DOHA (Enviado especial).- El entrenador, Luis Enrique, es un flamante y famoso streamer. En el medio, Sergio Busquets (34 años), de los últimos que sobreviven de la camada histórica, lleva como un padre de las manos a dos “niñatos”. En la derecha lo tiene a Gavi, de 18, y en la izquierda a Pedri, de 19. En realidad, podría decirse que Busquets es el soporte. A sus lados van los generadores de contenido. Nada más oportuno para la época. Desde allí, todo lo que se origina es divertido y fresco. Es la matriz de la felicidad.
La FIFA dice estar preocupada por la madurez del negocio. Que el fútbol se volvió un deporte para gente vieja. Que no sabe cómo hará para atraer a las nuevas generaciones para que el producto sea rendidor en el futuro. Los jóvenes ya no aguantan tanto tiempo frente a un televisor. Planean cambios reglamentarios, acortar los 90 minutos, hacer arcos más grandes, pelotas más chicas… Se han dicho locuras de todo tipo. En una de esas, si le echa un vistazo a esta selección de España, puede empezar a encontrar soluciones a su problema empresarial.
España goleó por 7 a 0 a Costa Rica y no llenó el estadio Al Thumama, con capacidad para 40.000 espectadores, pero casi lo competa. Hay que darle una oportunidad y verlo jugar. La difusión luego llegará con el boca en boca. No hace falta publicitar. Nadie puede decir cosas negativas de este equipo. Es una maravilla. Lo era cuando le tocó perder con Italia por penales en las semifinales de la Eurocopa, en julio del año pasado, y lo fue tres meses después, cuando cayó en la final de la Nations League ante Francia.
Discontinuó a Gerard Piqué y a Sergio Ramos. Es triste, son dos símbolos. Además, debe reconocerse que en muchos aspectos ellos siguen siendo mejores que Rodri y Laporte. Son dos estandartes, podrían estar. Tranquilamente. Pero la realidad los pasó por encima. Se produce para hoy y para garantizar el mañana. La adaptación requiere de precisión, calidad, velocidad. Sangre nueva, toque rápido y efectivo.
Apenas de movida, verlo a Pedri retroceder para despegarse de su marcador y encontrar ángulos de pases para sus compañeros, es un gesto técnico que despierta voces de admiración en el palco de prensa, donde todavía quedan periodistas avanzados en años y hasta exfutbolistas conocedores en la materia. La captación comercial del nicho está asegurada.
A los 15 minutos, Jordi Alba va hasta el fondo y, en vez de tirar el centro sin sentido, con un enganche cortito le tira un caño a su defensor y genera una ovación estruendosa de todo el público (los españoles y los extranjeros que viven la experiencia de la Copa del Mundo en vivo). Formidable: el comprador ocasional también está satisfecho. Recirculación. Seguro volverá.
Hay algún que otro problema. La sustentabilidad. La línea defensiva presenta un mercado riesgoso. No es tan notable esta noche, porque Costa Rica le facilita las cosas. Pero no se debe dejar pasar y se pondrá la atención que requiera. Es posible que sea un problema de la franja etaria. Los jóvenes piensan en el pasatiempo, el entretenimiento que está allá afuera y no en la estrategia conservadora. No está mal. Hay que animarse, convivir con cierta inestabilidad. En todo caso, son detalles a ajustar para que la rentabilidad se sostenga.
Este presente es tan interesante que impulsa al replanteo del pasado. Algún día podría abrirse otro debate, respecto del direccionamiento global de la plataforma: ¿fue mejor el Barcelona de Guardiola o el de Luis Enrique? Hoy por hoy, este último ganaría el premio al CEO del año.
Las métricas le cierran por todos lados: 82% de posesión del balón, 13 tiros al arco… Hay que esperar el reporte del área técnica de estadísticas avanzadas, pero seguro que esto estuvo por encima del promedio de goles esperados (aunque casi nadie lo entienda, se dicen que es importante, y no suelen equivocarse).
Adelante todos llegan al gol, se pasan la pelota. Convierten dos Ferrán Torres (22 años), y uno Marco Asensio (26), Dani Olmo (24), Gavi (el polluelo de 18), Carlos Soler (25) y uno de los grandes, el tío “piola”, Alvaro Morata (30).
El párrafo final… Según las estadísticas, pocos llegan hasta allí. Tal vez algún adulto mayor o quién se manche las manos con papel. Este equipo despliega el fútbol que se jugaba hace cien años. Y hace 50 o 25. No todos, claro. Los que lo jugaban bien antes; los que lo juegan bien ahora -aunque hay cada vez menos-. La esencia, es inalterable. España no cambió nada. Pero lo ofrece más rápido y mejor que nadie. Tal vez sea el futuro. Se pueden conseguir más lecciones en el Twitch de Luis Enrique.