Estos y otros tantos peligros y condicionalidades enfrentó el presidente Javier Milei al utilizar vuelos comerciales para sus traslados, según el informe reservado que el Ministerio de Seguridad le entregó a la secretaria General, Karina Milei.
El “Informe de Seguridad Presidencial en traslados aéreos” al que accedió Infobae, fue elaborado por la Dirección Nacional de Logística y Equipamiento Federal, que trabaja a órdenes de la ministra Patricia Bullrich, incluyó un extenso detalle de todas y cada una de las amenazas que enfrentó Milei en sus viajes.
Como conclusiones, el trabajo advirtió que “la seguridad, tiempo, y capacidad de tomar decisiones del Presidente de la Nación, ante traslados aéreos de larga distancia, es una situación que afecta al presente y futuro del país, y constituyendo una acción más de gobierno, no se debería poner bajo el control de empresas comerciales aeronáuticas o la dependencia de otros organismos tanto nacionales como internacionales”.
“Las lecciones aprendidas de la gestión anterior del Ministerio de Seguridad y la volatilidad de los conflictos, nuevas formas de amenazas y situación internacional, se recomienda la imperiosa necesidad de utilizar para los traslados del Presidente y equipos de trabajo, en forma exclusiva vuelos con aeronaves propias o medios comerciales/ privados contratados para tal fin, con análisis y estudio previo de medios y personal a intervenir”.
Tras estas recomendaciones, que el Gobierno decidió acatar, ahora se deberá avanzar en concretar la instrumentación de la recomendación dado que el 18 y 19 de mayo el mandatario tiene previsto estar presente en un acto de Vox, el partido de Santiago Abascal, y un mes después viajará a Italia a participar de la Cumbre del G7 en Italia. También volverá España el 21 de junio para recibir el premio del Instituto Juan de Mariana, por ser considerado un referente del liberalismo.
Lo cierto es que el informe señaló al menos trece “vulnerabilidades detectadas” al haber viajado Milei en vuelos comerciales y no mediante aviones de la flota presidencial o servicios contratados especialmente. Entre ellas, se destaca la imposibilidad de dar seguridad armada para proteger al presidente cuando está en vuelo: “Las líneas comerciales no transportan custodias armadas, en caso de un ataque directo, imposibilita dar respuesta y repeler la agresión. En esta situación se debe considerar el personal de tripulación, por no contar con antecedentes de los mismos como así también la lista de pasajeros que deliberadamente o no, constituyen una posible amenaza contra la seguridad presidencial”.
También que se limita la capacidad para responder a acciones o atentados de pasajeros: “Personas con manifiesta intencionalidad de producir daño o realizar un acto delictivo contra la figura del Sr Presidente y acompañantes. Estos configuran una situación de alto riesgo, dado que un potencial atacante con un plan predeterminado de provocar un incidente o atentado contra el equipo presidencial, podría confundirse y aprovechar el no chequeo de antecedentes dentro del listado de pasajeros, tanto locales como del exterior”.
“Pasajeros con desequilibrio emocional y psicológico a bordo. La situación de hermeticidad del vuelo, y con la máquina en el aire con imposibilidades de descensos de urgencia y emergencia, y en el caso de existir dentro de los viajantes, una persona con patología agresiva, con pérdida de equilibrio emocional, constituye un peligro latente que podría afectar en forma directa la integridad física presidencial”, se indica en el informe.
Además, se está ante el peligro de tener “desconocimiento sobre el personal que compone la tripulación de la aeronave comercial. Se desconoce los antecedentes y aptitudes profesionales, como así también el perfil personal de los integrantes tanto de pilotos como auxiliares de vuelo. No se posee información previa, para el chequeo y verificación de la confiabilidad técnica y personal, en función del rol de cercanía y conocimiento de movimientos, del primer mandatario y su equipo”.
Incapacidad de responder a “ataques cibernéticos y del espectro electromagnético, mediante la utilización de sensores, nuevas tecnologías, redes de internet, Wi Fi de la empresa aérea, etc, que afecten los sistemas de controles de la aeronave (radares, comunicaciones, piloto automático, subsistemas de mandos, aterrizaje)”.
Falta de control “en el lugar de custodia, guarda y operación de aeronaves. No se puede controlar la previa, de las actividades técnicas, de seguridad y mantenimiento de la máquina donde viajará el presidente. El disponer de vuelos oficiales, con máquina propia, operan desde bases destinadas para tal fin, con un altísimo nivel de seguridad y de operación según las necesidades presidenciales. Dificultan la combinación de medios de transporte, entre la vinculación del descenso de pasajeros con los vehículos del equipo presidencial y custodia, y la recepción y/o despacho de equipajes”.
“Ausencia de chequeo con personal propio de equipajes y cargas que se trasladan en el avión comercial. Ausencia de manejo controlado, por la propia seguridad del presidente, de su equipaje y efectos personales, pudiendo ser sujeto de acciones no controladas sobre los mismos”, se resaltó en el informe.
Asimismo, se alertó sobre la “imposibilidad de modificación de plan de vuelo comercial según exigencias de nuevos elementos de juicio, que generen la pronta necesidad de modificar el curso de acción y agenda del primer mandatario, imposibilitando un eficaz proceso de toma de decisiones”. Y en esta línea: “Pérdida de la libertad de acción ante situaciones ajenas al equipo presidencial, por escalas, modificación de rutas establecidas, demoras, situaciones con el resto de los pasajeros, generan riesgos con ausencias de previsiones, en ubicaciones locales e internacionales, que pongan en riesgo la continuidad de la seguridad del presidente”.
Se destacó la “imposibilidad de retornar, por necesidades de estado de emergencia, situaciones peligrosas, o cambios en el contexto situacional de los países y áreas de influencia visitados. Dificultad o ausencia de sistemas de comunicaciones durante los vuelos, afectando la capacidad de informar, ordenar e instruir, según necesidades propias de los tiempos de la aceleración de las decisiones y la comunicación”.
Y por último, la “dificultad para estandarizar un protocolo y procedimiento, de ascenso, descenso y combinación de medios de transporte, ante la imposibilidad de operar en función del presidente y su equipo, debiendo seguir las normas de las empresas comerciales, no controlando ni el tiempo ni el espacio, lo que incrementa la exposición a posibles amenazas”.
Los fundamentos del informe
En el informe que elaboró la Dirección Nacional de Logística y Equipamiento Federal se plantearon todas las objeciones al empleo de vuelos en líneas aéreas comerciales, como así también se presentaron “sugerencias objetivas a ser contempladas, que tienen por finalidad optimizar la seguridad presidencial y facilitar la continuidad en su proceso de toma de decisiones, manteniendo libertad de acción en tiempo y espacio con medios aéreos propios”. Los expertos del Ministerios resaltaron “las lecciones aprehendidas del pasado y el complejo presente escenario de impacto local y mundial, con amenazas innovadoras en tecnología y diversidad”.
Entre los antecedentes que mencionaron, los funcionarios del Ministerio de Seguridad recordaron que durante el segundo semestre del 2023, se produjeron en variadas ocasiones, “amenazas de bombas anónimas sobre vuelos comerciales salientes del Aeropuerto de Aeroparque y de Ezeiza, como así también de vuelos provenientes de exterior de diferentes empresas comerciales”.
Y pusieron de ejemplo que a principios de noviembre pasado se recibieron denuncias anónimas sobre dos vuelos simultáneos (Aerolíneas 1245 y LATAM 8138) provenientes de Brasil, que obligaron a desplegar protocolo de desactivación de explosivos y desvío de uno de ellos a terminal Ezeiza. Se recibieron falsas denuncias y amenazas de presencia de explosivos en terminales de embarque de uso de líneas aéreas comerciales”.
Pero fundamentalmente, el informe resaltó que desde la asunción del presidente se recibieron “diferentes violentos mensajes y amenazas de atentar contra su vida y entorno, siendo el hecho más reciente la singular frase que circulara por algunos medios de comunicación social, que daban nota sobre la web para realizar el check in, ‘EZE- Desaparecido en combate’, para los pasajeros que tomarían el mismo vuelo en el que viajaría el primer mandatario”.
“Ante estas amenazas de muerte puntuales recibidas por el Presidente y las denuncias de bombas sobre empresas comerciales de aviación y terminales aeroportuarias que se tienen como antecedentes locales e internacionales, y la combinación de estas dos situaciones, potencian la vulnerabilidad, exposición y riesgos, que afrontan tanto el presidente como su equipo, en el uso de aviones y terminales comerciales”, se indicó.
Y, finalmente, se puso de relevancia “la falta de previsibilidad, control y aplicación de procedimientos establecidos de seguridad, tanto en vuelo como en el uso de aeropuertos de uso general; la incertidumbre y falta de información completa, necesarias para la planificación, organización y coordinación de traslados seguros, afectan seriamente la dirección y control total que se debiera tener a fin de lograr una adecuada ejecución de los mismos”. /Por Facundo Chaves – Infobae