Como para probar la capacidad de atención del Gobierno, los senadores del Frente de Todos reafirmaron este jueves que se comportarán frente al acuerdo con el FMI exactamente igual que la oposición: quieren ver en qué consiste el programa que firmará Economía antes de decir cómo votarán. En las últimas horas, el bloque oficialista recibió la misma información que circuló en el Poder Ejecutivo.
Es decir, que las negociaciones de Martín Guzmán con los técnicos del Fondo están trabadas porque el recorte de subsidios a la energía que ofreció el ministro resultó insuficiente. El FMI, según revelaron funcionarios que siguen el minuto a minuto de las negociaciones, objetó la presentación de Guzmán por deficiencias técnicas. Los economistas del organismo lo tienen más que claro.
Y es que consideran que el ministro no logró justificar en su presentación cómo conseguirá que la Argentina llegue a tener un déficit fiscal del 2,5% del PBI en este año. Puntualmente, los técnicos argumentaron que, con el esquema de aumentos de tarifas de servicios públicos conocido hasta ahora, el Gobierno no conseguirá bajar los subsidios a la energía por el equivalente a un 0,6% del PBI.
Frente a eso, Economía propuso un nuevo esquema que, en promedio, elevará las tarifas de luz y gas en un 40%. Eso implica que las boletas de los usuarios con tarifa social recibirán un aumento del 20% y que el resto de los hogares de la Capital Federal y el conurbano bonaerense pagarán aumentos mayores, que se incrementarán progresivamente hasta llegar al 10 % de los usuarios con mayores recursos, que abonarán la tarifa completa sin subsidios.
Hasta ahora, las dos partes no consiguieron ponerse de acuerdo, entre otras cosas porque Guzmán tiene en Buenos Aires el límite político que le impuso Cristina Kirchner, que denunció una y otra vez el ajuste que implica el acuerdo y cuyo argumento acaban de refrendar los senadores que le responden. En el Gobierno admitieron que, por las demoras, el acuerdo podría llegar a la Cámara de Diputados después del discurso del Presidente del 1 de marzo, en la apertura de sesiones del Congreso.
Sergio Massa quiere tener la media sanción del proyecto lista entre el 10 y el 15 de marzo, pero en este tema cada día de procrastinación del Gobierno pesa. El Directorio del FMI se reunirá el 18 de marzo, y para poder tratar ese día el programa con la Argentina, los representantes de los países tienen que tener en sus manos el acuerdo firmado por los técnicos del organismo y refrendado por el Congreso.
Si eso no ocurre, la deuda entrará en zona roja y Guzmán tendrá que conseguir que el FMI acepte que la negociación está muy bien encaminada y tramite, ante el Banco de Basilea un crédito urgente para que la Argentina pueda pagar la cuota del préstamo que vence el 22 y evitar así el incumplimiento. Antes de que eso suceda, el ministro de Economía deberá resolver cómo hace para conformar a los negociadores en Washington sin desatar la confrontación con Cristina Kirchner.
Que, según calculan en Gobierno, seguirá diciendo con claridad que está en contra del acuerdo, pero sin convertirse en la persona que precipite el default. Si eso se resuelve, los técnicos del Fondo podrán dedicarse al fin a estudiar en profundidad el programa que tiene en marcha otro país que atraviesa una situación acuciante: Ucrania. Kiev tiene activo un préstamo stand by como el de Argentina que vence en junio. Eso sí, nunca dijeron que no quieren pagar.