El descenso pegó fuerte, pero en La Ciudadela no quieren quedarse en lamentos y ya comenzaron a trabajar pensando en lo que será una nueva temporada de la Primera B Nacional. Sin embargo, el calendario quiso que la Copa de la Superliga salte a escena una vez finalizada la temporada de la Superliga, justo con el descenso “santo” consumado y en pleno proceso de reconstrucción. Pero más allá de que en el club decidieron comenzar a trabajan a futuro, saben que no es algo natural disputar un torneo en el que sólo participan equipos de Primera división, sabiendo que ya no se pertenece a esa elite.
“Les dije a los chicos que esto es su laburo y los demás equipos de Primera lo primero que ven es a los jugadores de los equipos que se fueron al descenso, porque allí es más fácil contratar refuerzos. Por eso, en estos partidos todos se juegan su futuro. Los que seguirán tienen la chance de ir ganándose un lugar en el club; los que están en duda, de convencer a los dirigentes; y los que se irán, la oportunidad de conseguir otro equipo gracias a alguna buena actuación en estos partidos”, asegura Ricardo Caruso Lombardi explicando una de sus tareas, quizás, más difíciles en este último tiempo: motivar a un plantel que acusó el mazazo que significó el retroceso en la estructura del fútbol argentino y en el que muchos de sus integrantes comienzan a pensar qué es lo que le deparará el destino para la siguiente temporada.
La mentalidad que tiene el DT coincide con la de sus pupilos. Rodrigo Gómez, que dejó en claro que tiene ganas de extender su vínculo con el “Santo”, no quiere que sus compañeros bajen la guardia antes del final de la temporada. “Acá hay una institución que nos está dando trabajo y debemos defenderla. Nos tocó descender, fue un golpe durísimo, pero debemos levantarnos y tratar de apuntar a que San Martín comience a recuperar el protagonismo”, afirma el volante ofensivo que esta noche tendrá enfrente a su ex equipo. “Todo el mundo sabe que soy de Santa Fe y que soy un hincha reconocido de Unión; pero acá San Martín es el que confió en mí y no pienso defraudarlo. Yo quiero ganar cada vez que salgo a una cancha”, remata “Droopy”.
La nueva Copa apareció de repente y se transformó en una buena excusa para que los jugadores puedan curar el alma de sus fieles. El hincha “santo” le puso el pecho al amargo momento, armó una verdadera fiesta en el último juego de la Superliga y despidió con aplausos a un equipo que no logró el objetivo primordial para esta temporada. “Se bancaron el descenso con una grandeza que muy pocos muestran. El otro día, contra San Lorenzo, la gente apoyó a los jugadores, cantó, alentó y armó una fiesta. Pero eso no les alcanza; nosotros debemos darles motivos para que estén con una mejor cara. En esta Copa hay que tratar de darle alegrías a esa gente que nunca nos soltó la mano, ni siquiera en los peores momentos”, pide Caruso.
Pero la Copa de la Superliga es mucho más que eso. Si bien en un primer momento parece que sólo llega para llenar un espacio en el calendario, les da a los jugadores la chance de tener continuidad, a los clubes de poder tener mayores ingresos y de luchar por un título que, además de gloria, otorga un cupo para un torneo internacional. “A nosotros nos sirve para jugar, al DT y a los dirigentes para ir armando el nuevo equipo y al club para ganar dinero y hacer frente a meses en los que no tienen tantos ingresos”, dice Julián Vitale.
Por todo eso, el “Santo” intentará dar batalla en una copa que ofrece mil oportunidades.