Es preferible no mencionar o pasar por alto ciertos datos para causar una impresión favorable entre los reclutadores.
El currículum es la carta de presentación a la hora de buscar trabajo. De la impresión que cause este primer contacto entre empleador y aspirante depende el resultado de la búsqueda. Por ello es fundamental que la hoja de vida diga exactamente lo que debe: que nada falte pero, también, que nada sobre.
Los excesos suelen jugar una mala pasada porque, en el afán de querer que el CV sea “atractivo”, se agregan datos innecesarios que pueden terminar perjudicando las chances de conseguir empleo. Entre los expertos en Recursos Humanos existe el consenso de que el CV cambió y de que ya no vale la consigna “cuanto más, mejor”. Los empleadores buscan (y quieren) currículums cortos, de una hoja de extensión como máximo. A continuación se resumen los datos que conviene evitar.
Qué detalles reformular o sacar de tu CV
-Palabras redundantes o clichés: los términos iguales o sinónimos se consideran “más de lo mismo”, y no aportan nada. Estas redundancias generan la idea de falta de seriedad o de incapacidad expresiva. Siempre son preferibles la franqueza, y hacer una descripción creíble y enriquecedora antes que repetir.
-Dirección completa: con el trabajo remoto, ya no es necesario incluir el domicilio real, a menos no en un primer momento. Basta con indicar a grandes rasgos el lugar de residencia. Por ejemplo, “San Miguel de Tucumán, Argentina”.
-Diseño exagerado: los empleadores quieren información sobre la educación y las habilidades del solicitante. La forma de presentación debe facilitar el acceso rápido a estos datos. Aunque la creatividad es bienvenida, un diseño sobrio y sensato basta para causar una buena impresión.
-Demasiada información personal: Todo currículum requiere de información personal, pero solo lo básico, no es necesario incluir datos demás que no aporten nada nuevo ni relevante.
-Experiencias laborales antiguas: a menos de que hayan sido muy relevantes en tu trayectoria, se recomienda descartar las experiencias de más de una década. Los cambios y avances tecnológicos vuelven esta información irrelevante porque no sirve para dar cuenta de la experiencia en el “nuevo mundo”.