Por el momento las autoridades no han tomado una determinación acerca de cuál será el lugar de alojamiento final del ex gobernador, y por eso permanece en el hospital, donde se está haciendo un seguimiento de su salud atentos a que su defensor Augusto Garrido advirtió: “Hoy mi cliente tiene 69 años y problemas de salud. Al momento de su detención estaba atravesando un pozo post operatorio de una cirugía neurológica asociada con su columna vertebral, y sufre varias afecciones a su salud, pendientes de constatación, pero evidenciadas en la cantidad de medicamentos prescriptos. Inclusive en la historia clínica que se transcribirá más abajo, acotada a la cirugía que se le realizó, surge que sufre de `hipertiroidismo` e `hipertensión` y me informan sus familiares que tiene antecedentes coronarios”.
Por todo esto el juez Juan María Ramos Padilla ordenó que constataran todos estos parámetros y que se le brindara la atención correspondiente. Pero ahora los familiares del ex senador sufrieron otro revés: no podrán visitarlo con la regularidad que ellos quisieran.
El régimen de visitas de los detenidos es facultad de cada unidad penitenciaria, pero está regido por el decreto 1136/97. Por lo general los familiares tienen la oportunidad de realizar las visitas una vez por semana. Pero hay un régimen especial para quien está detenido lejos de su casa.
En la página del Servicio Penitenciario Federal se advierte: “Si vivís a más de 100 kilómetros del establecimiento que aloja a la persona privada de libertad podés solicitar un régimen de visitas extraordinaria por distancia. Para solicitarla deberás acreditar tu residencia en un domicilio real mediante la presentación del ejemplar vigente del documento de identidad. Las visitas por distancia se realizan durante 5 días consecutivos, con una duración de 3 horas. Finalizado el último día de visita, deberá aguardar 30 días para volver a concurrir”.
Y esta es la situación que vivieron los Alperovich. Es que el miércoles posterior a la condena los hijos Gabriel, Mariana, Sara y Daniel concurrieron al penal a ver a su padre. Y así lo hicieron los días subsiguientes hasta el domingo. Cuando el lunes quisieron verlo les dijeron que ya habían agotado sus días de visita. Y que podrían reanudarlas un mes después.
Ante esto el defensor Augusto Garrido se presentó ante el Tribunal Oral en lo Criminal que dirige Ramos Padilla y pidió que por “razones humanitarias” se permitiera ampliar el régimen de visitas. Pero el juez, tal como ya hizo con los pedidos de excarcelación o morigeración de la prisión preventiva, le dijo que no.
“Más allá de los principios humanitarios expresados por la defensa, que comparto y hago míos, no puedo contrariar la ley, máxime teniendo en cuenta que de esto puede derivarse un perjuicio para el resto de la población carcelaria o para sus autoridades, afectando así las normas de convivencia que pueden despertar reclamos similares a partir de cualquier tipo de excepción. En definitiva, si ignoramos la reglamentación que rige la materia, se genera el peligro de afectar el mejor funcionamiento y la organización interna de la unidad penitenciaria”, dijo Ramos Padilla.
Y agregó: “En cuanto a los cuidados médicos, psiquiátricos y psicológicos, deberá tener en cuenta el peticionante que desde el mismo momento en que se ordenó la detención del imputado y aun antes de que se reclamara, se ordenaron todas las medidas que hacen a su bienestar físico, psiquiátrico y psicológico. En estos últimos aspectos, fueron muy claros los informes emitidos por el Servicio Penitenciario Federal”.
“Sin embargo -agregó-, no deben olvidarse las previsiones que se establecen en el art. 93 del Reglamento, que estipula las visitas de los profesionales de la salud a sus expensas, bajo las condiciones que dicha norma indica, e inclusive habilita la visita de asistencia espiritual, de representantes diplomáticos, organismos internacionales, visitas de estudio, etc., quedando así asegurado su bienestar físico, psicológico y psiquiátrico, ya sea por la vía que ofrece el Estado, o por la vía privada si así lo reclamara. No se me escapa que el interno José Jorge Alperovich ha manifestado que se encuentra con tratamiento psiquiátrico desde hace seis meses aproximadamente, por lo que se ha dispuesto su continuación, teniendo en cuenta los antecedentes del paciente y el esquema de medicación”.
Así, en principio, los hijos de Alperovich no podrán volver a verlo hasta fines de julio. Mientras tanto, esperan que la Cámara Nacional de Casación declare admisible el planteo que realizó Garrido solicitando la excarcelación, para que finalmente pueda ser analizado por alguna de las salas. Es la principal apuesta de la defensa para que el condenado pueda al menos cumplir la prisión preventiva en su domicilio. Luego esperarán a conocer los fundamentos de la sentencia, el 16 de agosto, para poder apelar el fallo primero ante la Cámara y de ser necesario ante la Corte. Ninguno de los dos planteos son de rápida resolución. /La Gaceta