En las últimas dos semanas el dólar libre esbozó una leve recuperación, luego de haber acusado amplias caídas nominales en febrero (-13,8%) y en menor cuantía en marzo (-1,9%). Después de tocar un piso intradiario en los $980 el viernes 5 de abril, la divisa llegó a negociarse a $1.040 el martes 16 (60 pesos o +6,1% entre puntas), para estabilizarse en los $1.015 del cierre semanal.
Este comportamiento -alcista por el recorte de tasas del BCRA, y luego atenuado ante la intensificación de las liquidaciones del agro- muestra la competencia entre fuerzas que le ponen límites a la volatilidad de los dólares alternativos. En los próximos meses éstos podrían subir más acoplados a una tasa de inflación doméstica que viene desacelerando, camino al dígito porcentual.
El dólar “blue” y las paridades bursátiles perdieron cerca del 20% desde sus máximos de fine de enero. El incipiente movimiento al alza de abril puede interpretarse como un cambio de tendencia que no necesariamente implica que el billete subirá por encima de la inflación, pero sí acompañar el ascenso del resto de los precios de la economía.
En retrospectiva, basta señalar que el dólar libre hoy se paga debajo de los $1.025 del cierre del 2023, frente a una inflación que sólo en el primer trimestre sobrepasó el 51 por ciento.
Por qué podría rebotar el dólar:
1) Mínimos desde el agosto de 2019. Medido en términos reales -es decir si se considera la inflación del período-, el dólar libre y los bursátiles tocaron su precio más bajo desde la previa a las PASO de agosto de 2019, cerca de cinco años atrás y cuando todavía no había “cepo”.
Es decir que el poder de compra del billete verde consumió todo lo ganado durante la vigencia de los controles cambiarios, condición que se complementa con una brecha cambiaria en mínimos desde octubre de ese año. Las cotizaciones recientes debajo de los 1.000 pesos podrían establecer una zona de piso.
2) Baja de tasas de interés. La recuperación de precios del dólar libre se dio a partir del 11 de abril, un cambio de tendencia que ocurrió inmediatamente después del anuncio de recorte de la tasa de política monetaria dispuesto por el Banco Central. La entidad comunicó una disminución de 10 puntos porcentuales, de 80% al 70% nominal anual.
Fue el tercer recorte a los rendimientos en moneda local desde el cambio de Gobierno, al nivel más bajo desde el 14 de septiembre del año anterior (69,5%) y vuelve a ubicarlos por debajo de la inflación. Con un sendero de desinflación el horizonte, es de esperar también un sendero de nuevas bajas de la tasa de interés y una reacción contraria para el precio de los dólares libres.
Como la baja de tasas se transmite a todos los rendimientos del sistema financiero -incluidos los plazos fijos-, un rendimiento negativo en términos reales desincentiva la inversión en pesos y despierta la aletargada demanda por el dólar. Con una tasa nominal anual para el ahorrista que quedó próxima al 60% anual, la tasa efectiva anual alcanza a 79%. En base a esto, el inversor deberá sopesar cuál es la inflación esperada para los próximos doce meses, así como cuál sería la tasa de devaluación en igual período.
Un plazo fijo tradicional rinde menos de 5% mensual; que este rendimiento sea positivo en los meses venideros estará supeditado a la velocidad del proceso bajista para la inflación
Así, un plazo fijo tradicional rinde menos de 5% mensual; que este rendimiento sea positivo en los meses venideros estará supeditado a la velocidad del proceso bajista para la inflación al que está comprometido el Gobierno.
3) Persiste alta la inflación.Tras el pico de diciembre (25,6%), el ritmo de aumento del índice general de precios viene cediendo mes a mes, aunque el 11% de marzo reflejó también la dificultad para romper el ciclo de los dos dígitos mensuales que se inició en agosto 2023 y sólo se quebró en octubre.
Los analistas privados prevén que en abril la inflación podría quedar debajo del 10%, pero aún en un nivel muy alto que incide en el movimiento de la cotización de los dólares alternativos.
4) Más pesos en la calle.El precio del dólar libre y también del bursátil MEP sienten el efecto del circulante en efectivo o en cuentas a la vista. En los últimos 30 días el principal componente de la Base Monetaria creció a un ritmo de 8,5% (de $7,8 a $8,5 billones).
5) Próxima unificación cambiaria. Eliminar el control de cambios y regresar a una economía con dólar unificado es uno de los objetivos planteados por el Gobierno, que se viene postergando por el tiempo que demanda la recuperación de reservas en el Banco Central. Los analistas de la Consultora 1816 indicaron que “el Gobierno podría querer sorprender con los tiempos, para adelantarse al mercado -considerando el perfil del ministro Caputo-. Aún creyendo -sin convicción total- que habrá gradualismo en la salida del cepo, vemos que no hay mucho espacio para que caiga el ‘contado con liquidación’ en términos nominales, dada la brecha actual versus el dólar oficial más impuesto PAÍS. Los importadores tienen incentivos a ‘bajarse del MULC’ y pagar todo vía ‘contado con liqui’, lo que debería ponerle piso a los dólares paralelos”.
“Si la liberación del dólar oficial es en el segundo semestre, parece probable que en algún momento aceleren el crawling. De lo contrario, luego sería necesario un salto muy grande para unificar”, añadieron desde 1816.
¿Punto de inflexión?
El analista Salvador Di Stefano estimó que “será difícil mantener durante todo el 2024 un dólar mixto o blend que liquide las exportaciones en 80% al precio del dólar mayorista que fija el Banco Central y 20% el contado con liquidación que surge del mercado privado. Según lo firmado con el FMI este dólar blend debería dejar de existir en el segundo semestre, por ende, el Gobierno debería tomar una decisión respecto al tipo de cambio, darles a los exportadores un tipo de cambio menor al actual, o bien ajustar el tipo de cambio para no generar una pérdida de competitividad. En este contexto sería ideal suprimir el impuesto país, para no generar distorsiones entre un dólar exportación e importación”.
“La inflación de este año podría ser menor si el ajuste fiscal pasa a ser más severo. La única duda son los ajustes cambiarios que el Gobierno deberá convalidar cuando se unifique el tipo de cambio y cuál será su impacto sobre la inflación. A priori, habrá una suba adicional en los precios minoristas”, aportó Walter Morales, presidente y estratega de Wise Capital.
“El recorte de la tasa de referencia genera un desplazamiento a la baja de todos los instrumentos de ahorro en pesos como pueden ser las colocaciones de pesos a plazo fijo. No obstante, dado que esto es para posibles renovaciones es importante darle tranquilidad a aquellas personas que ya tenían conformada una posición de este estilo ya que por la naturaleza del producto -tasa fija-, el retorno que han establecido previamente no se ve afectado”, observó Brian Torchia, gerente de Finanzas Corporativas de PGK Consultores.
“Respecto a las perspectivas de esta estrategia monetaria, teniendo en cuenta que tiene como propósito principal licuar los pasivos del BCRA, para luego avanzar en una liberación cambiaria o dolarización -en el escenario extremo-, todo hace indicar que hasta tanto no se cumpla este propósito el entorno de tasas en pesos tendrá una situación similar a la que se observa actualmente. El presente enfoque estratégico se combina o compensa con un entorno de recesión y consumo de ahorros, haciendo que la plaza de pesos se ‘vacíe’ y se generen estos niveles de equilibrio de tasas reales muy disminuidas”, añadió Torchia.