En la localidad de Atahona, Benjamín Gutiérrez de tan solo tres años está desaparecido hace un año. La búsqueda empezó cuando una de sus abuelas se percató de que cuando sus nietos iban a visitarla nunca estaba Benjamín. Le decían que se había quedado dormido o que estaba en la casa de algún familiar. Sin embargo, el testimonio de uno de sus hermanitos a una tía, de que Benja había muerto por el ataque de un perro, fue determinante.
Entonces, el 20 de febrero de este año, la mujer se acercó a una comisaría a contar lo que pasaba y sus sospechas. En un programa, estuvieron para dar testimonio del horror la abuela paterna, Mercedes Luna y la abuela materna, Mónica Gargiulo. También el abogado querellante que las representa, Álvaro Zelarayán. Lo que contaron en el segmento periodístico develó la trama de esta crónica siniestra, que ahora investiga la fiscal Mariana Rivadeneira.
“Esta es una historia llena de drogas, abuso y muerte”, presentaron el tema. Y quiénes son los responsables, quedó a la vista: es decir, sus propios progenitores. Ambos tuvieron varios hijos, algunos extramatrimoniales. En común hubo cuatro, pero antes que naciera Benjamín, Rodrigo, de un año, falleció. La autopsia revelaba que el bebé tenía golpes, aunque esa causa fue archivada.
¿Qué pasó con la Justicia?, ¿no advirtió el posible contexto de violencia en el seno familiar? Con más razón aún, el padre fue denunciado en varias oportunidades por ejercer violencia contra su pareja (la madre de los chicos). Es más, actualmente se encuentra detenido por ese delito. A la abuela paterna le llamaba la atención que cuando sus nietos iban a visitarla nunca estaba Benjamín. Le decían que se había quedado dormido o que estaba en la casa de algún familiar.
Sin embargo, el testimonio de uno de sus hermanitos a una tía, de que Benja había muerto por el ataque de un perro, fue determinante. Entonces, el 20 de febrero de este año, la mujer se acercó a una comisaría a contar lo que pasaba y sus sospechas. Frente a la grave denuncia, la policía se presentó en la casa de la madre para interrogarla y la respuesta fue que no tenía un hijo llamado Benjamín.
Lo mismo le dijo el padre cuando los agentes lo visitaron en la cárcel para interrogarlo. Ambos negaron tener un hijo con ese nombre. ¿Un pacto de silencio? Entonces la fiscal Mariana Rivadeneira pide los informes a los organismos del Estado para saber si el menor existe o no. El Registro Civil, la ANSES, la Maternidad y el SIPROSA, devuelven las actuaciones documentadas confirmando que sí. Que Benjamín Gutiérrez existe y que sus padres mienten.
En ese marco, cabe mencionar que, ante esto, la letrada ordenó sacar a los niños de la casa de su madre. “Falta uno, falta el bebé”, dijo su abuela cuando recibió a dos de sus hermanitos, guardando las esperanzas de que Benja estuviera ahí, de que estuviera bien. Luego la causa pasó a manos del fiscal Miguel Varela, de Concepción, quién se demoró 18 días para llamar a cámara gesell a los hermanistos.
Cuando esto por fin sucedió, la esperanza de encontrarlo con vida se diluyó con el testimonio que dieron los menores de 4 y 8 años. El mayor contó que la última vez que vio a Benja fue cuando su papá le pegó con un ladrillo en la cabeza. Asimismo, a pesar de la contundencia de las pruebas expuestas en el programa a Sangre Fría, todavía la Justicia no avanzó en la investigación.
“Hasta el momento no hubo allanamientos para ver si estaba el famoso bloque de cemento, o ropita de benja, todo lo que señala que hubo violencia. No se hicieron rastrillajes, ni con humanos ni con perros de búsqueda cadavérica. No hubo prueba de luminol ni se sacó muestra de sangre a los hermanos”, advirtieron para finalizar denunciando oportunamente la lentitud en la causa.