La esquina de Virgen de la Merced y Mendoza ya no es la misma que los tucumanos estaban habituados a ver. Un pedazo de la ciudad parece haberse esfumado en el aire. Hoy, quien camine por allí advertirá que hay más espacio, que se percibe rápidamente el vacío que dejaron dos viejas casonas que fueron demolidas.
Se trata de edificaciones privadas (una ubicada en la ochava noreste y la otra, en la sureste) cuyos dueños obtuvieron el permiso de demolición. Las imágenes son elocuentes: para bien o para mal, un rincón de la ciudad ha cambiado.
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