El gobernador Osvaldo Jaldo anunció la intervención de ERSePT (Ente Regulador de Servicios Públicos de Tucumán), el cual está a cargo de asegurar el correcto funcionamiento de empresas como EDET, y de aplicar multas en caso de que no cumplan con una cierta calidad en el servicio. Tras los numerosos cortes de electricidad en medio de una ola de calor, el primer mandatario provincial analiza las condiciones del contrato con la empresa.
En ese contexto, el equipo de Café Prensa conversó con Marcelo Palacios, quien se desempeña como trabajador de ERSePT, quien celebró la decisión Jaldo de intervenir a la entidad, ya que desde adentro se podía apreciar varios comportamientos irregulares que obstaculizaban su labor como agente controlador.
“Celebramos el hecho de que se haya tomado esta actitud frente a la situación actual. Hay que agradecerle al señor gobernador, porque esta situación no da para más. Más allá de todas las circunstancias que vivimos, no tenemos porqué padecer estas cosas. Como empleados, vivimos un continuo desprestigio de nuestra institución por quienes la conducen; y desde el lado de los usuarios, no puede darse que más de 560.000 de ellos queden sin energía”, señaló Palacios.
“En la actualidad suben las tarifas de los usuarios, pero no las multas ante la falta de servicio. Hay usuarios que pagan $200.000 para tener electricidad, mientras que en el caso de que la empresa no coloque un medidor para que se pueda acceder a todos los derechos de un usuario en regla es tan solo de $1.000. ¿Cómo se puede controlar a una empresa si las multa que se le aplica ante el mal servicio no tiene sentido ni peso?”, cuestionó el trabajador del ente.
Sobre algunos factores que influyen a la falta de control, resaltó la aparente falta de independencia real del ente: “Solo tenemos 4 vehículos para hacer rondas de controles: uno no funciona, dos están sin disponibilidad de combustible. Salimos a hacer inspecciones de obras en vehículos que nos provee EDET, con choferes de EDET y combustible de EDET, creo que no necesito decir más”.
“Veíamos que sistemáticamente se iba deteriorando la relación. Cada vez éramos más amigos de los muchachos de la avenida Avellaneda, y teníamos menor capacidad de función”, lamentó Palacios, y agregó: “Había una familiaridad muy insana entre el directorio (de ERSePT) y la gerencia de la distribuidora (EDET)”.