La escena se repitió varias veces en las últimas semanas: Sergio Massa promete conseguir los dólares que faltan. Lo hizo en la Quinta de Olivos, en la Casa Rosada y en el Senado. Propone un plan para estabilizar la economía y, ahora que sus socios le dieron la posibilidad de hacerlo, el peronismo ya le marca los tiempos: el superministro tiene hasta el mundial de fútbol para pelear contra la corrida cambiaria y de precios. A partir de allí deberán comenzar las políticas económicas que serán la verdadera prueba de su vínculo con Cristina Kirchner.
La urgencia es engrosar el stock de reservas y controlar la inflación. Durante el sábado, el líder del Frente Renovador mantuvo distintas reuniones y conversaciones telefónicas desde su oficina de Avenida Libertador con un papel y lapicera en la mano en donde escribe, tacha y vuelve a escribir las últimas definiciones sobre las medidas inmediatas que anunciará el miércoles.
En otra hoja están los nombres de los dirigentes que lo acompañaran. “A mí nadie me dice ni cuántas ni cuáles medidas voy a tomar y menos me van correr con los nombres. No pienso hablar de nombres hasta el lunes, no pienso jugar a la disputa política. Voy a buscar que me acompañen los que tengan ganas y cabeza, sin mezquindades”, disparó Massa en las últimas horas. El hermetismo es total aunque los rumores son muchos y ante ellos, solo dice: “bad information”. Está decidido a marcar una fuerte conducción política de la economía.
Para conseguir dólares no solo mirará al sector agropecuario, a quien el Gobierno acusa de no liquidar la cosecha, sino también al resto de la economía que generan exportaciones e ingreso de divisas. Además, al quedarse con el control del vínculo con organismos internacionales de crédito, explica que también se le abren otras posibilidades al país. Aunque todavía no asumió, la expectativa de su llegada ya logró frenar las tres semanas consecutivas de corrida cambiaria, pero también un giro de la mirada del exterior como la del titular del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver Carone, quien hasta ahora le negó préstamos al gobierno de Alberto Fernández, pero no tardó en elogiar al superministro.
Hay algo en lo que Massa coincide con la ministra saliente, Silvina Batakis. En su primera reunión de gabinete, la funcionaria lanzó: “Somos todos unos ineficientes”. Hablaba del manejo de los fondos de crédito internacionales y detalló que estos organismos tienen fuertes críticas por la subejecución del dinero que se le destinaba. A Gustavo Beliz, encargado de conseguir los fondos, no le cayeron bien estas palabras y mucho menos las de Alberto Fernández, que el jueves le detalló que su estructura quedaría bajo la órbita de Massa. Dejó el despacho presidencial en silencio y volvió a los cinco minutos con la renuncia escrita a mano, algo que sorprendió al propio Presidente. Se trata de otro funcionario al que Fernández decidió sostener todos estos años a pesar de las críticas del kirchnerismo. “¿Qué pasó con Beliz? No sabía que era funcionario”, ironizaron ante PERFIL desde el Senado cuando se conoció su salida del Gobierno.
Mientras tanto, el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello prepara una nueva agenda. Después de presentar a Batakis en Washington ahora ultima los detalles con el Departamento de Estado de Joe Biden para la llegada de Sergio Massa. El tigrense no necesita presentación y él mismo también está detrás de las reuniones que planea tener en su segunda semana como ministro de Economía, Producción y Agricultura.
Tiempo. “Todos coincidimos en la necesidad urgente de estabilizar la economía y en esta etapa vamos a dejar que lo haga con las herramientas que asegura tener, pero en el peronismo enseguida vamos a estar atentos a la segunda etapa”, dice un importante dirigente del Frente de Todos.
Ya hablan de tiempos, sobre todo, pensando en que Massa los volvió a ilusionar con las elecciones 2023 que ya muchos daban por perdidas. Y ese aire que se le va a dar al ministro será hasta el Mundial. “Si el equipo de fútbol va pasando de etapas y llega hasta la final, Massa llegará con el plan de estabilización hasta donde llegue la Selección. Pero con el campeonato terminado o Argentina afuera, ya va a ser necesario demostrar mejoras en la economía de los ciudadanos que vayan más allá del alivio que puede haber generado frenar la crisis”, dice ante PERFIL un gobernador que aplaudió la llegada de Massa.
En esta segunda etapa es en donde se encontrará el principal desafío de la alianza: que el vínculo entre Massa y Cristina Kirchner siga intacto y sigan teniendo coincidencias en la política económica que deben implementar. Con la conducción de Massa sobre la economía, Alberto Fernández se corre del eje de la tensión con la vicepresidenta. “Ahora tienen responsabilidades compartidas”, dice uno de los hombres de mayor confianza del Presidente. El jefe de Estado delegó poder pero también ahora podrá sentarse a mirar cómo funcionan en la gestión sus otros dos socios.
“El peronismo para llegar a la elección te va a pedir mejorar el salario, crear empleo, distribución del ingreso”, dice un funcionario que habla habitualmente con la vicepresidenta. Massa asegura que esto no generará fricciones con el kirchnerismo. Quiere ganar los comicios y ser él el candidato. Sabe que tiene un año y medio para, desde el manejo de la economía, conseguir lo que no pudo hasta ahora: mejorar sus propios números en las encuestas y convertirse así en el postulante mejor posicionado del Frente de Todos.