De cara al paro general contra el Gobierno anunciado para este próximo jueves, el dirigente Pablo Moyano anticipó que “será contundente”. “Se plantea que no haya ningún trabajador en actividad [ese día]”, dijo el líder de Camioneros. El sindicalista aseguró también que si la Unión Tranviarios Automotor (UTA) decide no sumarse a la medida, “pararán los choferes”.
“Conozco miles de colectiveros que van a parar”, sumó. “No es casual que las movilizaciones son cada vez más masivas y el jueves se va a ver un paro nacional muy contundente”, enfatizó Moyano en diálogo con LN+, y desestimó que en la discusión por la Ley Bases hubiera habido negociación de la Confederación General del Trabajo (CGT) con el gobierno de Javier Milei. “Justamente, uno de los puntos del paro es rechazar la reforma laboral. Acá no se trata de Moyano o Daer, sino de destruir el modelo sindical argentino”, arremetió.
“Hoy estamos llevando adelante asambleas convocadas por la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) en Aeroparque, en los puertos, entre los compañeros taxistas, los camioneros… Es en rechazo al intento de llevar adelante la reforma laboral”, prosiguió Moyano.
El sindicalista culpó al Gobierno de “ajustar contra los trabajadores”, con medidas como la reimplementación del impuesto a las ganancias. Dijo que las protestas son también en rechazo a la privatización de Aerolíneas Argentinas y de AySA. “Hay un montón de cosas que están en esta ley ómnibus y que son rechazadas por parte de la CGT”, dijo.
El paro general fue convocado por la Confederación General del Trabajo y contará con la presencia de distintos gremios que se suman al reclamo principal contra la Ley Bases, que obtuvo media sanción en Diputados la semana pasada, y frente a lo que consideran “un ajuste brutal” implementado por el Gobierno.
Se trata de la segunda medida de fuerza de la central obrera en lo que va de la gestión de Javier Milei, ya que la primera había sido el 24 de enero, y se concretó con un paro de 12 horas con movilización, cuando transcurrían tan solo 45 días de la llegada del Presidente a la Casa Rosada.