Llegó el 13 de abril, el vencimiento “extendido” de la tarjeta de crédito dispuesto por el Gobierno en vista de las penurias que hoy impone a tantos la cuarentena. Y con el vencimiento llegó también la novedad de este plan de refinanciación de saldos impagos para ayudar a los que ya están con el agua al cuello. Un esquema que permite diferir en varias cuotas la deuda acumulada.
Para muchos, claramente, será un salvataje más que esperado hasta que puedan recomponerse en materia de ingresos (aún cuando las tasas sigan siendo demasiado altas). Para otros, no tan apremiados pero preocupados, fue una opción a ponderar, siempre y cuando no hayan estado distraídos. Es que la refinanciación aplica desde hoy de forma automática. Esto es, por defecto: saldo impago, saldo que se cuotifica.
Esta “cuotificación” implica un año de plazo con 3 meses de gracia (durante los que no se paga), 9 cuotas mensuales, iguales y consecutivas, y una tasa nominal anual de 43% (lo que lleva el costo financiero total o CFT a alrededor del 70%).
El sistema no es, obviamente, compulsivo. Quien no quería refinanciar no tenía por qué hacerlo. Pero debía encargarse de abonar la totalidad del saldo pendiente para que no se “dispare” esta cuotificación automática.
Otra alternativa era elegir el monto que se iba a abonar y por ende, el saldo impago que se iba a “patear para adelante”. Ese importe podía coincidir con el pago mínimo o no. Y así optar por una refinanciación automática pero parcial de una deuda que ya aparecerá cuotificada en el siguiente resumen.
Ahora, entrar en la refinanciación no impide que eventualmente uno pueda dar de baja la deuda si su circunstancia financiera cambia y los flujos vuelven. Existe la posibilidad de precancelar las cuotas de forma total o parcial (pagar todas o varias cuotas juntas) sin costo excepto el interés compensatorio devengado hasta la precancelación.
En el Central lo explican así: “Esto está pensado con esta lógica. Si tenés un salario y lo estás cobrando, pagá la tarjeta como lo venís haciendo. Si vos tuviste una caída en tus ingresos, entrá a la refinanciación automática y pagá las nueve cuotas”.
“Si precancelás todo junto el último día de gracia, pagás esos intereses acumulados en los tres meses. Es para evitar que un vivo que puede pagar hoy espere tres meses”, enfatizan.
Esto es porque uno está sacando un crédito a 12 meses, con tres meses de gracia (lo que implica que empieza a pagarlo a partir de la cuarta cuota) pero los intereses corren desde el día cero.
El analista Christian Buteler resalta además algunas implicancias de la financiación a tener en cuenta. “Esto afecta al límite de compra de tu tarjeta. Si usás mucho tu tarjeta, y financiás una parte alta, probablemente te quedes sin límite antes de empezar a pagar las cuotas. Y otro punto es que el 100% de cuota va a formar parte del pago mínimo, con lo cual va a aumentar, si bien te va a empezar a afectar a partir del cuarto mes, que es cuando empezás a pagar”.
¿Qué pasa con los que están adheridos a débito automático? Los débitos automáticos se realizaron normalmente anoche tanto si se trataba del pago mínimo o del pago total del resumen.
Pero el cliente tenía la posibilidad de solicitar ayer lo que se denomina “stop debit” para que ese descuento automático no se realice. Una operación simple por homebanking que detiene el débito que se efectúa todos los meses. De esa manera, se podía garantizar la aplicación automática de la refinanciación.
En el caso de no tener dinero suficiente en la cuenta, el débito se realiza por el saldo disponible a la fecha de vencimiento.