Un informe realizado por el Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales (OFUT) de la cátedra de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, arrojó que en el Gran San Miguel de Tucumán existen 480 basurales clandestinos a cielo abierto. La cifra fue alcanzada luego de analizar imágenes satelitales de Google Maps junto a denuncias de vecinos publicadas en diarios locales.
Lo cierto es que, de los casi 500 puntos con residuos, unos 300 son de dimensiones menores; alrededor de 150, de mediana importancia y al menos 33 de gran tamaño, lo cual arroja como saldo una pésima gestión de Germán Alfaro que, sin embargo, constituye un tema que fue tratado de manera hipócrita de parte de la candidata a sucederlo en la intendencia, su propia esposa, Beatriz Ávila.
Y es que, en la primera de las consignas especiales del debate entre los candidatos a intendente de San Miguel de Tucumán, los cinco aspirantes que se hicieron presentes en los estudios de La Gaceta tuvieron que elegir una temática, entre tres imágenes que se les mostraron, para desarrollar su discurso al respecto. Cuatro de los candidatos eligieron el problema de los micro basurales en la ciudad.
Rossana Chahla, la candidata del Frente de Todos, señaló, directamente, que la basura es responsabilidad del municipio. “La basura contamina el agua, el aire, da problemas gastrointestinales, respiratorios”, enumeró la actual diputada, que también aportó dos datos: que cada tucumano genera un kilo de basura por día, y que uno de cada cinco tucumanos vive cerca de un basural.
Como solución, planteó un plan de emergencia: “en 180 días vamos a erradicar todos los basurales de Tucumán, con una recolección total”, indicó. Pero el momento de mayor descaro llegó cuando también se refirió al tema Beatriz Ávila, candidata de Juntos por el Cambio, partido que actualmente gobierna en San Miguel de Tucumán y gran responsable de la podredumbre que afecta a la capital.
“La ciudad más limpia no es la que más se limpia, sino la que más se ensucia”, señaló Ávila, explicando que en la Capital tucumana se levantan 800 toneladas de basura por día. También manifestó que no logró repercusión en los vecinos con las distintas medidas relacionadas con la separación de residuos, por lo que, de asumir, dijo que pondrá énfasis en esta temática, y también planteará un nuevo acuerdo con la empresa que recolecta la basura en la ciudad.
La única verdad es la realidad y la misma indica que la municipalidad es la responsable de la epidemia de dengue, justamente por la acumulación de basura. En lugar de gastar tanto dinero en publicidad, habría que destinarlo a erradicar semejante fuente de enfermedades. Todas las ciudades que se precian como modernas, tienen en el tema de la basura una prioridad en materia sanitaria.
“Estos últimos se localizan -por lo general- sobre la Autopista de Circunvalación y sobre las márgenes del Río Salí”, explica el relevamiento publicado en el sitio SCAIT. Lo cierto es que las cifras son alarmantes. Y es que de acuerdo al informe de OFUT, si se acumulara la basura que se produce por mes en el Gran San Miguel de Tucumán alcanzaría para cubrir 300 canchas de fútbol de un tamaño similar a la de Atlético Tucumán (105 x 70,2 m).
Sin embargo, en el alfarismo hacen mutis por el foro y miran para otro lado sin hacerse cargo de nada, como hacen siempre. Si para muestra basta un botón, en la intersección de Italia y José Ignacio Thames hay uno de los tantos basurales clandestinos. En este caso en cuestión, el mismo lleva allí más de un año y medio, de acuerdo a lo expuesto por parte de los vecinos del barrio El Bosque.
“Presenté notas a la Municipalidad y hablé con todos los políticos a mi alcance, pero la gente sigue tirando basura”, reclamó un vecino de la calle Italia, que no quiso revelar su nombre. Además de despedir un olor nauseabundo y de atraer ratas, el vaciadero complica el tránsito, según otra vecina. “A veces la basura llega hasta la mitad de la calle, y los autos deben hacer maniobras peligrosas para doblar”, explicó.
Quienes viven en las inmediaciones contaron que la basura y los escombros son depositados por gente que se acerca desde el barrio Juan XXIII, más conocido como “La Bombilla”. Al respecto, es menester dar cuenta acerca de que otros apuntan que hasta vecinos de la misma cuadra arrojan allí residuos. Incluso, a veces también aparecen autos que no son del vecindario y tiran desechos.
“El problema está en que el camión recolector no pasa seguido, y cuando pasa no levanta la basura que está en la puerta de las casas, sino que hace una sola parada: el basural de la esquina”, señaló un residente en la zona desde hace 15 años. Todos los entrevistados pidieron que no se cite su nombre por temor a represalias. Uno de ellos reveló que ya fue amenazado por denunciar el basural.
“Fue en los primeros días de enero, apedrearon la casa y nos amenazaron a punta de pistola -relató-. Me da miedo por mis hijos, desde que está ese basural no podemos vivir tranquilos”. Como si esto fuera poco, uno de los perros falderos de Germán Alfaro, el secretario de Servicios Públicos del municipio, Carlos Arnedo, afirmó sin vergüenza que la basura de la esquina de Italia y Thames se levanta permanentemente.
“Nosotros hemos intentado colocar un contenedor grande sobre la Italia, y los vecinos de allí no nos dejaron bajarlo”, añadió el funcionario que no funciona. Con miras a ofrecer una solución duradera, Arnedo anunció en el año 2019 que la Municipalidad lanzaría la Agencia de Protección de Espacios Públicos. La nueva dependencia iba a contar con 30 camionetas e iba a tener como misión monitorear el cuidado de calles, parques y plazas.
“Va a ser un número importante de efectivos el que estará destinado al cuidado de los espacios públicos y de aquellos lugares donde hay basurales crónicos, para evitar la vandalización y que arrojen más basura”, sostuvo Arnedo. Y agregó: “en ese basural de barrio El Bosque, como en tantos otros, patrullando la zona y poniendo la camioneta cerca podremos evitar que vuelvan a arrojar residuos”.
Pero todo resultó ser una burda mentira y un gran engaño a los vecinos que votaron masivamente a Germán Alfaro creyendo que el intendente se haría cargo esta vez y por eso le permitieron ser reelecto en el 2019. Ingenuamente, el estudiante que encabezó la investigación fue Federico Córdoba. Expresó que la investigación surgió del deseo de poner un poco de claridad en el marco de gestión de la basura. Una claridad que mostró la opacidad con la que el alfarismo trató esta problemática.
“Lo ideal es que llegue a los oídos de los gobernantes, para que puedan seguir avanzando sobre el estudio e implementando estrategias más eficientes de gestión de residuos”, indicó Córdoba. Pero no contaba con la desidia e insensibilidad de una gestión que sólo apunta a que Germán Alfaro concentre cada vez más poder en beneficio suyo y en desmedro de todos los vecinos de la capital.
Para colmo, Beatriz Ávila intentó tapar el sol con la mano. Lo cierto es que Beatriz Ávila demostró que es un títere de su esposo Germán Alfaro. Hay que recordarle a la senadora que hace casi 20 años su esposo está en la intendencia, hace ocho años como intendente y anteriormente como Secretario de Gobierno de Domingo Amaya. Que sepa Beatriz Ávila que su jefe y esposo, el intendente Germán Alfaro está hace 20 años manejando la Municipalidad.
Y durante su gestión, la problemática de la basura solo se ha profundizado y eso es principalmente por falta de voluntad y de gestión. A Beatriz Ávila no le dio vergüenza justificar los basurales a cielo abierto. Cuando Ávila dijo que la ciudad más limpia no es la que más se limpia, sino la que más se ensucia, se sinceró. Ahora entendemos porque la Municipalidad hizo posible el crecimiento de los basurales a cielo abierto que hay a lo largo y ancho de la ciudad.