La reciente reapertura de la capilla de Nuestra Señora de la Candelaria en Villa Chicligasta ha marcado un hito significativo para la comunidad local. Este evento se llevó a cabo el viernes pasado y fue motivo de celebración para los fieles, quienes habían estado privados del uso del templo durante cinco años debido a preocupaciones por su seguridad estructural.
La capilla, un monumento histórico nacional desde 1941, había permanecido cerrada tras la aparición de una grieta considerable en la torre del campanario, lo que generó inquietud sobre la estabilidad del edificio y el riesgo que representaba para los asistentes.
La historia de la capilla se remonta a 400 años, y su deterioro había llevado a las autoridades eclesiásticas a tomar medidas drásticas para proteger la integridad de los feligreses. Durante estos años, las misas se celebraron al aire libre, lo que llevó a una sensación de pérdida dentro de la comunidad.
La reapertura coincidió con el día de la Virgen de Santa Lucía, un momento significativo en el calendario religioso de los pobladores. Cristian Romano, uno de los trabajadores involucrados en la restauración, expresó el alivio y la satisfacción de la comunidad, que temía que la capilla pudiera convertirse en un vestigio de lo que alguna vez fue un lugar de encuentro espiritual.
La restauración de la capilla fue posible gracias a un convenio firmado entre el comisionado comunal, José Emilio González, y varias autoridades provinciales, incluyendo al ministro del Interior Darío Monteros y al presidente del Ente Tucumán Turismo, Domingo Amaya. Este acuerdo permitió la combinación de recursos técnicos y de materiales por parte del gobierno provincial, mientras que la comuna se encargó de la mano de obra.
Desde el inicio de su gestión, González había priorizado la atención de la capilla, comenzando por las reparaciones de emergencia en el campanario, que estaba entre los elementos más deteriorados.
El proceso de restauración se estructuró en tres etapas. La primera abarcó la nave principal, la segunda se centró en el campanario y la tercera se enfoca en la galería del lado derecho del templo.
Romano detalló que se llevaron a cabo trabajos significativos en el interior de la capilla, incluyendo la renovación del revoque de las paredes de adobe, que poseen un grosor impresionante de 60 centímetros. Además, se reforzaron tirantes y se renovó la pintura interior, todo con la intención de devolver al edificio su esplendor original.
El día de la reapertura, el ambiente era de celebración. Las festividades en honor a la Virgen de Santa Lucía comenzaron temprano, con una serie de misas y una tradicional procesión. Aunque el campanario aún está en proceso de ser completamente restaurado, el interior de la capilla se presentaba renovado, lo que generó una atmósfera de alegría entre los asistentes.
Durante el evento, González agradeció a la provincia por su apoyo en la restauración, enfatizando la importancia de la colaboración provincial para la ejecución de estas obras.
Verónica Díaz, una vecina del lugar, compartió su satisfacción al ver la capilla transformada. A pesar de los refuerzos de madera visibles que sostienen el campanario agrietado, el interior del templo volvió a brillar, reflejando la calidez y la devoción de los cientos de fieles que se congregaron para venerar a la Virgen. A través de este proceso, la comunidad de Villa Chicligasta ha reafirmado su compromiso con la preservación de su patrimonio histórico y espiritual.