El comienzo de las clases en la Argentina está a la vuelta de la esquina, incluso en algunos colegios ya comenzó. Millones de niños y niñas volverán en forma presencial a las aulas después de un 2020 aislado por el inicio de la pandemia por COVID-19 y un 2021 con varias interrupciones y burbujas debido a la irrupción de las nuevas variantes de coronavirus.
Según informaron las autoridades sanitarias y educativas, la presencialidad no se discute por estas horas y el entusiasmo por volver a ver las aulas llenas de chicos crece, al igual que los posibles riesgos no exentos de subida de contagios.
En plena retirada de la tercera ola de coronavirus que atraviesa el país, la atención se centra en bajar aún más el número de contagios y monitorear la evolución de los pacientes internados en Unidades de Terapia Intensiva (UTI) a fin de no incrementar la cantidad diaria de fallecidos por COVID-19.
La última variante de preocupación del coronavirus, Ómicron, tuvo su pico de contagios en el país el 14 de enero pasado, cuando se registraron 139.853 nuevas infecciones, según el parte diario del Ministerio de Salud de la Nación. Días después, los números comenzaron a retroceder en forma notoria: hoy se contabilizaron 160 muertes y 16.650 contagios en las últimas 24 horas
La normalización de las actividades sociales y comerciales en los últimos meses, junto con la educativa que comienza ahora, se sostiene fundamentalmente por la gran cantidad de personas vacunadas contra COVID-19 que tiene la Argentina. El país suma un 88% de personas vacunadas con al menos una dosis y llegó al 78% de las vacunadas con dos.
Pero concentrándonos específicamente en el segmento de los menores de edad, las cifras de cobertura no son tan altas como en el resto de la población. En los menores de 3 a 11 años hay 3.671.476 personas que recibieron el esquema completo de dos dosis, pero hay 1.426.806 que recibieron solo una dosis y 1.568.828 que no se vacunaron.
Es decir que hay casi tres millones de niños y niñas que no están protegidos correctamente contra el coronavirus (2.995.634), según datos analizados por el contador y experto en estadísticas Martín Barrionuevo, con información proveniente de la cartera sanitaria nacional. Respecto a la otra franja etaria que agrupa a los jóvenes de 12 a 17 años, se observa que 2.941.918 tienen las dos dosis. Pero 661.470 les falta una y 432.986 no recibieron ninguna vacuna.
En otro de los interesantes gráficos de Barrionuevo, se observa la gran disparidad que hay en las distintas provincias respecto a la vacunación contra COVID-19 en ambas franjas etarias.
Mientras hay provincias como La Pampa (80%), Santiago del Estero (79%), Santa Fe (75%), Catamarca y Tierra del Fuego (73%), San Luis (72%) y Formosa (71%) con altos porcentajes de menores de 3 a 17 años vacunados con dos dosis, hay jurisdicciones como Misiones (32%), Chaco (42%), Salta (43%), Chubut (45%) y Jujuy (49%), que no llegan a la mitad de su población pediátrica vacunada con esquema completo.
Preocupada por la baja cantidad de vacunados en edad pediátrica, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, se reunió a comienzos de enero en forma virtual con las autoridades de la Sociedad Argentina de Pediatría a principios de enero, con la finalidad de seguir impulsando la vacunación en esta franja etaria.
La vacunación en niños empezó en la primera quincena de octubre pasado, con la inoculación de la vacuna Sinopharm. Y el 20 de enero, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el uso de la vacuna pediátrica contra el COVID-19 del laboratorio Pfizer/BioNTech en niños de entre 5 y 11 años.
En los adolescentes de 12 a 17 años, en la Argentina se aplican las vacunas de ARN mensajero de Pfizer/BioNTech y Moderna desde agosto pasado. Esos inoculantes se dan en ese grupo porque estaban autorizadas para uso de emergencia en base a la evidencia científica por estudios hechos en adolescentes y porque había disponibilidad de dosis en el país.
“Es clave que todos los chicos están completamente vacunados. La mejor manera de enfrentar al coronavirus es vacunarse. Las vacunas son seguras y están probadas en todo el mundo. Es la única herramienta que tenemos para que la pandemia sea un mal recuerdo. Los chicos hoy quieren ir al colegio y la mejor manera de que eso ocurra es que ellos estén vacunados”, explicó a Infobae el doctor Lautaro de Vedia, infectólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
“Si bien en Argentina, hubo una buena aceptación de las vacunas contra el COVID-19, algunos padres de niños menores de 5 años aún tienen dudas para decidir la inmunización. Algunos de los factores que influyen para que vacilen es que varios padres creen que el coronavirus puede generar un cuadro leve en los niños a diferencia de lo que pasa en los adultos. Y eso hace que piensen que no necesitan vacunarlos por el momento”, dijo a Infobae Liliana Vázquez, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología y médica infectóloga de la Clínica Maternidad Suizo Argentina y el Sanatorio Finochietto.
Frente a la pregunta de si la vacuna de Sinopharm es segura, que fue la primera y más utilizada en nuestro país en esta población, la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) explicó que sí.
“Esta vacuna se utiliza en nuestro país desde el inicio de la estrategia de vacunación contra COVID-19 y con más de 9 millones de dosis aplicadas, es la vacuna con menor tasa de eventos adversos tanto graves como no graves registrada hasta el momento, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. Los resultados del ensayo clínico de Fase I y II que fueron publicados en la revista médica The Lancet demuestran que la vacuna es segura y bien tolerada por los menores entre 3 y 17 años. Los ensayos de Fase III realizados en China y Emiratos Árabes Unidos fueron positivos, pero todavía no se publicaron”, indicaron desde SAVE.
Recomendación de vacunar
Desde la SAVE alertaron que los niños y niñas deben vacunarse porque pueden contagiarse y transmitir el virus como los adultos. “Si bien es cierto que la mayoría de los niños transitan la COVID-19 de forma asintomática o con cuadros leves, algunos de ellos pueden tener síntomas persistentes. En el caso de niños con enfermedades de base, y también menores de 1 años, pueden sufrir formas graves de la enfermedad y requerir hospitalización”.
“El objetivo de la vacunación es disminuir el riesgo de formas graves de la enfermedad, hospitalizaciones y muerte. También es una forma de prevenir el síndrome inflamatorio multisistémico (SIM) por COVID-19, una respuesta inflamatoria exacerbada que se puede presentar en niños sin enfermedades de base después de haber tenido la infección”, completaron.
“De cara al inicio del ciclo lectivo, es fundamental que las y los niños inicien su esquema de vacunación o lo completen. Las vacunas son seguras y evitan el desarrollo de cuadros graves o internaciones”, enfatizó Fernando Coppolillo, gerente de Prestaciones Médicas de Medifé. Además, remarcó que con la vacunación se reduce el riesgo de transmisión lo que favorece la presencialidad tanto en escuelas como en las actividades extra escolares diarias.