La derrota legislativa en la Cámara de Diputados no alteró los planes del Gobierno respecto a la Boleta Unica de Papel. La Casa Rosada descontaba que el tema iba a propiciar la unión de la oposición en la votación, sobre todo por el impacto que tiene en sectores refractarios al kirchnerismo, y el resultado no sorprendió.
A Alberto Fernández ya se lo había anticipado Sergio Massa, titular de la Cámara baja, antes de subirse al avión para acompañarlo a la Cumbre de las Américas en Los Angeles, pero al Presidente no le afectó. El plan para desactivar el intento opositor de cambiar el sistema electoral sigue intacto.
Como contó Clarín semanas atrás, el rechazo a la BUP es uno de los pocos temas en los que coincide plenamente con Cristina Kirchner. Tanto que el Presidente, durante la gira por Europa, había dejado saber que estaba dispuesto a vetar el proyecto si finalmente era aprobado en el Congreso.
“El sistema electoral argentino es una de las pocas cosas que anda bien en la Argentina. Nunca hubo cuestionamientos de fraude. ¿Para qué cambiar?”, planteó el Presidente ante parte de sus colaboradores.
“En el fútbol se dice que el equipo que gana, no se toca. ¿Cuál es el sentido de cambiarlo?”, reforzó.
En el entorno presidencial profundizan el concepto ahora que el proyecto ya obtuvo “media sanción”: “No hay dudas, no cambió de opinión. El veto es una atribución de los presidentes y a Alberto no le va a temblar el pulso para usarlo”, aseguraron este jueves. Al Presidente, aclaran, “no le importa” pagar un costo político si eso implica “evitar que se rompa algo que está funcionando bien”.
“Con el actual sistema hay alternancia, ganó (Mauricio) Macri por un punto en un balotaje y nadie lo puso en duda. No se entiende cuando se habla de dotarlo de mayor transparencia: el sistema es transparente”, consideran.
También cuestionan a la oposición por instalar el tema “como una prioridad, cuando no lo es”. Esto, sin embargo, colisiona con la propia agenda del kirchnerismo. La reforma de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de la Magistratura son algunos ejemplos de ese temario alejado de los problemas que aquejan a los argentinos.
De todos modos, no hay preocupación. Más: ni siquiera fue eje de discusión en Los Angeles (“Estamos con otra agenda”, se excusan). Confían en que el proyecto “se va a frenar en el Senado”, donde la vicepresidenta tiene más influencia y el oficialismo, a pesar de haber retrocedido en su número tras las últimas elecciones, logró mantener el manejo de la agenda de las principales comisiones.
La estrategia es dormir el proyecto en ese ámbito para que ni siquiera sea motivo de debate en el recinto, lo que le allanaría el camino a la oposición para generar un contexto político diferente.
El rechazo de Cristina es absoluto. De hecho, el Presidente fijó posición luego de escuchar a Cristina quejarse por la movida opositora. “Es un pedazo de papel con una cantidad tremenda de partidos donde sólo se conoce al primer candidato”, cuestionó la vice durante un acto en Chaco a principios de mayo, cuando todavía la oposición no se ponía de acuerdo en la hoja de ruta. “Es una boleta donde vos votás una lista de diputados pero no sabés si hay chorizos, si hay ajos”, agregó.