Los esfuerzos de los gobiernos impulsando medidas que intenten traducirse en una mejora en el bolsillo de la gente suelen darse únicamente ante dos circunstancias: cuando es un año electoral –buscando de aquel voto que aún no está conforme con la marcha del gobierno de turno– o bien cuando el año no es electoral, pero hay cierto grado de desesperación política en respuesta a una desesperante situación social y económica.
Resulta evidente en este caso que no estamos transitando un año electoral. Estos últimos días hemos visto el lanzamiento de un nuevo “plan platita”, una versión reducida de aquel que significó un aumento sideral del gasto público durante la segunda mitad del año 2021 con el objetivo de intentar revertir la derrota electoral sufrida por el gobierno en las elecciones PASO de aquel año.
Al respecto, cabe recordar que en ese momento se aumentaron las asignaciones familiares, se incrementaron los planes sociales, se tomó la decisión de mantener congeladas las tarifas del transporte, se otorgaron subsidios a quienes “blanquearan” a sus empleadas domésticas, se anunciaron cambios en el impuesto a las ganancias y hasta hubo créditos subsidiados para quienes construyan.
En ese sentido, además, se lanzó el programa Previaje, subsidiando a quienes en aquel momento tomaban la decisión de viajar haciendo turismo por el país. Es por ello que todo el costo de este derroche de recursos en vistas de aquella contienda electoral es lo que hoy estamos pagando mes a mes a través de la desbordada inflación: nada es gratis, menos aún la emisión descontrolada de pesos.
Ahora –sin tanta efusividad ni tantos recursos que dilapidar– el Gobierno intenta llevar algo de calma a los castigados ingresos de los argentinos. Tal vez el anuncio más esperado por muchos es el que se hizo confirmando el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias. Resulta increíble que el Ministro aún considere que la sociedad no entiende que lo que se recauda por la no actualización del impuesto no es más que el resultado del efecto inflacionario.
Aquí no hay ningún esfuerzo del Estado sino más bien una corrección ante una injusticia generada por la propia impericia del gobierno en materia inflacionaria. Además de la actualización del impuesto a las Ganancias el equipo económico presentó algunas medidas que resultan viejas y repetidas: Lanzaron el plan “ahora 30″ que permitirá comprar electrodomésticos ensamblados en el país en 30 cuotas.
Incluso fueron más lejos: preparan un plan “Ahora 42″ destinado a jubilados. Toda una rareza para un grupo etario que cobra haberes miserables y que poseen límites en sus tarjetas de crédito mucho más bajos que los que poseen quienes están en actividad. El nuevo “plan platita” también incluye un bono a “los más vulnerables”. Unas 2.000.000 de personas que estarían alcanzadas por dos pagos de 22.500 pesos a realizarse en los meses de noviembre y diciembre.
El gasto en este nuevo subsidio alcanzaría al menos los 90.000 millones de pesos. El aluvión de medidas culminaría (al menos por ahora) con un nuevo esquema de precios denominado “Precios justos”, una especie de “Precios cuidados” renovados. Pretenden que los precios de los productos queden impresos en sus paquetes y envoltorios, y que los mismos queden “congelados” durante al menos 90 días.
Extraña pretensión oficial en un país con un 100% de inflación anual, pero mucho más extraña por querer lograr que quienes producen un producto impriman en sus presentaciones el precio al que van a vender el mismo las miles de bocas de ventas minoristas. Hay más: se está analizando ofrecerle al sector alimenticio un “dólar góndola” como incentivo para lograr que acepten detener el aumento de precios por al menos tres meses. El delirio es total.
La economía argentina agoniza. Pretender solucionar problemas con medidas de corte populista y de carácter netamente cortoplacista no es más que un nuevo intento por ganar algo de tiempo hasta que las elecciones finalmente aparezcan en el horizonte. Mientras tanto los problemas estructurales siguen estando demasiado lejos de la agenda del gobierno, a pesar de que buena parte de la gente está pidiendo a gritos cambios que permitan cambiar una realidad que no da para más.