El chofer que conducía la camioneta de la Legislatura que fue sustraída hace casi cinco meses recibió una sanción disciplinaria, pero el vehículo sigue sin aparecer y, según las hipótesis que manejan los investigadores, podría haber sido llevada a Bolivia donde la habrían canjeado por droga.
El martes 22 de julio al mediodía, Ernesto Galván (estuvo detenido por el caso) trasladó a la funcionaria Cristina Robles Ávalos hasta la Universidad Tecnológica de Tucumán (UTN). Según dijo, no pudo estacionar la Toyota Hilux en el interior de la institución, y la dejó en Italia casi esquina Rivadavia.
Una hora y 15 minutos después, de acuerdo a la información oficial, el vehículo había desaparecido. El robo generó un revuelo. Robles Ávalos denunció y desde la cámara comenzaron a moverse para dar con la camioneta.
El martes, el Tribunal de Cuentas resolvió un expediente que le había enviado la Legislatura. En el escrito, informaba que inició un sumario administrativo para deslindar la responsabilidad de los empleados. Según esa investigación interna, liberó a la funcionaria y responsabilizó a Galván por “no cuidar los bienes del Estado velando por la economía del material y la conservación de los elementos que le fueran confiados a su custodia”. Y el 20 de noviembre decidió sancionarlo con una suspensión de 10 días hábiles sin goce de sueldo.
El organismo de control, con la firma Sergio Díaz Ricci y Marcelo Vidal (sigue de licencia Miguel Terraf), devolvió el expediente a la Cámara para que le confirmaran si la sanción ya había sido cumplida o si esperaba algún tipo de medida para aplicarla.
Un misterio
Pero más allá de la sanción al empleado, la Toyota Hilux sigue sin aparecer. “La causa se sigue investigando. Son varias las dependencias policiales que están realizando diferentes trabajos. El expediente sigue su curso y esperamos resultados”, explicó la fiscala Adriana Reynoso Cuello que dirige la pesquisa.
En el expediente hay varias certezas. La más importante: el que se llevó la camioneta tenía una copia de la llave, ya que esos vehículos tienen un sistema que impide su arranque si es que no cuenta con un elemento original o un duplicado que se hace de la llave original.
Por la pesquisa se descubrió que antes de se cometiera el hurto, era costumbre que los choferes se quedaran con los rodados porque no estaban obligados a dejarlas estacionadas en el edificio de la Cámara. Varios testigos indicaron que esta situación se originaba porque no habría lugar para dejarlas en la playa ubicada en el subsuelo. “Cuando se descubrió esa irregularidad, se cambió la modalidad. Todo el mundo tenía que dejar las camionetas o los vehículos”, explicó una alta fuente legislativa.
Por pedido de la Justicia, la Cámara envió los dos juegos que fueron entregados con el vehículo. Entonces, no quedaron dudas que alguien hizo una copia. La Toyota, antes de que fuera designada como móvil de todo el personal, estaba en poder del ex legislador Guillermo Gassembauer. Se investigó sin éxito a su entorno.
La camioneta Toyota Hilux sustraída era modelo 2016. Su valor en el mercado supera los $1,5 millón. Tenía seguro total por robo.
En medio de la investigación surgió un dato. Se descubrió que la camioneta era perseguida por un utilitario blanco que podría haber seguido al chofer para observar sus movimientos y poder sustraerla cuando se detuviera. Pero las imágenes que se consiguieron no sirvieron para identificar a su propietario.
Hasta el momento, Galván fue el único detenido por la causa. Declaró ante la fiscala Reynoso Cuello y negó haber sido el autor del hecho. Recuperó la libertad, pero aún sigue implicado en el caso.
Sospechas
El caso generó varias versiones. Algunas aparecen en el expediente y otras no. “Hay muchos datos que surgieron en las actuaciones que hicieron los investigadores, pero al no contar con pruebas firmes, se terminaron descartando”, explicó Reynoso Cuello.
Siempre se sospechó que la camioneta podría haber sido “enfriada” -en la jerga se denomina así cuando un delincuente esconde un bien hasta que se la deje de buscar- en algún lugar de Villa Mariano Moreno, donde se realizaron numerosos allanamientos sin que se la pudiera encontrar.
También trascendió que los ladrones habrían intentado entregarla si es que le pagaban un rescate que primero habría sido de $200.000 y luego se redujo a $40.000. Esta versión no aparece en el expediente, pero fue aportada por el personal del Destacamento Policial de la Legislatura que también hizo una investigación paralela.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]“Lo único que puedo asegurar es que seguimos buscándola. Analizamos diferentes pistas, la investigamos y, si no arrojan resultados positivos, la descartamos”, explicó el jefe de la Sustracción de Automotores René Sánchez.[/su_note]
La última de las versiones que dan vuelta entre los cuerpos del expediente es que los delincuentes podrían haber decidido huir de la provincia con la Toyota. Pasaron por Salta, cruzaron la frontera y la habrían comercializado en Bolivia. No descartan que la podrían haber canjeado por droga con la intención de revenderla luego en la provincia.