“Quedó con algunas secuelas después de la golpiza. Le provocaron hemorragias internas y estuvo vomitando sangre”, explicó Dominga Ibarra, pariente de Luis Teodoro Frías, el hombre de 89 años que sufrió un violento robo en su vivienda de la localidad Puestito de Arriba, en Burruyacu.
Según su denuncia, un grupo de delincuentes irrumpió el sábado a la madrugada en su vivienda, le propinaron una paliza y, luego, de robarle lo abandonaron atado de pies y manos.
“Nos llamó la atención que el robo se concretara un día de mucha lluvia. Este señor vive en una zona conocida como ‘Barrio 22’, al cual solo se puede acceder a pie o a caballo, ya que se vuelve un barrial con las tormentas”, ilustró Ibarra, quien está casada con Horacio Frías, sobrino del hombre atacado.
Los desconocidos, que habrían ingresado armados, primero increparon al dueño de casa para saber dónde guardaba el dinero. Luego le asestaron golpes en el rostro y el abdomen, y finalmente lo ataron.
“Es un hombre mayor para recibir semejante castigo. Lo llevamos al hospital de Burruyacu, allí le hicieron placas para determinar si tenía lesiones en el cráneo. Tuvieron que hacerle cinco puntos en una ceja y le dieron antiinflamatorios”, agregó Ibarra.
Según la constancia policial, los maleantes se llevaron cuatro cuchillos, una escopeta, un radiograbador y $ 2.500 que encontraron dentro de un armario. Sin embargo, de acuerdo con lo que explicó Ibarra a LA GACETA, cuando Frías revisó a fondo su domicilio, le pudo confirmar a su sobrino que le faltaban alrededor de $ 4.500 y una linterna.
Ibarra puntualizó que los robos en la localidad son frecuentes. “En la escuela de El Puestito de Arriba llegaron a robar una bomba de agua. Además, a un vecino le sustrajeron una pileta de lona hace poco”, recordó la vecina.
Carlos Valdez, jefe de la Unidad Regional Este (URE), informó que se busca a los delincuentes. “Por lo que nos contó el afectado, dos jóvenes habían llegado en una moto y habían fingido que sufrían una avería por la lluvia. Luego lo atacaron”, contó. En la zona ocurrieron ataques similares en enero. Tanto en el caso de La Virginia como en el de Tala Pozo (en este último murió Damián Florentino Gómez) unos motociclistas pidieron ayuda reparar el vehículo; luego encañonaron, golpearon, robaron y maniataron al ocupante de la propiedad.