Ahora, una fractura podría aparecer en el oficialismo. La manifestación más visible fue la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque en Diputados, pero, en rigor, esa fuga es apenas el nudo más nuevo de un larguísimo hilo de desacuerdos y críticas al gobierno de Alberto Fernández que acumula en su memoria la Vicepresidenta de la Nación. Cristina Kirchner dejó muy claro en varias oportunidades que el Gobierno no le gusta.
Y el corrimiento de su hijo es la manifestación definitiva de que la familia prefiere que su apellido se despegue lo máximo posible de la gestión de Alberto Fernández. Como suele ocurrir en estos casos, la vicepresidenta opta por privilegiar la fidelidad de sus votantes: ella sabe que refleja la aversión al FMI que existe en una parte de la sociedad argentina, una prédica que tiene raíces más antiguas que el propio kirchnerismo.
En la Casa Rosada ya asumen que, en marzo, cuando el Presidente de la Nación envíe al Congreso el proyecto del acuerdo con el FMI, una porción del oficialismo votará en contra. Por eso, lo que están haciendo es tratar de controlar el daño. El miércoles, a su regreso de Barbados, el Presidente habló por teléfono con Cristina Kirchner. Fue la continuación del diálogo que habían tenido cuando Alberto Fernández estaba en Beijing.
Y la vicepresidenta mantuvo su postura frente al entendimiento con el Fondo. Cerca del Presidente sostienen que, ante el desaire asegurado, sólo pueden aspirar a que la cantidad de votos en contra en el Congreso se restrinja a los legisladores camporistas, Máximo Kirchner incluido. En este caso, además, el Gobierno espera que su voto en contra sea una manifestación silenciosa.
Una cosa es que en la tapa de los diarios la noticia sea que el Presidente consiguió que el Congreso apruebe el acuerdo, otra es si treinta o más diputados del Frente de Todos votan en contra y otra si Máximo Kirchner se para en la banca y da un discurso feroz en contra del acuerdo. En este caso, todo va a ser más complicado. En definitiva, está claro que lo que el gobierno necesita es que después del acuerdo venga la plata y no más problemas.