El domingo nos vamos a Al Khor, un enclave en la parte norte de Doha poblado por lagos, parques y zonas verdes protegidas. Allí, muy cerca de la última estación de la línea roja de subte, se erige la imponente estructura del estadio Al Bayt. Será el escenario del partido inaugural, duelo entre qataríes y ecuatorianos sin favoritos a la vista. Y será, finalmente, el momento del fútbol luego de tanto que se habló del Mundial. De lo bueno y de lo muy cuestionable.
Lo particular de la arquitectura del estadio es su ligazón con las tradiciones qataríes, ya que está inspirado en las tiendas que armaban en el desierto los pueblos nómades, llamadas bayt al sha’ar. Justamente, visto desde lejos, el Al Bayt parece una carpa gigantesca identificada con franjas blancas y negras. Por dentro es un complejo ultramoderno, con capacidad para los 60.000 espectadores que verán el show previo encabezado por Ozuna y varios artistas sorpresa, y el tan esperado partido que pondrá la Copa en marcha.
Por Doha circulan muchísimos ecuatorianos, todos muy confiados en lo que puede hacer el equipo de Gustavo Alfaro. Tienen como referencia su notable marcha por las eliminatorias, en las que lograron la clasificación sin sufrimientos de por medio. Y además quitándole importancia al affaire Byron Castillo, jugador objetado por Chile debido a una supuesta nacionalidad colombiana al que finalmente excluyeron del plantel. Como si fuera poco, una noticia falsa indicaba que Qatar había sobornado a jugadores ecuatorianos para que se dejaran ganar por 1 a 0. La posverdad hace de las suyas.
Moisés Caicedo, compañero de Mac Allister en el Brighton inglés, es el jugador a seguir de cerca. Un volante talentoso que tiene todo para crecer, al igual que Piero Hincapié, el zaguero que saltó de Talleres de Córdoba a la Bundesliga y hoy es buscado por los grandes de Europa. Pervis Estupiñán, lateral transferido al fútbol inglés, es otra de las figuras de un equipo ordenado y aguerrido, pero al que le falta gol porque Enner Valencia ya no está en su mejor momento. Tal vez explote el joven Gonzalo Plata, un wing habilidoso y atrevido con presente europeo.
¿Y qué tiene Qatar para oponer? Para empezar, y es el dato trascendente, la condición de local. Pero además es un equipo que no conviene subestimar, campeón de la Copa de Asia en 2019 (derrotando a Japón en la final), dirigido por el español Félix Sánchez y con Almoez Ali como figura. Nunca es cómodo enfrentar al anfitrión y los ecuatorianos lo saben. Menos en un grupo (el A), que tiene un candidato excluyente (Países Bajos) y al más fuerte de los representantes africanos (Senegal), aunque la baja de Sadio Mane es un golpe y habrá que ver cómo lo afrontan.
Es la hora del fútbol en Doha. Bienvenido sea.
