Con el cambio de mes y el inicio de septiembre el calendario marca una fecha decisiva cada vez más cerca en el almanaque: el próximo jueves 22 el Gobierno deberá pagarle al Fondo Monetario Internacional USD 2.600 millones para continuar la devolución del préstamo Stand By firmado en 2018. Para conseguir los dólares y afrontar ese monto el Ministerio de Economía acelerará en los próximos días el contacto técnico con el organismo y la conclusión de la segunda revisión de metas trimestrales que evaluará si el Estado logró cumplir con los objetivos de reducción del déficit, de emisión monetaria y, el punto más crítico, de acumulación de reservas.
El domingo partirá a Washington la misión preliminar del Ministerio de Economía que estará encabezada por el viceministro Gabriel Rubinstein. Tendrán reuniones con el staff técnico del FMI, que encabeza el brasileño Ilan Goldfajn, y que tendrá como tema principal llegar a un acuerdo sobre el cumplimiento de metas del segundo trimestre. Es el examen que debe pasar la Casa Rosada para que, luego de la aprobación del directorio, el organismo haga el tercer desembolso del programa firmado en marzo.
Los tiempos son ajustados, ya que típicamente el proceso de terminación de la revisión, la elaboración del informe por parte del staff, su elevación al directorio y su aprobación previa al desembolso esperado de unos USD 4.000 millones demora algunas semanas. En todo caso, hay antecedentes recientes con la Argentina en que una fecha de pago pudo ser flexibilizada en un caso en que el vencimiento operaba en un día muy próximo a la conclusión de las negociaciones, el organismo movió el calendario para evitar que el país entre, aunque fuese pocos días, en cesación de pagos.
Según informaron fuentes oficiales, además de Rubinstein, viajarán a los Estados Unidos este domingo el jefe de asesores Leonardo Madcur, los secretarios de Hacienda y de Finanzas, Raúl Rigo y Eduardo Setti, el director del Banco Central y hombre fuerte de Massa en esa entidad Lisandro Cleri y el director del Indec, Marco Lavagna, que se mueve además como una suerte de secretario de relaciones financieras internacionales.
Ese equipo preparará el terreno en términos técnicos antes de la llegada de Massa, prevista para el 6 de septiembre, en una misión de seis días que incluirá en el medio una escala por Houston, la capital norteamericana de la industria de hidrocarburos, en la que el ministro estará acompañado por la secretaria de Energía Flavia Royón y otros funcionarios del área para sostener reuniones con ejecutivos de empresas del sector. Inversiones para Vaca Muerta y las nuevas perspectivas de producción de gas que se abren en caso de que acelere la construcción del gasoducto figuran como temas de esa agenda.
El domingo partirá a Washington la misión preliminar del Ministerio de Economía que estará encabezada por el viceministro Gabriel Rubinstein.
El FMI, por su parte, tiene a Ilan Goldfajn como director del Departamento del Hemisferio Occidental y supervisor del programa económico firmado en marzo, junto con Luis Cubeddu, jefe de la misión argentina y a Ben Kelmanson, delegado permanente del FMI en Buenos Aires. Podría ser la última reunión técnica con Julie Kozack, una técnica que tuvo un rol mayúsculo en la concreción del Extended Fund Facility (EFF) que rubricó Martín Guzmán y cuya salida de ese área se espera para septiembre.
Si bien el trabajo de revisión ya había comenzado hacía algunas semanas, los trazos finales de ese acuerdo sobre el cumplimiento de metas serán cristalizados en los próximos días. Esa discusión será el prólogo del capítulo que sigue en la agenda con el Fondo: cómo continuará el programa en lo que resta del año.
Quedan dos trimestres de metas exigibles por parte del FMI y según estimaciones privadas el Gobierno podría tener dificultades para alcanzar las cifras previstas originalmente para la acumulación de reservas. Apenas llegado al Ministerio de Economía, Massa aseguró que buscará cumplir con el 2,5% de meta fiscal a fin de año y para eso activó una batería de medidas, desde la segmentación tarifaria con topes de consumo, la reducción de partidas presupuestarias en algunas áreas y un refuerzo de ingresos fiscales a través de un anticipo de Ganancias.
La cuestión de las reservas aparece, en esa hoja evaluatoria, como el ítem de más difícil cumplimiento. Fuentes oficiales consideran que la meta de acumulación de divisas del segundo trimestre (USD 3.400 millones netos por encima del nivel que tenía el BCRA en diciembre de 2021) fue alcanzado con lo justo, pero el sendero de acopio de dólares en las arcas internacionales viene más demorado de lo que esperaba el equipo económico tras el último recambio en el Palacio de Hacienda.
En ese sentido, esperan que los resultados de la negociación con el campo por un “dólar soja” reajustado que acelere la liquidación de exportaciones y el aporte de otros sectores como la industria automotriz, la minería, hidrocarburos y economía del conocimiento engrosen la cuenta de reservas netas en poder de la autoridad monetaria.