El femicidio de Brenda Marisa Coronel, de 29 años, ocurrió con una violencia inusitada. Según se explicó en la audiencia de imputación, su ex pareja, Roque Daniel Jerez, de 36 años, le efectuó 80 puñaladas. El macabro hecho sucedió el miércoles en presencia de una hija de ambos (de un año), en una casa de López y Planes al 1.500, en el barrio Viluco, un sector de Villa 9 de Julio. Minutos antes del crimen, Jerez había estado viendo el partido en el que la selección Argentina derrotó a Polonia en la Copa Mundial de fútbol. El acusado habría aprovechado los festejos por la victoria para que los gritos de la mujer pasaran desapercibidos.
A pesar de los ruidos por los festejos, un policía que vive en esa cuadra pudo escuchar el pedido de auxilio de Coronel. El hombre inmediatamente se dirigió a la vivienda y junto a otros vecinos redujo al sospechoso. Luego llamó al 911 y al servicio de emergencias 107 para que auxiliaran a la víctima aunque ya era tarde.
Ignacio López Bustos, titular de la Fiscalía de Homicidios I, dispuso que Jerez quede aprehendido y ayer lo imputó por el femicidio. Se mencionó que el acusado había llamado a su hermanastro para contarle lo que había hecho: “me mandé una cagada”, le dijo. Mientras se le formulaba los cargos a Jerez, la familia de Brenda preparaba el entierro de la víctima.
El fiscal López Bustos enumeró las evidencias con las que cuenta hasta el momento y mencionó los testimonios recogidos durante las primeras horas de la investigación. Los familiares de la joven hicieron referencia a la violencia de género que venía sufriendo junto con sus hijos –cinco de otra pareja y uno con el agresor-, durante la relación.
Las muestras físicas en la escena del crimen incluyen sangre en la hija menor de ambos, sangre en la ropa del imputado y un cuchillo de 15 centímetros que está siendo peritado para determinar si se trata del arma homicida, dos celulares y un objeto filamentoso hallado en el lugar.
En cuanto al resultado de la autopsia, el fiscal indicó que el cadáver presentaba cortes superficiales y profundos en el rostro, tórax, espalda y en brazos, heridas que le provocaron un shock hipovolémico que derivó en la muerte. Por otra parte, el informe forense señaló que el agresor presentaba rasguños en la cara, lo cual sería un indicio de defensa por parte de la mujer.
La hermana de Brenda, Jorgelina Leonera Coronel manifestó que la víctima sufría violencia de género pero que nunca se animó a denuncias porque estaba amenazada por Jerez. “No queremos que ese hombre quede libre. Él puede asesinar a otras mujeres como lo hizo con mi hermana. Queremos justicia por mi hermana y por mis sobrinos, ¿por qué le hizo tanto, tanto daño? ¿Para qué tantas puñaladas? Si un matrimonio no funciona, hay que dejarlo ir. ¿Era necesario que la madre de seis chicos menores se muera? ¿Quién los acompañará ahora al médico, a la escuela como hacía mi hermana? ¿Cómo les decimos a los chicos, ahora cuando la enterremos que ella no va a volver, que no va a poder dormir con ellos como siempre? Queremos justicia”, planteó la mujer. Y luego agregó: “tenemos miedo de que tome venganza hacia los chicos nosotros o hacia nosotros y pedimos que les hagan una cámara Gesell a mis sobrinos porque ellos han sufrido violencia mientras convivían con él y con mi hermana en ese hogar”.
Se pidió asistencia psicológica para los menores.
El informe psíquico de Jerez indicó que el hombre se encontraba con “suscripciones psíquicas conservadas, manifestó memoria y contenido del pensamiento sin alteraciones censo perceptivas”.
“Entendemos que existía una relación de pareja y que el homicidio se dio en el contexto de violencia de género, hubo ensañamiento e intención de matarla porque se manifestó en la cantidad de puñaladas y en los lugares donde fueron realizadas produciendo en la víctima un dolor deliberado”, expresó el fiscal, que solicitó la prisión preventiva por el plazo máximo que permite la Ley que es de seis meses. El juez interviniente concedió esa cautelar por el plazo pedido.
