El tribunal de impugnación, que conduce el juez Facundo Maggio, definirá el 9 de septiembre si avanza o no en la acusación contra Daniel Lucci, un poderoso empresario tucumano, denunciado por su exesposa por violencia de género.
La denuncia por parte de Eliana Almirón fue realizada el 25 de julio del año pasado en las oficinas de violencia doméstica del Poder Judicial de Tucumán. El conocido “empresario del limón”, reconocido por su empresa citrícola, fue acusado por delitos contra la integridad sexual y violencia doméstica.
Daniel Lucci es uno de los herederos del imperio agroindustrial creado por su padre Vicente Lucci. Además de Citrusvil, que es la empresa estandarte del grupo, los Lucci tiene otras importantes compañías, como Viluco, Engordar, El Pucará y Nueces de Catamarca. Se dedican a la citricultura y sus derivados, la producción de nogal, ganadería, cultivos de caña de azúcar, cereales, legumbres y forrajes, entre otros productos agrícolas. También han incursionado en los biocombustibles, la construcción, el desarrollo de countries y los negocios inmobiliarios.
“Cuando comencé mi relación afectiva con Daniel Lucci en el año 2016 y me enamoré de hombre tan caballero y afectuoso, jamás me imaginé que podría esconderse bajo esas formas un monstruo que luego ejercería contra mí diversas formas de violencia emocional, psicológica y física. Mucho menos la violencia sexual”, denunció la mujer a través de un comunicado.
La causa avanza con las pruebas que presentó la víctima que estuvo casada durante tres años con el acusado. Días después de la denuncia, la jueza de familia, Valeria Brand, ordenó una medida cautelar de protección de persona en contra de Lucci. Le prohibió acercarse a menos de 500 metros de la mujer y de su lugar de trabajo en el country San Pablo.
Sin embargo, la víctima sostuvo que esta medida no se cumplió en reiteradas oportunidades. La primera de ellas habría sido fue cuando una escribana y el contador del acusado intentaron ingresar al domicilio de Almirón para notificarla de su despido por instrucciones del empresario. La segunda fue en septiembre, cuando el sospechoso se comunicó con la empresa de cámaras de seguridad de la casa de la denunciante para desvincularla del manejo de los videos. “Así él puede entrar y salir sin que las cámaras lo filmen”, denunció la víctima. La tercera es del mismo mes en un evento donde Lucci llegó aun sabiendo que ella iba a estar presente.
En abril, el juez Sebastián Mardiza formuló los cargos e imputó al acusado por amenazas y dos situaciones de desobediencia judicial. Además, le impusieron la prohibición de portar armas de fuego, la obligación de promesa de someterse al procedimiento, la obligación de fijar domicilio, prohibición de obstaculizar el descubrimiento de la verdad y la obligación de permanecer a disposición del tribunal.
“Lucci atrapó a Eliana en una red de dependencia económica: la hizo renunciar a su trabajo, vender su departamento y abandonar su auto para depender exclusivamente de él, para luego quitarle todo de golpe, dejándola sin trabajo y sin un medio de movilidad. Sumado a ello, e incumpliendo una medida cautelar vigente, Lucci cortó el pago de todos los servicios del domicilio donde Eliana vive. Se presentó en el juzgado que había dictado la cautelar para pedir su levantamiento, al mismo tiempo que dejó de hacerse cargo de sus obligaciones, haciendo valer sus influencias y su poderío económico, pero grande fue su sorpresa cuando el juzgado no levantó la cautelar”, denuncia el representante de la víctima.
En el pasado Día de la Mujer, Almirón escribió una carta y aseguró que padeció una “tormentosa relación” en la cual fue víctima de “todas las formas en las que una mujer puede sufrir violencia de género”.
“Digo esto con un profundo dolor, porque llegar a asumirse y reconocerse como víctima de violencia de género, no es solo un largo proceso, complejo, doloroso y angustiante; sino que también es un lugar muy incómodo de ocupar: en parte, quizás, porque nunca pensamos que nos podía tocar, pero también porque cuesta pararse desde ahí ante la sociedad. Y sobre todo porque en ese proceso, por más fortaleza propia, o por más apoyo y contención que tengamos, debemos coparticipar ese dolor con nuestras familias y afectos más próximos”, manifestó.
En el mismo sentido, Eliana contó que ella fue advertida por un antecedente de violencia de género que Lucci tenía contra su exesposa. “Debo reconocer también que desestimé esa advertencia, no solo porque la justicia no lo declaró culpable anteriormente, sino porque cometí un error que muchas de las mujeres criadas en una sociedad hiper machista cometemos: dudar del testimonio de otra mujer que denuncia a su victimario”, expresó.
Asimismo, habló que pese a las dificultades que tuvo internamente para hacer la denuncia, también temía porque se trata de un “poderoso empresario que cree que con su dinero puede comprar todo, hasta la justicia”. “Gracias a Dios, al transitar este traumático proceso judicial, pese a haberme encontrado por momentos con una justicia temerosa, he tenido la suerte de encontrar mujeres comprometidas y valientes que accionaron a tiempo para dictar medidas de protección y resguardo, las que creo que fueron fundamentales para preservarme y seguir viva, pese a las reiteradas amenazas de muerte de Daniel Lucci hacia mi persona”, sostuvo.
“Lamentablemente en este camino he visto cómo otras mujeres, con denuncias similares a las mías, han sido víctima de femicidios pese a haber conseguido, previamente, idénticas medidas de restricción de acercamiento, como las que conseguí para mantener alejado a mi agresor. Como si una tobillera pudiera frenar la determinación del potencial femicida que nos juró la muerte, y que cuando puede, de la manera que sea se las ingenia para recordarnos que todavía está decidido a cumplir su promesa”, advirtió y le pidió celeridad a la justicia y mencionó el femicidio de María Emilia Cardozo: “Sé que, como yo, hay miles de mujeres que vivimos con el pánico a terminar siendo como ellas: asesinadas por monstruos como su femicida que prefirió suicidarse antes que enfrentar luego a la justicia”.