La elevada inflación no hizo más que para igualar hacia abajo, la brecha de ingresos. Así, por ejemplo el ingreso total familiar del 10% de la población urbana tucumana más adinerada gana 11 veces más que el 10% del grupo de menores ingresos del distrito. Esto quiere decir que por cada peso que percibe un hogar perteneciente al decil de menores ingresos, un hogar del decil de mayores ingresos recibe 11, en promedio.
Los hogares con ingreso tienen en promedio un ingreso total familiar de $ 110.061 mensuales, al cierre del segundo trimestre del año, de acuerdo con los datos difundidos por la Dirección de Estadística de la Provincia. Se trata de una tendencia descendente, si se toma en cuenta que más de la mitad de los hogares más vulnerables apela a un subsidio estatal para reforzar sus ingresos.
La distribución del ingreso surge de los datos proporcionados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en base a relevamientos provinciales. La EPH lleva a cabo un relevamiento exhaustivo de los ingresos de los hogares, para lo cual realiza un conjunto de preguntas destinadas a indagar las distintas fuentes de ingreso, tanto de las personas en forma individual como de los hogares en su conjunto. Los ingresos relevados provienen tanto de fuentes laborales, ya sean de ocupados asalariados o independientes, como no laborales, principalmente jubilaciones y pensiones, y subsidios.
Según los datos oficiales, el decil más bajo de la pirámide socioeconómica por ingresos registra un ingreso promedio de $ 25.994, mientras que las familias más pudiente del principal aglomerado urbano reciben, en promedio, $ 291.522 mensuales.
Si se analiza más profundamente el reporte sobre los “Hogares según escala de ingreso total familiar” puede inferirse que la asistencia social contribuye a mantener los niveles de indigencia. Cerca de $ 6 de cada $ 10 que se generan en las familias más vulnerables proviene de un aporte del Estado. Pero también ese asistencialismo tiene su peso en la reducción de los niveles de pobreza. De acuerdo con el diagnóstico oficial, al primer semestre de este años 73.501 hogares estaban bajo la línea de pobreza. En esas viviendas residen 319.630 personas, es decir el 35,1% de la población urbana (911.830 individuos) del Gran Tucumán-Tafí Viejo. Esas familias no lograron reunir los $ 92.244 que se necesitaban para cubrir la Canasta Básica Total (CBT). Desde entonces hasta el mes pasado, esa misma canasta se encareció en casi $ 28.000, a $ 120.224 mensuales para una familia tipo, por efecto del incremento en el precio de los alimentos. Del estudio estadístico se desprende que no menos de 270.000 personas del distrito cuentan con una ayuda estatal que supera el 50% como ingreso del hogar.
El ingreso medio para el total de la población es $ 32.261, tomando como referencia el ingreso familiar per cápita. El decil más bajo de esta escala tiene un ingreso per cápita de $ 8.211, mientras que el más alto es de $ 89.077 mensuales.
Según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), se establece que la clase media es aquella familia cuyos ingresos se sitúan entre el 75% y el 200% del ingreso per cápita familiar. La clase baja se sitúa por debajo del 75%, y la clase alta por encima del 200%. Teniendo en cuenta esto, la clase baja se encuentra entre el primer y quinto decil, la clase media se encuentra entre el sexto y noveno decil, y la clase alta en el décimo decil.
Los deciles de ingreso per cápita familiar son determinados a partir del ordenamiento en forma ascendente del total de individuos con ingresos mayores a cero, declarados de forma completa, en función del valor de su ingreso per cápita. Estos individuos son distribuidos en 10 grupos de igual tamaño, de acuerdo con la metodología aplicada por el Indec. De esta forma, el primer decil representa al 10% de la población de menor ingreso per cápita familiar mientras que el último decil constituye el 10% de la población con mayor ingreso per cápita familiar. Permitiendo así su posterior comparación.
