Javier Milei y Mauricio Macri tienen toda la intención de encontrarse la semana entrante. Nadie quiere hablar de día o lugar, pero el exmandatario -que volverá de su retiro patagónico y llegará a Buenos Aires mañana- ya suspendió las entrevistas que tenía previstas para priorizar su charla con el Presidente.
Milei, por su parte, tiene una agenda cargada. El lunes visitará Corrientes invitado al congreso de la Fundación Club de la Libertad (dicen que estará muy pocas horas en la provincia y solo para ese evento). Y en algún momento de la semana hará un viaje relámpago a Washington para participar de la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC, según sus siglas en inglés), el encuentro anual más importante de la derecha norteamericana. El evento (que desde hace algunos años devino en un Trumpfest) tendrá lugar entre el miércoles 21 y el sábado 24. Sin embargo, en Casa Rosada señalan que lo más probable es que Milei participe solo un día, y ni siquiera está confirmado que haya una foto con Donald Trump.
El jefe de Estado debe cuidar los tiempos y las formas, porque el viernes 23 llegará al país el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, un funcionario de altísimo nivel de la administración de Joe Biden. La idea es que Milei vuelva a Buenos Aires a tiempo para recibirlo.
Pese al ajetreo del cronograma presidencial, la expectativa es que Milei y Macri concreten en la semana un primer acercamiento cara a cara -por celular están en contacto asiduo- para intercambiar visiones e intenciones ante una posible integración más profunda entre La Libertad Avanza (LLA) y Pro. “Van a buscar un lugar en la agenda para que suceda el encuentro”, aseguraron cerca de uno de ellos.
Camino largo y complejo
El camino a una alianza formal, no obstante, se prevé largo y complejo. Nadie cree que del primer cónclave salga una resolución definitiva. “Aún no saben cómo ejecutar el acuerdo. Mauricio no quiere perder la identidad de Pro. Y Javier no quiere que ellos le coman el gobierno”, dijo un libertario de la primera hora. Así las cosas, en ninguna de las dos terminales hay mucho apuro por concretar la convergencia.
En Pro apuntan que primero el partido tiene que ordenarse y definir conductores y roles. “No podemos llegar a un acuerdo con LLA desunidos y desorganizados”, apuntó un importante diputado del bloque. Entre los libertarios la falta de premura obedece a los reparos sobre los alcances del acuerdo. Hay mucha reticencia en la mesa chica de Milei a entregar una cuota de poder.
“Se tiene que dar naturalmente de abajo hacia arriba. Hasta que no esté ordenado el territorio no se puede avanzar en nada con Pro”, dijo un miembro del primer anillo presidencial a LA NACION.
Quienes conversaron con Macri en las últimas horas señalan que para él “primero está Pro y luego la alianza con LLA”. El exmandatario da por sentado que él será el presidente del partido que fundó. Cree que al final del día eso decantará por peso propio. “Mauricio es el líder natural del partido, no creo que finalmente (Patricia) Bullrich se anime a disputarle ese lugar. Milei sabe que esto es así y por eso se va a sentar a hablar con él”, dijo un importante dirigente macrista de la primera hora.
La ministra de Seguridad viene advirtiendo que nadie, ni siquiera Macri, hoy representa a todo Pro. “Si Mauricio la quiere someter a Patricia no va a funcionar. Tiene que haber una construcción repartida. Si Mauricio es el presidente del partido, ella tiene que ser la presidenta de la asamblea, por ejemplo”, apuntó un ladero muy fiel a la funcionaria. Y lanzó: “Patricia ahora es mileísta, ella defiende al Gobierno sin condicionamientos. En cambio Mauricio sí especula con su segundo tiempo”.
Con la tensión entre Macri y Bullrich aún muy candente, Milei no quiere quedar en el medio de ellos. Así se lo transmitió a un alto funcionario en los últimos días. El Presidente está encantado con la performance de su ministra y cree que ella defiende al Gobierno por convicción. Pero también quiere preservar su vínculo con el expresidente, que está en un buen momento después de algunos desencuentros. Más aún si finalmente él queda entronizado al frente de su partido.
Intenciones
“Lo que Mauricio quiere es avanzar de a poco en una integración para darle fortaleza política a Milei y que le vaya bien. Y eso involucra el Congreso y el Ejecutivo. No es pedir cargos, sino ayudar en los lugares donde no están teniendo dinamismo en la gestión”, dijo uno de los interlocutores asiduos del expresidente.
Cerca de Macri aseguran que en ningún momento el expresidente pidió lugares de poder en el gabinete, ni cambios en la primera plana del Gobierno. Sin embargo, en el firmamento macrista se escuchan críticas veladas a algunos miembros de la mesa chica presidencial.
Hay cuestionamientos al ministro del Interior, Guillermo Francos, por los esfuerzos que hace para ampliar el espectro de aliados del Gobierno hacia el peronismo. Hay críticas al estratega Santiago Caputo porque suele defender la pureza libertaria y porque considera que Pro acompañará las reformas aún cuando no se hagan concesiones. Y algunos ya apuntan al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, por cuestiones de gestión y también porque es reticente a abrir las compuertas del Ejecutivo a los aliados.
Milei ya avisó internamente que los lugares más preponderantes del gabinete son intocables como una manera de blindarse. A la hora de llenar casilleros, el Presidente viene mostrando otras prioridades. A la Anses, por ejemplo, irá un cuadro técnico que “no está identificado con ningún partido”, dijeron en la Casa Rosada. Habrá que ver si el jefe de Estado le otorga lugares a Pro en el área de infraestructura, que siempre es de interés para Macri.
Un referente de Pro replicó: “Los que están cerca de Javier creen que nos pueden tener gratis. El problema es el compromiso. El momento de una integración más seria es ahora. Que no nos busquen cuando estén en un momento de debilidad”.