De un lado Sergio Massa; del otro Mario Negri, Cristian Ritondo, Juan Manuel López, Gerardo Milman, Margarita Stolbizer, Ricardo López Murphy, entre otros. En una primera charla en el despacho de Negri, terminaron a los gritos. Luego, se calmaron los ánimos. El segundo round fue distinto. Massa regresó y dijo que Luciano Laspina había encontrado la redacción perfecta, entonces le cerraban tanto las exigencias del Gobierno como de la oposición.
Entonces hubo aplausos y un clima de festejo. Sin el cristinismo de por medio, la oposición consiguió por primera vez en mucho tiempo consensuar con el Gobierno de Alberto Fernández un proyecto de ley de semejante magnitud para el país como lo es un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Sin querer, Máximo Kirchner con el aval de Cristina se auto marginó del debate parlamentario al darle la espalda a Alberto Fernández.
Esa ausencia del ala dura e intransigente del kirchnerismo permitió que el mandatario cediera en el Congreso y se consiguiera una aprobación amplia que comprenda a una parte del Frente de Todos y a Juntos por el Cambio. Claro está que la oposición, pese a las discrepancias internas producto de intereses personales y de posicionamientos de cara al 2023, forzó ese consenso y logró despegarse de “cómo” hará el Gobierno para cumplir con las metas fiscales que le exige el FMI.
Lo que hoy estará votando JxC junto al Frente de Todos es la aprobación en la Cámara de Diputados del préstamo que la Casa Rosada obtendrá del Fondo para cumplir con los vencimientos del stand by contraído por Mauricio Macri. Pero no estará avalando ni los fundamentos ni el programa económico. Esto es, las medidas que tomará el ministro de Economía, Martín Guzmán, para cumplir con las exigencias de Kristalina Georgieva.
Máximo Kirchner y los miembros de La Cámpora buscarán mostrarse ante los “cumpas” como los que no avalaron el ajuste que encierra el acuerdo con el FMI. Pero en verdad, profundizarán una grieta interna en el bloque del Frente de Todos en Diputados y en el Senado: los que acompañan a Alberto Fernández versus los que no. Si efectivamente el cristinismo se abstiene o vota en contra del proyecto, tal vez en la Casa Rosada la relación con los albertistas continúe sin alteraciones.
Pero de aquí en más ya no será igual ese vínculo en el Congreso de la Nación y tampoco en las provincias, donde los diputados y senadores del interior, puertas adentro, cuestionan duramente al camporismo. En ese marco, cabe recordar el “no sean traidores” que lanzó días atrás el intendente de José C.Paz, Mario Ishii. Su pensamiento sería compartido por muchos oficialistas.