En uno de los sitios de videos sexuales más visitados del planeta, una promotora se prostituye detrás de una bandera de Ford que flamea al viento. La bandera es una suerte de pared en una carpa de hinchas del equipo. La joven, desnuda, de poco menos de 25 años, tiene sexo con un joven que apenas se baja los pantalones hasta los muslos, sin hacer mucho esfuerzo. Otro hombre pasa junto a ellos en calzoncillos y medias. Otro, echado al piso, empieza a cantar, “dale dale, dale Ford”. Hay otra mujer en la escena, que recoge su ropa y se va. Se escuchan los motores de los autos que pasan, la carrera parece ser lo de menos. Lo único que divide a la escena del resto del evento es, precisamente, la bandera de Ford, un trapo de tela al viento. El piso es de polvo. Todo es precario y deprimente. Un epígrafe a la escena dice: “TC – Comodoro Rivadavia”. Data de, al menos, tres años atrás.
El video, de dos minutos de duración fue posteado en el sitio en diferentes ocasiones, acumula más de cinco millones de visitas hasta hoy. Hay quienes hacen comentarios, preguntan por el nombre de la chica. Otro asegura desde el anonimato, como haciéndose el vivo o el gracioso: “Ahí, gratis no está”.
Ayer por la tarde, la Unidad de Investigación sobre Trata de Personas de la Policía Federal ingresó en el autódromo Juan Manuel Fangio de Rosario en una carrera de la categoría Turismo Nacional bajo las ordenes del juez Rodolfo Canicoba Corral con una investigación a cargo del fiscal Franco Picardi y el apoyo de la PROTEX, el ala de la Procuración dedicada a investigar delitos de trata de personas con los fiscales Marcelo Colombo y Alejandra Mangano. Estaban, precisamente, por las mujeres que gratis no están, un esquema histórico que degrada la trastienda del automovilismo con las mujeres como objetos. El Programa Nacional de Rescate entrevistó a quince mujeres al final del día, “promotoras” a simple vista. Dos personas fueron detenidas en el lugar: la proxeneta y su chofer.
Hubo un tercer detenido que no estaba en el lugar, sino lejos. Su potencial rol es más inquietante. Es, según pudo saber Infobae de altas fuentes de la causa, un empresario de peso en el rubro de los autos con una prominente concesionaria en la zona de Pilar, con dos empresas vinculadas al rubro. Lo arrestaron mientras entraba a su casa en el country Ayres del Pilar, imputado por el delito de facilitación y promoción de la prostitución. Supuestamente iba a viajar a la carrera en el helicóptero, pero no llegó. Tiene 77 años de edad.
El fenómeno no es nuevo para la PROTEX, el organismo ya había hecho denuncias al respecto en zonas como La Plata, Trelew y La Pampa, incluso hicieron una presentación en el Comité de Lucha contra la Trata para realizar acciones de prevención en espectáculos deportivos. Sus investigaciones dos modalidades de prostitución alrededor del circuito del automovilismo: los prostíbulos que se montan en las ciudades donde ocurren las carreras para cuando llega el espectáculo y la oferta sexual dentro del lugar mismo.
La acusada de ser la proxeneta de las 15 mujeres es K.L, de 44 años, con domicilio en La Tablada, curiosamente registrada en los rubros de gastronomía de la AFIP y que trabajó hasta 2018 en una empresa de gestión empresarial investigada por facturas apócrifas. Le encontraron 118 mil pesos en efectivo y documentación referente a las mujeres que controlaba, además de dos cheques en blanco.
Así, los tres deberán ser indagados. El rol del empresario es particularmente preocupante: rara vez se vieron grandes capitalistas detrás del negocio del sexo en las carpas del automovilismo, controlado por proxenetas y bolicheros. En mayo de 2014, la Policía de Entre Ríos encontró en Nogoyá a 14 mujeres, entre ellas una menor de 16 años, que venían del autódromo de Concepción del Uruguay. La menor era santafesina. Según un artículo de Diario Uno, su familia sabía que era prostituída. En junio de este año, Gendarmería encontró a ocho mujeres en las mismas condiciones en una carrera del TC en Rafaela, Mendoza, con otros tres detenidos.
Hasta el momento, la investigación del nuevo caso en Rosario apunta a clientes que eran espectadores, no pilotos.
Con información de Federico Fahsbender