En el segundo trimestre del año, casi 2 millones más de personas cayeron por debajo de la línea de la pobreza y 500.000 más en la indigencia. Los datos, revelados por el Centro CIFRA de la CTA, son “resultado directo de la aceleración de precios que erosionó los ingresos familiares”, incluso a pesar de la implementación de nuevas políticas sociales.
Según afirmó a El Destape la investigadora de CIFRA, Mariana González, sería además “esperable un aumento en el nivel de pobreza e indigencia para el segundo semestre, por la persistencia de elevados niveles de inflación que erosionan los ingresos reales”. De hecho, González agregó que, anticipando este aumento, el Gobierno implementó diversas políticas sociales como un nuevo refuerzo previsional, el refuerzo a las asignaciones familiares y el bono para las personas sin ingresos. “Aun así -aclaró la investigadora- seguramente la pobreza se esté incrementando en la segunda mitad del año”.
La falta de control sobre la inflación llevó a que la incidencia de la pobreza y de la indigencia, que según CIFRA venían disminuyendo desde fines de 2020, experimente a partir del segundo trimestre de 2022 un nuevo incremento. En el país existen 17,8 millones de argentinos en situación de pobreza y 4,3 millones en la indigencia, es decir cuyos ingresos no alcanzan siquiera para adquirir la Canasta Básica Alimentaria.
Caída salarial y ausencia del Estado para revertirla
Una de las claves que se desprende del informe de CIFRA es el hecho de que las políticas del gobierno para atacar el incremento de la pobreza pasan fundamentalmente por elevar el gasto y la asistencia pública. Para el instituto esta estrategia es “llamativa” y destacaron la “falta de iniciativas que apunten a la recuperación salarial, más allá de las negociaciones paritarias”.
Si bien el informe alcanza al segundo semestre, datos del Observatorio Económico Regional Urbano (OERU) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCUYO dieron cuenta que la situación no se revirtió, pues en el acumulado en términos reales los salarios cayeron hasta agosto un 3,5 por ciento, guarismo que, en el caso de los informales, se extendió al 11,25 por ciento, “manteniendo su tendencia decreciente”.
Todo ello, destacaron desde CIFRA, sucedió en un contexto en el que el sector empresario “fue beneficiado por el crecimiento económico y de la productividad” debido a que durante el primer semestre, cada trabajador produjo un 5 por ciento más pero sus salarios promedios solo subieron 0,5 por ciento.
En este mismo sentido, desde el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, espacio integrado por economistas ligados a la Universidad Nacional de Rosario, señalaron que “las empresas con capacidad de formación de precios se adelantan a la inflación, presionando sobre la propia inercia del aumento de precios y obtienen una rentabilidad incrementada”.
“Mientras tanto, los ingresos laborales, a pesar de activas negociaciones entre sindicatos y patronales, no logran avanzar por delante del aumento del costo de vida”, agregaron y destacaron que “ya van siete meses consecutivos con una inflación mensual superior al 5 por ciento, con una tasa interanual que trepó al 83 por ciento y no encuentra techo”.
De esta forma, nada hace prever que se haya revertido el crecimiento de los denominados “trabajadores pobres”, es decir argentinos que pese a desarrollar una actividad no logran completar un Canasta Básica. En el primer trimestre de 2015 eran el 18,5 por ciento de los ocupados, pero a inicios de este año llegaban prácticamente al 25 por ciento. Sobresalen los informales y cuentapropistas, entre los que la pobreza alcanzó en ese término al 40,8 por ciento y 37,1 por ciento, respectivamente.