porque dijo que la maltrató por ser mujer, recurrente queja en el proceso, lo que obligó al juez a contestar que no tenía ninguna cuestión de discriminación de género. “Merece el respeto al igual que todas las partes”, dijo.
Baigún insistió en que se pronunciaba por el rechazo absoluto de la nulidad del defensor Chittaro y que su solicitud para dar a las defensas oportunidad de expresarse sobre la integración del tribunal no era un “planteo exótico”, como ironizo Rusconi, sino un deber como fiscal. En el tribunal prefirieron el silencio.
Dijo que no pidió que se le dé traslado a las defensas, sino que ratifiquen la integración del nuevo tribunal. “Martínez Sobrino debe seguir en este juicio sentado en su despacho. Si tiene apuro por irse que pongan más fechas de audiencias”, reclamó la fiscal.
Tras su intervención, los jueces pasaron a un cuarto intermedio hasta el lunes próximo. Pueden decidir tramitar la recusación en al Casación y luego la nulidad (lo que dilataría los plazos al extremo) o directamente hacer lo que se suele realizar en estos juicios: diferir los planteos para el momento de la sentencia, y seguir adelante con los alegatos.
Eso sí, quedó abierta la puerta para que en la Cámara de Casación, cuando se revise este juicio, los defensores hagan nuevos planteos de nulidad. El veredicto sumó una vulnerabilidad que los defensores sabrán aprovechar cuando les toque recurrirlo.