El dicho popular dice que “el zorro pierde el pelo, nunca las mañas”. Justamente, esa frase aplica perfectamente en el caso de Germán Alfaro. Y es que manda a sus funcionarios a lavarse las manos, al tiempo que intentan deslindar sus propias responsabilidades en lo que a las inundaciones se refiere. Las mismas sobre las que se lavan las manos desde el intendente hasta el último de sus funcionarios.
En ese marco, fue el propio intendente de la capital quien primero se refirió al asunto. Y es que, intentando desviar la atención, se refirió al estado del Canal Sur que, cada vez que llueve es un problema para los vecinos. “Tienen que arreglar el canal Norte y el canal Sur. Ya no son canales; son una zanja a cielo abierto”, en un intento patético de quedar como chistoso apelando a la ironía.
Y es que no se le ocurrió mejor idea en su cabeza al jefe municipal que cargar la responsabilidad en el Gobierno provincial respecto del estado en que se encuentran esos canales. Remarcó que por jurisdicción están en manos de la gestión provincial. Pero se hizo el desentendido acerca de que las calles y desagües son del Municipio y se quiso justificar culpando a los demás y lavándose las manos.
“Las inundaciones no se producen por los desagües propios, que tenemos como municipio y que pertenecen a nuestra jurisdicción”, insistió Alfaro. Sin embargo, al intendente no le quedó otra que admitir que hay proyectos, pero que los costos son muy elevados. Entonces, ¿En qué quedamos? ¿Tiene o no responsabilidad la Intendencia? De hecho, claro que la tiene. Pero, ¿Por qué no se hace cargo?
“Ni la provincia, ni el municipio lo pueden hacer -admitió-. En este caso habría que aprovechar la posibilidad de que el jefe de Gabinete (por Juan Manzur) que es quien realiza la distribución de los recursos, pudiera poner en condiciones el canal Norte y el canal Sur para que no haya inundaciones”, señaló. Una vez más, sacándose de encima cualquier mínimo atisbo de responsabilidad el ineficiente de Germán Alfaro.
El colmo del cinismo llegó cuando dijo que “nosotros hemos presentado un recurso de amparo para que a la Provincia la conminen a arreglar el canal. El recurso de amparo salió, la conminaron a la Provincia para que haga la limpieza, para que realicen las obras y para que nosotros podamos realizar un convenio con la Provincia sobre el mantenimiento. Fuimos a querer ayudar, pero la Dirección Provincial del Agua no nos dejó; así que eso es lo que puedo decir”.
Más sinvergüenza no se consigue. Y es que esa fue la lamentable excusa que dio el intendente, a esta altura de los acontecimientos, él mismo se convirtió en una pobre excusa de hombre y en un remedo de mandatario capitalino. Pero como no bastaba con sus insulsas y desabridas, al tiempo que patéticas evasivas, mandó a sus perros guardianes a intentar ladrarle a cualquiera con tal de sacarse la responsabilidad de encima.
En ese sentido, el secretario de Obras Públicas de la Municipalidad capitalina, Alfredo Toscano, dijo que “lo que tendremos que hacer es hablar en serio de esta problemática. Hoy el canal sur y el canal norte, tanto como el Río Salí, que es nuestro receptor natural de agua colmatados porque a la cantidad de calles que se asfaltaron, a la cantidad de árboles que se sacaron, a la forma que creció la población, es imposible que Tucumán reciba toda el agua que viene de la montaña”.
No conforme con ello, mencionó que “en el área metropolitana hay que tratar de ver cómo toda el agua que viene de la montaña y del cerro, llevarlo hacia el Río Lules y ver cómo toda el agua de Tafí Viejo y San Miguel de Tucumán va por canal norte hacia el Río Salí”. Es decir, intentó hacerse pasar por un profesional de la geografía para darle vueltas a un asunto que no admite más que una sola reflexión: que el alfarismo no se hace cargo de la responsabilidad que le cabe.
Justamente, en lo que hace a las anegaciones de calles por la gran cantidad de agua que se juntó, al punto que hubo algunos evacuados. Pero como si tamaña desfachatez no fuera suficiente, el secretario de Servicios Públicos capitalino volvió a insistir con que la intendencia había solicitado a la Provincia intervenir en la limpieza de los canales Sur y Norte. Se trata de Carlos Arnedo, quien no hizo más que aplicar la baja de línea de su jefe político.
“Hay que decir las cosas como realmente son. Hemos generado expedientes solicitando a las reparticiones provinciales la intervención para la limpieza de los canales Sur y Norte. No es de hoy o desde ayer, sino desde el principio de la gestión de Germán Alfaro”, repitió como un loro descerebrado que no piensa, sino que dice lo que otro le manda a replicar como si se tratara de un zombie.
Para colmo, tuvo la osadía de decir que “no se hizo nada durante más de tres décadas. Eso es responsabilidad netamente del Gobierno de la provincia”. ¡Como si Alfaro no gobernara desde hace años y como si no hubiera integrado esos mismos gobiernos peronistas a los que acusan de no haber hecho nada! Lo cierto es que hace 19 años que Cambiemos administra San Miguel de Tucumán.
Es decir, lo hace ya sea en versión ‘colorada’, con Domingo Amaya, y ‘morocha’, con Germán Alfaro, y siempre con resultados catastróficos. Lo cierto es que es muy fácil culpar a la lluvia, a las empresas de servicios públicos, a los motociclistas, o a los colectiveros, a los taxistas, a los peatones… y así podemos seguir enumerando, hasta llegar que la culpa siempre la tienen los demás.
Que ninguno de los integrantes del alfarismo se haga el tonto: la Municipalidad tiene la responsabilidad directa sobre la gestión del estado de las calles, así como del caos vehicular, el uso de los espacios públicos, la mugre de nuestra ciudad, las inundaciones que se producen a los cinco minutos de llover. Y es que lo cierto es que el festival de corrupción que se vive en este municipio es producto de la pésima gestión del intendente.
Además, como funcionario público, Toscano no está para dar excusas ni para culpar a terceros. Lo que tendría que hacer es cumplir con su función de tomar las medidas correspondientes para evitar que los ciudadanos de San Miguel de Tucumán no sufran las consecuencias del abandono total de la gestión municipal. Cabe recordar que el 85% de los ciudadanos viven afuera de las cuatro avenidas. Es decir, en barrios de la periferia totalmente olvidados.
Los cuales no tienen alumbrado público, que sufren inundaciones, donde las calles no existen y los basurales proliferan, con árboles que caen ante el mínimo viento por falta de cuidado. Deberían entender que la ciudad no se acaba en las cuatro avenidas. No hay ciudadanos de primera y de segunda categoría. También tienen derecho de tener un municipio que se ocupe, por más que no vivan en Barrio Norte. ¿Se harán cargo alguna vez Germán Alfaro y compañía?