El 2 de junio es una fecha de gran significado en Argentina, donde se celebra el Día Nacional del Bombero Voluntario y a lo largo de 140 años, los bomberos voluntarios crearon una historia de compromiso, entrega y vocación al servicio de la comunidad. Este homenaje trasciende la simple conmemoración, reconociendo la labor diaria de miles de personas que, sin esperar retribución, dedican su tiempo y esfuerzo a proteger vidas y bienes en todo el país.
Desde su origen en el barrio de La Boca hasta su presencia actual en cientos de localidades argentinas, estos hombres y mujeres han forjado un legado que continúa presente y en constante crecimiento.

El origen del movimiento de bomberos voluntarios en Argentina se remonta al histórico episodio ocurrido el 2 de junio de 1884 en el barrio de La Boca. Motivados por la necesidad y el instinto comunitario, vecinos encabezados por Tomás Liberti y su hijo se organizaron para combatir las llamas de un incendio que amenazaba sus hogares.
Además de su dimensión operativa, el voluntariado de bomberos tiene un fuerte impacto en la cultura cívica local. Estas personas constituyen ejemplos vivos de solidaridad y compromiso hacia el prójimo, encarnando valores como la abnegación, el sacrificio y el desinterés.
El aporte de los bomberos voluntarios a la comunidad
La presencia de los bomberos voluntarios argentinos se extiende actualmente a más de 900 cuerpos distribuidos en todo el territorio nacional, conformando un sistema esencial para la protección y asistencia de la población.
Hoy, el Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios reúne a más de 58 mil integrantes, entre los que se cuentan cerca de 7 mil mujeres, quienes colaboran desinteresadamente y logran cubrir el 80% de las necesidades en materia de respuesta ante emergencias. Su labor abarca desde el combate de incendios hasta la atención de accidentes, rescates y catástrofes diversas.