A las 14.29, la general del ejército estadounidense Laura Richardson, comandante del Comando Sur (SOUTHCOM), ingresó a la Casa Rosada donde se entrevistará con el jefe del Gabinete nacional, Nicolás Posse, con el ministro de Defensa, Luis Petri, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Xavier Isaac y con los titulares de las tres fuerzas. Desde unos diez minutos antes ya la estaban esperando el embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, y personal de Casa Militar. Luego se trasladaron a uno de los salones ubicados en el primer piso, el Eva Perón, donde se hará el encuentro.
Richardson había sido recibida este mediodía por el ministro de Defensa, Luis Petri, en la sede del ministerio. Allí también estuvo acompañada por el embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley. También estuvieron sentados en la misma mesa el subsecretario de Defensa, Claudio Pasqualini, Juan Bataleme -secretario de Relaciones Internacionales de esa cartera- y el jefe de Gabinete de Petri, Carlos Becker.
La visita de Richardson, que está en el país por tercer año consecutivo y que se extenderá por tres días, servirá para ratificar la alianza geopolítica del gobierno que encabeza Javier Milei con los Estados Unidos y también para alertar sobre la ofensiva que ha desplegado China en América Latina.
Richardson, que llegó el martes por la noche a Buenos Aires junto con la asesora especial Sara-Ann Lynch y una decena de oficiales y expertos en defensa, tiene previsto desplegar aquí una intensa agenda de actividades, que comenzó con una reunión con Stanley en la sede diplomática norteamericana.
“Nos visitó la general Laura Richardson del Comando Sur de EE.UU. en Buenos Aires. Su visita incluye un momento histórico: la transferencia de un Hércules C-130H a nuestra Fuerza Aérea, símbolo de la sólida cooperación bilateral”, detalló el ministerio de Defensa en su cuenta de X (ex Twitter).
Richardson, según se informó oficialmente, también participará durante su estadía en territorio argentino en un panel de discusión sobre la integración de las mujeres en misiones de paz, defensa y seguridad, enfatizando la importancia de la inclusión y la diversidad en los esfuerzos de seguridad global.
Su visita de tres días incluye una escala en Ushuaia, donde interactuará con personal militar local para conocer sus misiones y el papel fundamental que desempeñan en la salvaguardia de rutas marítimas vitales para el comercio global.
Esta mañana, el vocero presidencial, Manuel Adorni, resaltó la visita de Richardson y además de señalar las “excelentes relaciones con Estados Unidos” anunció que en mayo se producirá la llegada a Buenos Aires del portaaviones George Washington.
El Hércules 130 al que hace referencia el ministerio de Defensa en su tuit es una aeronave que está valuada en aproximadamente 30 millones de dólares y es parte de una donación de asistencia de seguridad financiada por Estados Unidos.
Está considerado por los expertos en aviación como uno de los aviones de mayor éxito en la historia de la aviación. Ha operado durante casi 70 años en todos los continentes, respondiendo a las necesidades de la aviación de 70 naciones y realizando una amplia gama de transporte aéreo y misiones especiales que incluyen extinción de incendios, reabastecimiento de combustible en vuelo, evacuaciones aeromédicas, reconocimiento meteorológico y asistencia en casos de desastre.
La presencia de la general Richardson expondrá la preocupación de Washington en el avance de China en la región y, más precisamente, en dos enclaves que gravitaron en las noticias de las últimas horas: Neuquén y la base científico-militar que opera China, y Ushuaia, donde el gobernador Gustavo Melella está interesado en permitir una inversión del gigante asiático en el desarrollo de un puerto de aguas profundas que sería el más austral del planeta.
Sobre la base espacial en Neuquén, en las últimas horas, el Gobierno argentino dejó trascender que analiza pedir una inspección técnica que permita revisar su funcionamiento.
De acuerdo a la información oficial esa estación en territorio neuquino en una superficie de unas 200 hectáreas fue creada a partir de la suscripción de acuerdos interinstitucionales entre China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), la provincia de Neuquén y los gobiernos de Argentina y la República Popular China.
Siempre circularon diferentes versiones sobre los verdaderos objetivos de fondo que China tiene en la estación de Neuquén con una antena que podría tener uso dual (pacífico y militar). Se afirma que podría tener capacidad de intercepción de satélites y que las instalaciones están controladas por una agencia espacial que reporta a la milicia de Xi Jinping.
Ese uso dual de la base, tanto para la observación astronómica como para el seguimiento estratégico de satélites con fines militares quedó prohibido por una adenda al convenio original que hizo la entonces canciller Susana Malcorra, durante el gobierno de Macri. Aunque los expertos técnicos aseveran que esa restricción ya se estaba clara en el contrato que firmó Cristina Kirchner cuando autorizó la construcción de la estación.