Los principales datos de la macro marcan que la economía está hoy en una situación más débil que la que tenía cuando Sergio Massa se hizo cargo del Palacio de Hacienda. La inflación, la pobreza, la desaceleración de la actividad y la caída de las reservas se profundizaron desde que el actual candidato a presidente asumió como ministro de Economía.
Aquellos $285 de julio pasado equivalen a $650 de hoy. Sin embargo, el informal cotiza a $493, dos pesos menos que el viernes pasado. En lo que va del año subió menos que la inflación: aumentó 39% contra un salto estimado en 50% de los precios para cuando se conozca el dato de junio.
Sergio Massa asumió la conducción del ministerio el 3 de agosto del año pasado. A poco de desembarcar se conoció el dato de inflación de 7,4% en julio, el más alto hasta ese momento en los últimos 20 años. En ese momento, el índice interanual daba 71%. Once meses más tarde, supera el 120%.
En la gestión Massa, la inflación tuvo dos períodos marcados: entre agosto y noviembre del año pasado fue bajando, hasta cerrar noviembre en 4,9%. Pero desde allí empezó a repuntar, hasta el pico de 8,4% de abril pasado. El salto de la inflación tiene su correlato en el aumento de la pobreza.
El último dato oficial marca 39,2% de personas en situación de pobreza para el segundo semestre del año pasado. Allí dentro está el fogonazo inflacionario que hizo que el indicador subiera desde la base del 36,5% del primer semestre, en un mercado de actividad en crecimiento y desempleo en baja.
Para este año aún no hay datos oficiales pero las mediciones paralelas dan cuenta de que la pobreza sigue en aumento. Según el relevamiento de la Universidad Di Tella, en el semestre diciembre/mayo se elevó al 43,2%. El economista Fernando Marull precisó que “desde que asume Massa hay 3.4 millones de pobres nuevos”.
“Son casi 9.000 nuevos pobres por día. El Gobierno busca reelegir con 43% de pobreza, que son casi 20 millones personas”. Los números de actividad tampoco acompañan la candidatura de Massa. En el tercer trimestre del año pasado, la economía creció 6,1%. El indicador desaceleró al 5% en el cuarto trimestre y a 1,3% en el primero de este año -último dato oficial-.
En definitiva, lo cierto es que lo que queda por delante tampoco parece auspicioso. La sequía, la caída de las exportaciones, la alta inflación y el recorte del poder adquisitivo y el consumo llevarán a la que el año termine con una recesión de entre 2,5% y 3%, según las estimaciones privadas.