De acuerdo a los últimos datos oficiales, en junio los salarios crecieron 0,1% mensual en términos reales, pero acumularon una caída del 3,2% frente a la inflación en la comparación interanual. De cara a lo que pueda ocurrir en la segunda parte del año, los pronósticos no son alentadores.
Es que las perspectivas de una nueva aceleración en la inflación conspiran contra la recuperación del poder adquisitivo de los ingresos. Y, si bien las paritarias “cortas” ayudarán a amortiguar la contracción, se prevé una caída en términos reales para los ingresos por sexto año consecutivo. El impacto será mayor, lógicamente, para los trabajadores informales.
“Tras la relativa desaceleración de la inflación en junio y julio (promedió poco más de 6% mensual, luego de alcanzar 8% promedio entre marzo y mayo), el reciente salto cambiario redundará en una inflación que prevemos alcance los dos dígitos en agosto y septiembre”, señaló Santiago Manoukian, Jefe de Research en Ecolatina.
En ese contexto, el economista señaló que, “si bien el poder adquisitivo acusará el golpe, la naturaleza de las negociaciones paritarias, caracterizadas no solamente por ajustes más frecuentes sino también por un acortamiento de su vigencia, permitirá que los sindicatos adapten sus pretensiones a la nueva nominalidad con mayor rapidez, lo que se combinará, muy probablemente, con una suma fija para todos los trabajadores formales”.
“De este modo, se espera una caída moderada, del orden de 1,5% del salario formal real promedio este año, un valor que esperamos sostenga el nivel de consumo en un contexto de creciente nominalidad. No obstante, habrá marcado el sexto año consecutivo de caída del salario real en la economía, siendo los informales los más desfavorecidos”, resaltó Manoukian.
En la misma línea, Francisco Ritorto, economista de la consultora ACM, explicó que, “al igual que el año pasado, va a haber una pérdida de poder adquisitivo generalizada”. “Con los datos disponibles hasta ahora (junio), vemos que el salario en términos reales presenta una caída cercana al 2,2% en el primer semestre del año. Al esperarse ya un piso más elevado de inflación, es poco probable que los salarios puedan acompañar tal nominalidad. Además, hay un problema adicional que es la disparidad entre los salarios: si se analiza el sector no registrado, te encontrás con una situación de mucha mayor vulnerabilidad y una caída más acentuada del poder adquisitivo”, resaltó el analista.
“Por otra parte, nosotros solemos mirar la evolución del salario frente a la inflación de alimentos exclusivamente -porque es el más básico y principal gasto de las personas-: en este caso, la pérdida de los salarios contra la inflación es mayor y acumula hasta un 5% de caída real de enero a junio”, detalló Ritorto.
“En definitiva, los salarios ya perdieron bastante terreno contra la inflación si se compara con años anteriores y es poco probable que cambie esta dinámica”, agregó el analista, quien en cuanto a los nuevos formatos de paritaria remarcó: “Recortar los plazos de negociación puede paliar un poco el impacto, pero no sería suficiente para que mejoren las expectativas del poder adquisitivo. Además de que una menor duración de los contratos termina retroalimentando los precios cuando te encontrás en un proceso de alta presión inflacionaria como este”.
En tanto, Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, sostuvo que “el problema en estas situaciones es que una aceleración inflacionaria siempre deja a los salarios corriendo de atrás y a la defensiva”. “Porque las paritarias se cerraron con números de inflación esperados menores y el tiempo hasta la reapertura de las paritarias, y entre que esos aumentos surten efecto, siempre va dejando en el medio un plazo en el cual los salarios se atrasaron”, explicó.
“Siempre hay dos maneras de medir si el salario se atrasó o no. Uno, punta a punta: quizás, en un año en que la inflación se ameseta a fin de año, los salarios entonces punta a punta puedan empatarle. Pero no va a ser el caso este año, ya que los precios se están acelerando nuevamente y con una gran incertidumbre respecto del dólar y por ende los demás precios de la economía. Es decir que este año es difícil que los salarios le empaten a la inflación punta a punta”, agregó Kalos, quien concluyó: “Pero peor aún, si a lo largo del año se fueron atrasando, va a dar la medición del año promedio: el salario promedio del año 2023 contra el del 2022 va a dar una caída del salario real”.
Proyecciones
Luego de las PASO y la devaluación del dólar oficial, diferentes consultoras analizaron los impactos que la nueva coyuntura puede tener en diferentes variables de la economía. Uno de los aspectos que se abordó fue la evolución de los salarios.
Por caso, desde Fundación Capital analizaron la evolución de los ingresos este año frente a los últimos periodos eleccionarios: “El salario del sector privado registrado, el menos afectado dada las recurrentes negociaciones salariales, caería un 4,1% i.a. en el 2023 en términos reales, ubicándose 5,3% por debajo del ingreso de 2019 y 18,5% de 2015. Además, el salario mínimo, proxy de ingreso del sector informal, se ubicaría un 11,3% por debajo de 2019 y un 34,8% por debajo de 2015”.
Por su parte, desde LCG resaltaron que “la actividad anémica y el clima de desconcierto le quitan poder de negociación a los trabajadores, por lo que es de esperar el surgimiento de nuevos asalariados pobres”. “Los salarios quedarán más atrasados, con un recorte real del 33% acumulado en 6 años (16% en los últimos cuatro años). En el caso de los salarios informales la situación sería todavía peor llegando a caer 52% en el mismo período (34% desde diciembre 2019)”, concluyeron.