Cada 20 minutos un tucumano se contagia de dengue. La epidemia está en su pico y sumó en la última semana de 60 a 65 casos por día. Ya hay en total 932 enfermos. Esto es sin contar que muchos pacientes ni siquiera son notificados. Las estadísticas establecieron que entre el 13 y el 21 de abril se anotaron 406 nuevos casos de dengue, un notable crecimiento respecto de la semana anterior, cuando se habían detectado 104 en siete días.
No sólo este brote es llamativo por la cantidad de casos, sino también por la gravedad que presentan muchos pacientes. Ya hubo más de 100 personas internadas y tres muertes oficiales por la patología. Los médicos se preguntan si esto tiene o no que ver con la posibilidad de que muchas de esas personas se hayan infectado por segunda vez con el virus. Tucumán ya sufrió dos epidemias, en 2009 y en 2016. En esas oportunidades, circuló el serotipo del virus DEN1 y en la actualidad están circulando dos tipos: el DEN 1 y el DEN 4.
¿Cómo responde nuestro organismo cuando se infecta dos veces con dos serotipos del dengue? Se han realizado varias investigaciones en el mundo para trata de dilucidar los misteriosos mecanismos que determinan las manifestaciones de la enfermedad, con el objetivo de llegar a una vacuna que realmente sea eficaz.
Las investigaciones publicadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sugieren que cuando el cuerpo se ve reinfectado por un subtipo de virus diferente del que produjo la infección inicial el organismo reacciona con intensa actividad inmunitaria contra el virus “equivocado”. Esto produce una fuerte reacción inflamatoria con dolores, malestar general y fiebre, pero carece de eficacia contra el nuevo serotipo infectante.
El infectólogo Claudio Strasorier cuenta que esto se está viendo en aquellos lugares de la Argentina que hace 10 u 11 años padecieron los primeros brotes importantes de la enfermedad. En cada paciente que se infecta queda una marca para toda la vida. Después de un primer episodio, la patología produce lo que el experto llama “cascada inflamatoria”. Ello se traduce en un cuadro más prolongado y complicado.
Cuanto mayor es el tiempo que transcurre entre el primer contagio y el segundo (con un serotipo distinto) esa respuesta exagerada del cuerpo puede ser más grave, apunta la bioquímica experta en virología Susana López de Caillou.
Para conocer más en profundidad cómo se comporta el virus en nuestro organismo vale la opinión de Gregory Poland, experto en enfermedades infecciosas y jefe de investigación de vacunas de Mayo Clinic, de Rochester, Minnesota, EEUU. Según el profesional, lo que ocurre en una segunda enfermedad es que algunas defensas del cuerpo nos juegan en contra y ayudan al dengue a infectar más células.
“Una vez que la persona se enfermó con dengue, la siguiente infección con otro serotipo puede dar lugar a una patología. La razón de esto es algo llamado enfermedad potenciada por anticuerpos. Esto también sucede con la vacuna contra el dengue. Si ha tenido dengue y ahora recibe la vacuna, está bien. Cuando ocurre el problema es si le das la vacuna a alguien y se infecta con un mosquito: el cuerpo piensa que la vacuna es la primera infección y reacciona de una manera que conduce a una enfermedad peor”, reveló.
– ¿Por qué es más grave el dengue después de un primer episodio?
– Esto es lo que pasa: el dengue tiene diferentes serotipos (cuatro en total). Si te infectaste con el serotipo 1, te recuperás de eso. Ahora te infectás con el serotipo 2, pero tu cuerpo piensa que es el serotipo 1. Por lo tanto, produce anticuerpos contra el serotipo 1, que no protegen contra el serotipo 2. Entonces, a través de una variedad de mecanismos, ese anticuerpo puede unirse al virus del serotipo tipo 2 y facilitar la entrada en sus propias células, causando una enfermedad peor.
– ¿Cómo se instrumenta el tratamiento para los casos más complicados?
– Tratás la fiebre, la deshidratación y les das el tipo de soporte vital que necesitan. Los pacientes pueden desarrollar insuficiencia renal, por lo que se debe apoyarlos a través de eso. Muy a menudo se trata de la rehidratación y del control de las funciones renal y hepática. No hay tratamiento antiviral para la enfermedad.
– ¿Será la vacuna en algún momento la mejor forma de prevención?
– Creo que sí, podemos mejorar la vacuna. Pero el verdadero problema es el control de mosquitos. Ese es el objetivo principal. Después de eso, es el desarrollo de vacunas. Y luego, el desarrollo de antivirales. Tenemos una vacuna y es buena en ciertos escenarios. Pero, ¿es la vacuna correcta en los países de ingresos bajos y medios que están experimentando el dengue? Necesitan una mejor solución. La vacuna es costosa y requiere más de una dosis, y en realidad sólo es efectiva en alguien que ha tenido al menos una infección previa.
– ¿Por qué es tan difícil encontrar una vacuna contra esta enfermedad?
– En parte porque se trata de una enfermedad con cuatro serotipos. Tendrán que desarrollar una vacuna que incluya los cuatro serotipos, e induzcan una inmunidad igualmente fuerte. Además, tendremos que comprender mejor por qué ocurre esta patología potenciada por anticuerpos y cómo hacemos ingeniería inversa de la vacuna para que prevenga eso.
