En medio de las elucubraciones por la posibilidad de que avance en el Congreso la discusión para eliminar las PASO, algo que en principio depende de la interna del Frente de Todos, el acto del radicalismo por los 39 años del triunfo de Raúl Alfonsín con críticas a Mauricio Macri potenció los ruidos en Juntos por el Cambio, y provocó la respuesta de un sector del PRO. A su vez, la presencia de Horacio Rodríguez Larreta en ese encuentro de la UCR, una foto de los moderados de la coalición opositora en contraposición con los “extremos” para diferenciarse del ex mandatario, funcionó como otro motivo de tensión.
“Liderar no es creernos que somos el mejor equipo de los últimos 20 años y fracasar”, disparó Morales este sábado en Costa Salguero, en una de las estocadas a Macri. “Soy candidato a jefe de Gobierno de una coalición, porque hay algunos que parecen no entender”, había apuntado un rato antes Martín Lousteau a Patricia Bullrich, que con el ex presidente impulsan a Jorge Macri como sucesor de Rodríguez Larreta para “no entregar” la Ciudad a la UCR.
“No se sale de donde estamos con un shock que sea como una guadaña”, también cruzó el senador radical la postura que el ex presidente viene sosteniendo, sobre la necesidad de aplicar reformas estructurales drásticas en las primeras horas de un eventual nuevo gobierno, y confirmó en la presentación de su libro Para qué. Rodríguez Larreta y Diego Santilli se mostraron con Morales y Lousteau antes de esos discursos.
“Comparto el mensaje del encuentro de la UCR de ‘unidos ganamos’. Pero nadie gana si seguimos atacando a un gobierno del que todos fuimos parte, que sentó las bases para el verdadero cambio que vamos a impulsar en el 2023. Los adversarios están afuera”, tuiteó María Eugenia Vidal, una de las primeras en replicar desde el PRO.
La respuesta de Macri
Recién regresado de Arabia Saudita, Macri hizo silencio aunque dejó trascender un argumento similar. “¿Ellos no fueron parte de Cambiemos? ¿Están negando su pertenencia a la coalición?”, ironizaron cerca del ex presidente, en una reedición de la discusión sobre hasta qué punto los radicales tuvieron incidencia en aquel momento. Los correligionarios suelen recordar que Macri puso los límites al aclarar que se trataba de una coalición parlamentaria y no de gobierno.
“Nos encantaría que Morales sea candidato a presidente, que le presente a la sociedad su modelo de país y que la gente elija cuál es el rumbo que quiere para la Argentina”, transmitieron el desafío del fundador del PRO.
Dirigentes del sector de Macri y del ala dura del espacio también salieron a confrontar con los radicales en las redes sociales. “En el campo del debate de ideas, todo lo que quieran. Pero no cuenten con nosotros para ofensas personales. Seguiremos cuidando la herramienta que los argentinos nos dimos para cambiar al pais. Concentramos las energías en disputar con el populismo y no en desgastar a los nuestros”, tuiteó Hernán Lombardi.
Patricia Bullrich y Jorge Macri, el martes, en una actividad que potenció la interna del PRO en la Ciudad.
“Otra vez el que todos sabemos participando de un trío que habla mal del PRO y de Macri”, apuntó Fernando Iglesias. El escenario ya se había recalentado durante la semana, además de la presión de un sector del Frente de Todos por las PASO, por la actividad en conjunto entre Bullrich y Jorge Macri en la plaza Houssay.
Rodríguez Larreta procura un equilibrio para transitar la incomodidad entre la sociedad con el radicalismo, principalmente a través de Lousteau, y la tensión por la posibilidad de una competencia interna en la Ciudad por primera vez con cierto riesgo en el bastión del macrismo.
“Hay mucha gente enojada en el PRO. Horacio se mueve en un límite cada vez más fino, entre los que toleran una sobreactuación para cuidar a los aliados y los que ya no aceptan que banque un acto en el que putean a Mauricio”, advirtió uno de los integrantes de la mesa chica de Macri, y siguió: “Es legítimo que tenga su proyecto presidencial, pero no que en función de eso todo lo demás sea secundario y esté dispuesto a cederlo”.
Desde el sector de Larreta buscaron bajarles el tono a las controversias, con el argumento de que el jefe de Gobierno pasó a saludar como también pudieron haberlo hecho Bullrich -en Punta del Este, envió una carta- y el propio Macri, aunque el episodio incrementó las tensiones internas en coincidencia con la inquietante posibilidad para Juntos por el Cambio de que el oficialismo cierre filas para intentar eliminar las PASO.